El papel de la neuroarquitectura para transformar los espacios en un refugio de bienestar
Los espacios naturales proporcionan experiencias multisensoriales en las que todos los sentidos intervienen de manera equilibrada, y eso nos encanta. Así pues, para conseguir una casa multisensorial podemos estar atentos a lo que ocurre en la naturaleza y trasladar esto a nuestro espacio interior. “Como por ejemplo hacía Gaudí, para mí un gran diseñador multisensorial”, comenta la diseñadora de interiores María Lledó Cisneros (paloma-studio.my.canva.site). Con ella trataremos acerca de cómo la neuroarquitectura diseña las viviendas teniendo en cuenta todos nuestros sentidos.
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Más allá de la estética
¿Por qué el diseño interior de una vivienda no debe atender solo al sentido de la vista? En la actualidad vivimos en una sociedad muy visual, consumimos y vivimos en una sobrecarga de estímulos visuales que nos llegan a gran velocidad. Pero lo cierto es que el ser humano posee numerosas habilidades sensoriales aparte de la visual.
“Todos conocemos los cinco sentidos aristotélicos (olfato, vista, oído, tacto y gusto) que son los sentidos que se les llama de exterocepción, pero luego están los sentidos de la interocepción que es la información que le llega al cerebro de lo que sucede. dentro de nuestro cuerpo, en nuestras vísceras y órganos (corazón, intestino, estómago y respiración). Por otro lado, también está el sentido de lapropiocepción que da información a nuestro cerebro sobre nuestra postura, posición en el espacio, gestos, sensaciones…”, señala María Lledó.
Hay quienes afirman que tenemos muchos más sentidos: Steve Draper nos habla de 33 sentidos y él mismo afirma que cuanto más estudiamos nuestros órganos sensoriales, más sentidos parecemos tener.
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La clave está en la personalización
La neuroarquitectura trata de entender, a través de la neurociencia, cómo los espacios arquitectónicos influyen en el ser humano. La experta considera que para crear una vivienda que sea saludable, que nos produzca emociones agradables, donde nos sintamos bien, o, dicho de otra manera, que tenga en cuenta cómo son las personas que la habitan, hay que contemplar muchísimos factores. Es mucho más complejo de lo que puede parecer, por ello la investigación, como en todos los ámbitos, tiene un papel muy importante. “No existe una receta mágica, pero puedo decir algunas características espaciales que nos van a facilitar”, destaca María Lledó.
Para comenzar, siempre es importante intentar conocer el funcionamiento de las personas, para poder identificar cómo nos afectan la cantidad de estímulos que nuestro cuerpo recibe a cada instante en los espacios arquitectónicos. Estos estímulos generan una serie de impulsos eléctricos que viajan hasta nuestro cerebro, donde toda esa información se transforma en sensaciones. Esas sensaciones se pueden dividir simplemente en sensaciones conscientes o inconscientes.
En un proyecto, antes que nada, se tiene que prestar atención a no crear hogares con un umbral sensorial demasiado sobrecargado, es el peligro de la sobrecarga sensorial o, por el contrario, el riesgo de un espacio pobre de estímulos y vacío de afectos.
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Belleza estética
El sentido de la vista es un proceso en el que la retina recibe la información visual y la envía al cerebro a través del nervio óptico. Diferentes áreas de la corteza cerebral se encargan de procesar distintos tipos de información visual, como la percepción espacial, la orientación, el movimiento, el contraste, el color, la forma o la luminosidad.
En este aspecto María Lledó quiere hablar de la importancia de la luz natural. Hay muchos estudios que explican la influencia de la luz natural en nuestros ritmos circadianos, es decir, en nuestro 'reloj biológico' y también en nuestro estado de ánimo.
“Cuando hablamos de luz artificial, es beneficiosa la iluminación biodinámica, que es la que intenta producir un estímulo similar a la luz del sol. Mientras no dispongamos de estos avances, podemos jugar con la temperatura de la luz, así como con su intensidad. Tenemos que evitar el exceso de iluminación artificial, bastante corriente en los hogares y que nos dificulta especialmente la conciliación del sueño”, aconseja la especialista.
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Las proporciones y formas que aconseja la neuroarquitectura
Podemos intentar evitar en nuestro espacio las excesivas puntas salientes. Son preferibles las formas suaves o curvas ya que nos dan una percepción de seguridad. Además, ¡en la actualidad es una tendencia decorativa en auge!
María Lledó comenta que las proporciones espaciales también nos afectan y en el diseño de interiores tenemos que pensar en el diseño a escala. En diversos estudios se analizan las diferencias entre las alturas: los techos altos favorecen el pensamiento creativo, abstracto, nos dan una sensación de libertad, permiten una mejor circulación del aire, aunque son más difíciles de controlar térmicamente; mientras que los techos más bajos favorecen la concentración y enfoque, ofrecen una mayor sensación de intimidad, protección y tienen una mayor eficiencia térmica… Por lo que siempre va a ser importante saber el propósito o necesidades que se tienen en cada estancia. En la propuesta, el salón cuenta con una fantástica doble altura, sofás mullidos de Brabbu (los modelos 'Bohol' y 'Orleans') y una alfombra de Rug'Society ('West') que aporta textura al suelo.
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Paletas cromáticas acertadas
Seguimos con otro aspecto vital para el sentido de la vista, aparte de los ya vistos: el de las cromáticas. Conozcamos la importancia del color y cómo éste influye en nuestra salud. Cada color nos afecta y nos genera emociones.
“El color nunca se encuentra de manera aislada, cada color está rodeado de otros colores y así debemos contemplarlo. Por eso será siempre mejor previsualizar la paleta cromática entera y además combinada con los materiales”, recomienda María Lledó.
De hecho, un buen control del color puede hacernos ver de manera diferente hasta el tamaño o profundidad de una estancia. La experta para las paredes de la vivienda recomienda colores claros, luminosos, suaves, colores que se encuentran en la naturaleza, que nos lleven a emociones de calma, de abrazo, de protección, que nos hagan sentir nuestro hogar como un refugio seguro. Pero matiza, "de todas maneras, siempre se tiene que conocer a las personas que habitan en el hogar, pero como norma general puedo decir que será positivo evitar fuertes contrastes e ir hacia tonos más armónicos. Si queremos pintar paredes de un color vivo recomiendo que sean las de estancias de paso o en paredes concretas que se quiera enfatizar por algún motivo".
Se puede jugar mucho con los colores acento, piezas decorativas de color en las estancias que nos van a procurar color en proporciones más pequeñas, generando emoción, dinamismo y pura creatividad.
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Estimulación sonora y confort acústico
La pregunta es cómo crear un interiorismo 'bello' al oído. El nivel auditivo influye en nuestro estado de ánimo y concentración. Así pues, María Lledó nos invita a que recorremos en nuestra mente nuestro hogar pensando qué suelo escuchar en cada zona.
¿Más cosas? Sí, músicas suaves y armoniosas o sonidos de la naturaleza, pueden generarnos emociones positivas de serenidad y calma. También hay otros tipos de sonidos y frecuencias que se suelen utilizar con fines terapéuticos (sonoterapia). En cambio, los ruidos fuertes o constantes que pueden parecer que después de un rato ya no los escuchamos, sin embargo, ese estímulo sigue llegando a nuestro cerebro y puede generarnos dolor de cabeza o malestar, nos puede agitar, estresarnos o dificultar la atención y concentración.
También es importante definir un espacio en nuestra casa, aunque sea un pequeño hueco, donde nos sintamos cómodos y podamos parar para escuchar el silencio facilitando así la introspección, la escucha de nuestro propio interior.
La diseñadora de interiores relata: “¡Qué importante es también el silencio! Debemos protegerlo y cuidarlo. Para ello, hay que colocar un buen aislamiento acústico en la vivienda. Hay gran cantidad de opciones de origen natural o paneles 3D decorativos que se pueden añadir en las paredes para ayudarnos a conseguir este objetivo”. En este ambiente los paneles decorativos acústicos a base de listones de madera son de Woodslines.
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Las texturas y el tacto hay que ponerlos en relieve
La piel es nuestro órgano más grande. El sentido del tacto está relacionado con el sentido de la vista, permitiendo que nuestro cerebro pueda recrear sensaciones hápticas. El sentido del tacto a menudo pasa más desapercibido que otros, aunque es nuestro órgano más grande. Nos va a dar mucha información cuando tocamos, como la textura, la forma, la dureza, la presión, la temperatura y la vibración.
María Lledó cuenta que nos suelen gustar las texturas suaves, mullidas y los textiles que parece que nos acarician o que nos arropan. Cuidar que estos materiales que nos brindan estas texturas sean materiales naturales es una decisión importante que va a repercutir en nuestra salud. “Quiero mencionar especialmente el uso de la madera. Hay un estudio de Maruyama Nobuo y su equipo en el Instituto de Tecnología de Japón, que concluyen que los espacios que contienen un 60% de madera son percibidos como los más agradables y beneficiosos. Otros ejemplos de estos materiales naturales son: la piedra, el corcho, la arcilla tanto para pavimentos y revestimientos continuos como en forma de cerámica, la cal, los tejidos naturales como el algodón, lino, lana, ratán, cuerda de yute, etc.”, especifica. Muy en cuenta tiene estos conceptos la neuroarquitecta Ana García López, fundadora de NeuronaLab, a la hora de diseñar la habitación infantil de la imagen.
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Aromas evocadores
El olfato es un sentido muy especial pues está relacionado directamente con la memoria, debido a su conexión con el sistema límbico. Los olores nos provocan recuerdos con gran facilidad e intensidad por esta relación directa a diferencia de otros sentidos que pasan primero por el tálamo antes de llegar a otras áreas del cerebro.
Solemos tener una gran memoria olfativa, recuerdos emocionalmente ricos que podemos revivir al olerlos o al oler algo similar. María Lledó considera por ello que es interesante utilizar la estimulación olfativa en nuestro hogar, en nuestra piel o en la ropa. Esto lo estudia la aromaterapia. Se pueden usar aromas naturales, aceites esenciales o velas aromáticas, verificando que siempre sean naturales sin productos químicos, de lo contrario nuestro cerebro puede responder alterándose.
“Hay un estudio de D'andrea, Tischler, Dening y Churchill: 'Olfactory stimulate for people with dementia: A rapid review' donde se nos habla de los beneficios de la utilización de ciertos olores en personas con demencia considerando la capacidad de los aromas para evocar recuerdos y emociones. Algunos de los aromas más favorables en el estudio fueron la lavanda, la naranja, la bergamota, el café y el romero. Podemos tenerlo en cuenta para nuestras personas mayores en los hogares”, revela María Lledó. En la propuesta la vela de Voluspa, contiene notas a lavanda, madera de enebro y verbena.
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Bienestar completo
El confort higrotérmico es imprescindible para el hogar multisensorial y saludable del que estamos hablando: se trata del conjunto de condiciones de temperatura, humedad relativa y ventilación. Al contrario, cuando alguna de estas circunstancias falla, esto puede provocar diversas enfermedades o problemas de salud además de la falta de confort que podemos sentir. Vemos un espacio interior conectado con el patio, un proyecto firmado por Laia Moreno de Adjetivo Studio que busca replicar al máximo el estado original de la naturaleza, para fomentar la productividad y reducir el estrés, a través de la luz, la ventilación y el uso de vegetación.
Esto da pie a destacar la gran importancia de un diseño biofílico, pues a todos nos gusta estar en relación con la naturaleza. María Lledó nos da este ejemplo, un estudio de Roger Ulrich en 1984, 'View through a window may influence recovery from surgery' concluyó algo que todos podemos comprender bien y es que los pacientes que tenían una ventana con un paisaje natural, como árboles, tuvieron una recuperación postoperatoria más rápida en comparación con los pacientes que tenían vistas a una pared de ladrillos. “Si en nuestras estancias en los pisos urbanos no disponemos de este tipo de vistas, podemos jugar con los cuadros de escenas naturales, fotografías, papeles en la pared de elementos naturales…”, sugiere la diseñadora.
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La casa (y el exterior) que cambia
De igual modo que es interesante ser consciente de las horas del día, también resulta vital definir las distintas estaciones del año con la decoración. María Lledó relata que, por ejemplo, “podemos colocar un ramo natural de colores rojizos o anaranjados para el otoño, cubrir con unas fundas de cojín de un color muy fresco para el verano o aposar por una ropa de cama que nos arrope en invierno”.
Y es que, además, hay algo que al cerebro le suele gustar como es el efecto sorpresa. Un pequeño cambio imprevisible, que pueda ser simplemente modificar algunas cosas de lugar nos permitirá romper con el aburrimiento. Por eso en paisajismo es interesante también idear un jardín con flores que marquen las temporadas o follajes que se tiñen distintas cromáticas en otoño. Este salón al aire libre con mobiliario de líneas redondeadas pertenece a la colección 'Caio', de Westwing, inspirada en el diseño retro de los años 70'.
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El triunfo de la casa multisensorial
No cabe duda de que, para que nuestro hogar nos genere esas emociones positivas y ese bienestar que buscamos, hay que pensar en todos los sentidos, incluso el gusto puede traerse con un aroma de café.
Hay otros aspectos que María Lledó quiere poner de relieve, como la ergonomía del mobiliario y el vínculo especial que sentimos respecto a ciertos objetos, como puede ser un cuadro de herencia familiar, un mueble que hemos adquirido en un viaje... o los objetos artesanales que hemos creado nosotros mismos o hemos personalizado. Todos ellos nos dan esa sensación de pertenencia muy agradable. El artista francés Didier Guillon en el dormitorio de su casa de Barcelona tiene un wall art a base de obras suyas en la pared del cabecero.
Para finalizar, “mencionaría que siempre hay que tener en cuenta, desde el origen del proyecto, las medidas de accesibilidad para que la vivienda pueda cubrir las necesidades de sus habitantes en todas sus circunstancias y etapas de la vida. Por supuesto, un hogar multisensorial y saludable, también tiene que cubrir todas esas necesidades especiales y específicas que precisan muchas personas por sus diferentes realidades corporales. Porque al final cada cuerpo es diferente y conocer en profundidad a las personas que van a habitar en ese hogar va a ser imprescindible para que la vivienda se ajuste, como anillo al dedo, a sus habitantes y les proporcione felicidad, les sea agradable a todos sus sentidos, sea ese refugio cuando lleguen y les haga sentir que les abraza y acompaña”, puntualiza María Lledó.
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