Un parque con vista al mar para niñas y niños con discapacidad

Al estar abrazado por dos océanos, el Pacífico y el Atlántico, México presume algunos de los más entrañables paseos costeros, pero hay uno en especial que tiene magia propia: el de La Paz.

El malecón es uno de los íconos de la capital sudcaliforniana; aquí se reúnen propios y extraños para caminar, hacer ejercicio, rodar en la ciclovía o, simplemente, disfrutar del cielo que se enciende en colores cada atardecer.

A lo largo de sus cinco kilómetros, el paseante encuentra bancas para descansar, un quiosco histórico, las letras de “La Paz” con la que todos quieren una foto y 16 esculturas de bronce, entre las más emblemáticas están una figura de Jacques Cousteau, quien bautizó al Mar de Cortés (al que se mira desde este malecón) como “el acuario del mundo”; El Viejo y el Mar, un hombre con la figura de un barco de papel en la cintura que contagia con su nostalgia: «Tengo un barco de papel, está hecho de una página en la que escribí mis ilusiones. No tiene anclas, no tiene amarras…» , reza la placa a sus pies.

Y la imprescindible La Perla, obra de Octavio González, que recuerda que La Paz era un puerto productor de perlas y que la más grande que se obtuvo está colocada en la corona inglesa. Por tal motivo, la Reina Isabel II desembarcó aquí en 1983.

Ahora, a unos cuantos pasos de La Perla y el antiguo Muelle Fiscal hay otra joya: un parque exclusivo para niñas y niños con discapacidad.

Al igual que las canchas de voleibol o los parques para patinetas y bicicletas BMX, y otras áreas de juegos infantiles, este lugar también mira al mar.

El área de juegos exclusiva para niñas y niños con discapacidad motriz cuenta con un par de columpios y un juego giratorio que se pueden usar con silla de ruedas, pues tienen rampas para poder subir con ellas.

Además, cuenta con un camino de madera que conecta con dos palapas sobre la arena para disfrutar de un día de playa. Esto también es de uso exclusivo para personas con discapacidad.

Y unos metros más adelante, en la acera de enfrente, se localiza la tradicional nevería La Fuente, donde los más pequeños con discapacidad calman la sed y el calor con una paleta o una nieve en una banca exclusiva para ellos.

El helado de coco tostado en lirio con vista al malecón y al mar, coinciden varios, es la mejor manera de cerrar cualquier paseo por La Paz.

Por Ivett Rangel, texto e imágenes.

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