En cada vez más parques de patinaje, llega una invasión ‘agresiva’

Koda Hult se desliza por un barandal en Fullerton, California, el 12 de mayo de 2023. (Ben Pier/The New York Times).
Koda Hult se desliza por un barandal en Fullerton, California, el 12 de mayo de 2023. (Ben Pier/The New York Times).

LOS ÁNGELES — En una tarde de mayo en un parque de patinaje en Venice Beach, la puesta de sol irradiaba un resplandor ámbar sobre Kayla Dizon mientras recorría a toda velocidad el pavimento en un par de patines en línea.

Dizon, de 25 años, no estaba ahí para pasear tranquilamente por la costa del Pacífico como hacen muchos patinadores vestidos con trajes de baño o licra. Más bien, Dizon, ataviada con una camiseta y pantalones cortos que revelaban un enorme moretón amarillo y morado en su muslo derecho, estaba raspando las ruedas de sus patines en los bordes de las curvas sinuosas y las pendientes agudas del parque mientras su cabello teñido de rojo se azotaba con el viento.

Al igual que muchas personas, Dizon empezó a andar en patines en línea —práctica también conocida en inglés como “rollerblading”, gracias a una popular marca de patines— durante la pandemia, luego de que un amigo le regaló un par. Fue ese mismo amigo, relató, quien la convenció de intentar lo que se conoce como patinaje callejero agresivo, un estilo cargado de trucos y acrobacias, como deslizarse en dos ruedas sobre curvas, derraparse en barandales y girar a la mitad de los tubos.

“Me enamoré de inmediato”, contó Dizon, aunque “no se me dio desde el principio”, reconoció.

El patinaje agresivo, también llamado patinaje de estilo libre, surgió en los años noventa como una especie de alternativa con altas dosis de adrenalina para el patinaje recreativo. En su apogeo, el deporte apareció en revistas y periódicos, y se convirtió en el evento principal de competencias como los X Games antes de que el interés declinara en los años 2000. Según algunos participantes veteranos, el patinaje agresivo ahora está renaciendo, al igual que otros elementos de la moda y la cultura noventeras que se han revisitado en años recientes.

“Desde que entré en esta industria, se tiene esta sensación de que va a regresar”, comentó Jon Julio, de 46 años, una estrella del patinaje agresivo en los años noventa que ganó el campeonato de la Serie Nacional de Patinaje en Línea en 1996. Julio señaló un artículo de octubre en Vogue Italia como evidencia del renovado interés por el deporte.

Julio, que empezó a patinar en el bachillerato en San José, California, mencionó que la película de 1993 “Airborne”, sobre un patinador adolescente, cimentó su interés en el deporte. En 2005, cuando los X Games eliminaron el patinaje agresivo como categoría de competencia, narró, muchas personas lo consideraron una sentencia de muerte: “Cuando hablo con la gente al respecto, consideran que ya murió en la cultura pop, y en gran medida, es cierto”.

Pero, agregó que algunas personas nunca dejaron de practicar el deporte, incluido él. “Lo amo demasiado”, afirmó Julio, que en 2018 fundó Them Skates, una marca de patinaje en Santa Ana, California, que vende equipo y patrocina a patinadores con este estilo agresivo.

Poco después de su fundación, Them Skates colaboró con la marca de ropa de calle Brain Dead (donde Dizon es gerente de estudio) y la marca de calzado Clarks para crear patines en línea y otros productos. En 2021, Dizon se sumó al equipo de Them Skates, que aparece en videos para la marca y compite en eventos.

Luego de ver algunos de los videos del equipo, Dizon recuerda que pensó: “Esta es la gente con la que quiero colaborar”.

El responsable de presentar a Dizon con Julio y Them Skates fue Alexander Broskow, de 37 años, otro miembro de su equipo, quien ha patinado desde niño. “Él fue mi mentor”, dijo Dizon sobre Broskow, quien tiene su propia marca de equipo e indumentaria de patinaje llamada Dead Wheels.

Una tarde reciente de domingo, Broskow y algunos amigos estaban patinando en la primaria Huntington Drive Elementary School en Lincoln Heights, un vecindario al este de Los Ángeles. El patio de la escuela tiene ciertos elementos que lo vuelven atractivo para los patinadores, incluida una pendiente larga de hormigón que parece diseñada para las acrobacias.

El grupo de patinadores pasó horas deslizándose por los senderos pavimentados del patio de recreo, haciendo trucos. La atmósfera era relajada y alentadora. Cuando un patinador que había fallado varias veces en una maniobra por fin la completó, sus amigos lo aplaudieron y vitorearon.

Broskow, que llevaba el cabello teñido de azul peinado con raya al medio y anillos plateados y turquesa, flotaba por los barandales de metal del patio escolar y subía sus pendientes agudas con una elegancia que contradecía el nivel de dificultad de sus movimientos. Le emociona el nuevo interés que hay en torno al patinaje agresivo, aseguró, y señaló que el deporte siempre ha sido de nicho.

“Es bastante unido, estrecho”, indicó Broskow.

Jonathan Crowfield II, de 15 años, había practicado patinaje tradicional durante años cuando incursionó en el patinaje agresivo durante la pandemia. Sabía poco sobre el deporte en aquel entonces, relató, y un amigo le enseñó cómo practicarlo en el parque de patinaje Houghton en Long Beach, California, donde aprendió a bajar al “bowl” (la parte de la pista parecida a una piscina) y a patinar por las rutas cóncavas del parque. “Desde entonces, solo he querido seguir progresando”, sostuvo.

Este otoño, Crowfield iniciará su segundo año de secundaria y suele ir al parque los lunes en la noche, cuando comparte el pavimento con patinadores agresivos de distintas edades y niveles de destreza. Últimamente, ha ido acompañado de sus hermanas. “Patinamos hasta que apagan las luces”, contó, y agregó que sus colegas patinadores lo alientan a intentar nuevos trucos.

En Houghton y otros parques, los patinadores también practican junto a monopatinadores y ciclistas de BMX. “Tienes que ser paciente y esperar tu turno”, comentó. “Hay competencia, y nunca sabes lo que puede pasar”.

Según Julio, el interés en el patinaje agresivo disminuyó justo cuando el monopatinaje se hizo más popular a finales de los años noventa y principios de los 2000. Ambos deportes tienen una historia entrelazada, afirmó, que sin duda ha creado tensiones entre los patinadores en tabla y en patines.

“Antes me escupían”, narró Julio. “Hubo peleas, por supuesto”. Pero en fechas recientes, los parques de patinaje se han convertido más en un “crisol”. “A través de la inclusión, no la exclusión, en los últimos años, creo que el patinaje ha evolucionado”, concluyó Julio.

Katy Viola vuela por los aires mientras practica patinaje agresivo en un parque de patinaje en Venice Beach en Los Ángeles, el 12 de mayo de 2023. (Ben Pier/The New York Times).

c.2023 The New York Times Company