¿Qué le pasó a la temporada baja?

El lago de Como al norte de Italia. (Grand Hotel Tremezzo vía The New York Times).
El lago de Como al norte de Italia. (Grand Hotel Tremezzo vía The New York Times).

Como alguien que prefiere viajar en temporada baja por los precios más razonables y la menor afluencia de visitantes, procuro no volar en julio y agosto, al menos en el hemisferio norte. Espero hasta el otoño, cuando las tarifas aéreas y hoteleras suelen bajar y las multitudes reducirse.

O así solía ser.

Este año, los hoteles en Florencia, Italia, cobraban en septiembre casi las mismas tarifas del verano. No me alcanzó para viajar a Cayo Hueso, Florida, en noviembre, un mes históricamente lento. Luego, cuando consideré quedarme en el centro ecoturístico Playa Viva cerca de Zihuatanejo, México, durante la primera semana de diciembre —que desde hace tiempo es una época barata para viajar— solo pude encontrar una noche disponible por menos de 500 dólares.

Me pregunté: ¿Qué le pasó a la temporada baja?

“Septiembre es el nuevo agosto”, dijo Jack Ezon, fundador de Embark Beyond, una agencia de viajes de lujo con sede en la ciudad de Nueva York, y explicó que el frenesí por los viajes a Europa alteró el calendario. Casi una tercera parte de sus clientes que acostumbraban viajar al Mediterráneo en julio y agosto cambiaron sus fechas a junio, septiembre u octubre.

“La gente está tomando decisiones para evitar a las multitudes y el calor”, afirmó Virgi Schiffino Kennedy, fundadora de Lux Voyage, una agencia de viajes con sede en Filadelfia.

Campistas en Williamsburg, Virginia, en octubre de 2012. (Kampgrounds of America vía The New York Times).
Campistas en Williamsburg, Virginia, en octubre de 2012. (Kampgrounds of America vía The New York Times).

“Veo que las tarifas del verano se están filtrando a las temporadas intermedias”, agregó y señaló que los destinos como Santorini y Mykonos en Grecia, cuya temporada alta es en julio y agosto, “ahora son imposibles de reservar en septiembre”.

Los calendarios escolares en gran medida siguen dictando las temporadas más altas del turismo anual, pero las otras épocas no bajan demasiado, ni en afluencia ni en tarifas.

“Creo que estamos viendo el inicio de un cambio”, afirmó Henry Harteveldt, analista de la industria turística que administra la firma Atmosphere Research Group con sede en San Francisco y atribuye esta tendencia a los calendarios laborales más flexibles. “El verano siempre será la temporada alta, pero creo que veremos más actividad en el otoño, el invierno y la primavera, así que esos valles ya no serán tan profundos”.

La subida de la temporada intermedia

Los viajes sin duda se han reactivado —el Consejo Mundial de Viajes y Turismo declaró que este año la industria recuperará el 95 por ciento de la actividad de 2019— pero los patrones no son exactamente iguales a los previos a la pandemia.

En comparación con 2019, las estancias vacacionales a nivel mundial incrementaron un 12 por ciento en la primavera de 2023 en más de 230 hoteles Sofitel y MGallery. Las reservaciones para el otoño de 2022 aumentaron un 7 por ciento para los huéspedes vacacionales en comparación con el mismo periodo antes de la pandemia.

“Reservar en temporada intermedia solía ser el secreto mejor guardado de los viajeros, pero ahora más personas se están sumando a la tendencia”, indicó Matt Berna, presidente para América de Intrepid Travel, una empresa global de recorridos turísticos. Berna mencionó que las reservaciones de otoño y primavera este año han aumentado un 56 y un 70 por ciento, respectivamente, en comparación con las cifras previas a la pandemia, lo cual ha inspirado a su empresa a incrementar sus recorridos para satisfacer la demanda.

La línea de cruceros fluviales AmaWaterways ha hecho lo mismo, pues añadió nuevos itinerarios para noviembre y febrero.

G Adventures, que ofrece viajes para grupos pequeños, comentó que las reservaciones de parte de estadounidenses aumentaron un 40 por ciento este año en comparación con 2019. Cuando se agotan los viajes de verano en Italia, los turistas suelen consultar más a fondo el calendario, mencionó Steve Lima, vicepresidente de crecimiento en G Adventures para Estados Unidos y América Latina.

“Es como si pensaran: ‘Disney siempre tiene mucha gente y no hay una época ideal, así que solo hay que ir’”, describió Lima.

Katie Parla, autora de libros de cocina que vive en Roma y es guía de recorridos gastronómicos privados, describió un efecto de acumulación en el que los viajeros que reservaron un recorrido para su aniversario de bodas número 35 no pudieron tomarlo sino hasta su aniversario número 37 debido a las restricciones de viaje y las complicaciones de los últimos años.

“La temporada alta solía ser de Pascua a octubre, pero este año, Roma empezó a saturarse todo un mes antes y mi calendario ya está casi lleno hasta finales de diciembre, lo cual es muy inusual”, afirmó Parla.

El fenómeno del cambio estacional no solo se ve en Europa. Apple Leisure Group, que ofrece paquetes vacacionales a precios económicos en México y el Caribe, ha visto que desde hace tres años sus reservaciones se han distribuido mejor a lo largo del año. Como resultado, sus precios son más estables en el transcurso del año.

En un informe de agosto, Kampgrounds of America, una franquicia estadounidense de campamentos de propiedad privada, reveló que el 67 por ciento de los campistas habían cambiado sus planes de viaje este año debido al clima. Casi el 64 por ciento de los campistas que postergaron sus viajes planeaban retomarlos después del primer lunes de septiembre, cuando se celebra Labor Day. La plataforma de renta de autocaravanas RVShare comunicó que las reservaciones de temporada intermedia habían aumentado el doble de rápido que en su temporada fuerte en el verano, lo cual atribuye a las políticas flexibles de los calendarios laborales y los intentos de evitar el calor extremo.

Claire Ramsdell, de 31 años, que trabaja a distancia en atención al cliente para una empresa de actividades al aire libre y escribe un blog sobre senderismo, pasó el verano en la ciudad de Bozeman, Montana, pero le pareció demasiado calurosa para trabajar desde su vehículo, así que se vio obligada a rentar un alojamiento costoso con compañeros de piso y una terrible conexión wifi.

“No sé por qué traté de expandir mis horizontes y probar un destino tan popular y caro este verano”, escribió en un correo electrónico desde Colorado, donde planea hacer senderismo este otoño. “Debería volver a viajar en temporada baja y a lugares menos atestados”.

Se reducen las temporadas lentas

Los viajeros necios y aversos a las multitudes, como yo, están dispuestos a enfrentar el invierno nevado en Islandia, pese al peligro de manejar por las calles, y a visitar Homer, Alaska, en octubre cuando la mitad de las tiendas están cerradas. Así yo puedo disfrutar de las cosas como me gustan: más tranquilas, baratas y locales.

“Mi amor por viajar en temporada baja nace de mi naturaleza ahorrativa, pero tampoco puedo lidiar con el calor y prefiero ver las montañas cuando estamos a -1 grado o a 4 grados Celsius en lugar de a 26 o 32 grados”, sostuvo Heather Bien, de 38 años, escritora, bloguera y comerciante que vive en Washington D. C. y planea hospedarse en una tienda de campaña de “glampin” en Carolina del Norte en diciembre.

Para la gente que no tiene ese tipo de fortaleza, es hora de dejar de pensar en las temporadas como meses y empezar a verlas como semanas o incluso días. Estas micro temporadas intermedias aún existen en muchos lugares en noviembre —excepto la semana de Acción de Gracias— en las primeras semanas de diciembre y, a excepción de los destinos de esquí, en enero y febrero.

Para obtener los mejores resultados, viaja en semanas de poca demanda entre lunes y jueves. En Four Sisters Inns, una colección de 17 hoteles boutique en California, las tarifas más bajas se encuentran entre semana durante el invierno y a inicios de la primavera.

“La nueva temporada intermedia en Europa es el invierno”, dijo Jonathan Alder, fundador de Jonathan’s Travels, una agencia con sede en Winter Park, Florida. “Si quieres ir cuando los precios son de un 30 a un 50 por ciento más baratos y no hay multitudes, ve a Roma en enero”.

En el lago de Como al norte de Italia, el Grand Hotel Tremezzo promociona octubre como el mes ideal para visitar, cuando el clima es bueno, las multitudes se dispersan y las tarifas son de menos de la mitad de la temporada alta (a partir de 825 dólares la noche comparado con 1870 dólares en verano). Pero la ventana de oportunidad es breve. El hotel cierra su temporada 2023 el 5 de noviembre.

c.2023 The New York Times Company