¿Qué le pasa a tu cuerpo cuando comienzas a practicar yoga?
¿Qué es todo lo que el yoga puede hacer por ti? Esa es la pregunta que nos hemos hecho y que le hemos transmitido a Sara García (@sarayoga.journey), profesora de Vinyasa Yoga, quien nos ha comentado, para empezar que debemos partir de por qué nos decidimos a practicar esta disciplina. Y nos explica que existen dos razones principales por las que una persona comienza a hacer yoga: la primera es para mejorar el estado físico y la segunda, para ayudar a regular las emociones y controlar los niveles de estrés.
“Independientemente de la razón, los primeros beneficios comienzan a hacerse notables desde las primeras prácticas”, nos comenta la experta, que nos ha resumido, con todo detalle, cuáles son esos cambios, tanto a nivel físico como mental.
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A nivel físico
Nuestro cuerpo sale de una clase de yoga con un estado de relajación mayor al que entró. Esto se debe principalmente a los estiramientos realizados, a que la práctica aumenta nuestros niveles de energía y a la parte final de la clase (savasana) donde el practicante emplea entre 5 y 10 minutos tumbado sin moverse sobre su esterilla recogiendo los beneficios del yoga.
Por otro lado, los primeros signos de elasticidad y fortaleza también se empiezan a notar desde las primeras prácticas. El practicante, con motivación por sus avances, comienza a sentirse mejor consigo mismo y con su cuerpo. A su vez, esto mejora la autoestima del practicante.
Otro cambio notable que proporciona la práctica es la mejora de la movilidad y la propiocepción, que es la consciencia que tenemos sobre nuestro cuerpo. La movilidad es muy importante trabajarla, especialmente a medida que vamos cumpliendo años. Y la propiocepción nos enseña un nivel de consciencia sobre nuestro cuerpo que probablemente no conocíamos antes de empezar a practicar. Esta propiocepción es la que nos permite avanzar en la práctica hacia posturas más complejas de las que realizábamos al principio, en nuestras primeras clases de yoga.
Con una práctica regular, el practicante puede incluso llegar a realizar cambios en su dieta. Al aumentar su conciencia del cuerpo, aumenta la conciencia de lo que incorpora en sus comidas y, por lo general, comienza a comer más sano.
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A nivel mental
A nivel mental, los beneficios comienzan por aumentar la capacidad de mantenerse presente en el aquí y ahora. En un mundo donde el multi-tasking es cada vez más común, la práctica ayuda a entrenar a nuestra mente a prestar atención a los detalles, a crear espacio entre nuestros pensamientos, y a aumentar la claridad mental.
La ansiedad y el estrés, dos de los problemas más comunes en nuestra sociedad, se ven reducidos tras la práctica regular. En una clase de yoga se notarán los beneficios, pero cuanto más regular sea la práctica, más duraderos serán estos beneficios.
El practicante aprende a controlar su respiración, algo muy importante no solo en la práctica sino también en el día a día. Ante situaciones de estrés, gracias a la respiración el practicante puede llegar a calmar su cuerpo y a su mente.
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“Estos son los beneficios a nivel físico y mental. Más allá de ellos, existe otro beneficio que es el del comienzo o continuación del camino espiritual. Hay personas que ya han comenzado su camino espiritual cuando conocen el yoga. Sin embargo, hay muchos otras que es a través de esta práctica que comienza su interés por el mundo espiritual, por la filosofía detrás de la práctica y por el autocuidado”, concluye la experta.