¿Qué pasará ahora con la precaria posición de Sarah Ferguson en la monarquía británica?
La duquesa de York sigue siendo una ferviente defensora de la monarquía como una parte intrínseca de la cultura británica y ha prometido que hará todo lo que pueda o se requiera de ella para apoyar al nuevo rey Carlos III y la reina consorte Camila. El rol de Sarah Ferguson en el seno de dicha institución depende por completo de la buena -o mala- voluntad del soberano porque oficialmente ella no es miembro de la familia real, pero parece que Carlos III no se ha olvidado por completo de su antigua cuñada.
En sus primeras navidades como rey, la invitó a Sandringham para que se uniera a la comida del día 24 de diciembre, algo que no sucedía desde que se divorció del príncipe Andrés. Siempre se ha dicho que el fallecido duque de Edimburgo -esposo de Isabel II- no soportaba a Sarah y nunca le perdonó que fuera fotografiada en actitud cariñosa con otro hombre que no era su esposo, de quien estaba separada, pero no divorciada. De hecho, fueron las fotografías en las que su asesor financiero aparecía mordisqueándole los dedos de los pies durante unas vacaciones en la Costa Azul las que provocaron que la familia real diera por fin luz verde a su divorcio y acelerara los trámites al máximo.
Sin embargo, Sarah siguió manteniéndose en la órbita de La Firma asistiendo a eventos como la boda de Harry y Meghan con la bendición de la difunta reina y nunca abandonó la residencia oficial de su antiguo esposo el Royal Lodge. Si bien no se puede decir que fuera la nuera favorita de Isabel y Felipe, sí era sin duda la más leal porque ella alababa a la soberana con cualquier excusa y
además ha defendido siempre la inocencia del duque de York. Ella ha sido uno de sus mayores apoyos ante el escándalo provocado por la demanda que interpuso en su contra Virginia Giuffre, y que él cerró por medio de un acuerdo extrajudicial, y por su supuesta participación indirecta en la trama de explotación sexual de menores del malogrado Jeffrey Epstein.
Ahora está por ver si seguirá manteniendo el mismo puesto no-oficial en la nueva monarquía 'reducida' que ha ideado Carlos III y que busca recortar gastos reduciendo, como una de las primeras medidas, la partida presupuestaria que la casa real destina al alojamiento de sus miembros. Eso ha provocado que el príncipe Andrés haya sido invitado a abandonar a la mayor brevedad posible sus apartamentos en el Royal Lodge y, si finalmente lo hace, todo apunta a que se mudará a la mansión que compró con Sarah hace años en el barrio londinense Mayfair.