La pasión y los deseos de Carmen cruzan el océano en un iPad
La pantalla del “iPad de Marcia” se enciende y la imagen de una mujer que es realmente lo que se llama una leyenda viva viaja desde Alemania para infundir su arte, sabiduría y consejo a una pareja de bailarines que pronto interpretará una de sus obras más conocidas: nada menos que Carmen (otra figura enorme para el repertorio de la danza). Es decir: en el salón de la Fundación Julio Bocca donde ensaya el Buenos Aires Ballet (BAB), de un lado del monitor está Marcia Haydée; del otro, Federico Fernández y Sofía Menteguiaga. “Hacen una pareja hermosa”, sentencia la coreógrafa, pura calidez.
El pas de deux en cuestión –extraído del final del primer acto- es mucho más que un dúo amoroso; es un encuentro sexual en el que la atracción y los límites tensan ese duelo de poder manifestado por el deseo. En una única frase la que enuncia antes de dar su primer paso, no hace falta más explicación: “No quiero que me atormenten, mucho menos que me manden. Quiero ser libre”.
“Habla despacio, Sofía”, le indica Haydée. Ellas se conocen.
“En la danza, podría decir que tengo dos madres: Olga Ferri y Marcia. Yo tendría 18 ó 19 años, cuando la conocí. Bailaba en Chile cuando ella tomó por segunda vez la dirección del Ballet de Santiago y me rescató del cuerpo de baile, me ascendió a solista, me dio los roles de primera bailarina, trabajando los grandes títulos de Cranko”. Menteguiaga se explaya sobre la generosidad de Haydée, una artista mayúscula, que fue musa no solo del genio sudafricano, con quien trabajó en Europa y fue continuadora de su legado en Stuttgart, sino de Kenneth MacMmillan, Maurice Béjart, John Neumeier. Una trayectoria que, por otra parte, siempre la mantuvo cerca de este rincón de América Latina: imposible olvidarlo, aunque su fama es internacional, su origen brasileño está presente en el acento que le pone a cada palabra. Tras 17 años al frente del Ballet Municipal de Santiago, finalmente en diciembre pasado regresó a Alemania, con la tranquilidad de dejar la conducción de esa compañía en manos de su discípulo dilecto, el argentino Luis Ortigoza. (Dos recomendaciones, al margen, que son imperdibles para los interesados en la historia de la danza y la cocina de la creación: en YouTube está disponible una charla íntima entre Ortigoza y Haydée así como un encuentro donde ambos conversan además con el director de orquesta Paolo Bortolameolli, el crítico Juan Antonio Muñoz y la directora general del teatro Carmen Gloria Larenas).
El caso es que Menteguiaga, actualmente freelance (trabaja con Jorge Amarante una reversión de El lago de los cisnes de próximo estreno) e integrante del BAB, le propuso a Fernández –director de este grupo independiente- sumar al programa de la gala del próximo domingo el dúo de Carmen. Le enseñó lo que ella sabía de la coreografía, se apoyaron en los videos de una pareja inolvidable, Ortigoza-Goicoechea, y llegaron a punto para el ensayo de esta semana con Haydée, muy activa del otro lado del océano y del Zoom.
A la coreógrafa le sobran los halagos para retribuirle a Fernández su Don José. “La interpretación está perfecta, Federico”, juzga tras la primera pasada de su variación, y corrige luego detalles: que los pies estén más paralelos y los brazos, “abiertos como en un pedido”, porque “con esos brazos tan lindos, tienes que usarlos”. Marcia es muy activa, clara, elocuente en su devolución. De este lado, las demostraciones de respeto y agradecimiento no se quedan atrás. “Es un honor”, le reiteran. Finalmente, les entrega la llave. “Escúchenme: cuando lo hagan en el escenario es importante que tengan en cuenta que como no tenemos todo el ballet, ese pas de deux tiene que tener toda la sensualidad de los dos, tienen que exagerarlo todo, cada movimiento hacerlo más grande”, recomienda.
Carmen es uno de las piezas favoritas de Fernández, que la bailó en otras versiones en el Teatro Colón, donde es primer bailarín. Y en su historia personal, hay algo más: “La primera vez que bailé profesionalmente fue como cuerpo de baile en una gira por Europa haciendo esta obra: Carmen era Alessandra Ferri y Don José, Julio Bocca. Yo tenía 14 años”, recuerda.
Para Haydée, que ya va por los 84, también el encuentro tiene una cuota emotiva particular. Cuando Federico Fernández le transmite su deseo de que en algún momento el Ballet del Teatro Colón pudiera trabajar con ella en un montaje, Haydée revela lo suyo. “El Colón tiene una historia muy importante para mí. La audición para entrar en el Ballet del Marqués de Cuevas, la hice en Buenos Aires, en ese escenario. Desde entonces siempre fue un lugar muy especial. Son un público fantástico los argentinos”.
En el aire, queda flotando una frase: “Aun tendremos tiempo para trabajar juntos”.
PARA AGENDAR
Buenos Aires Ballet se presenta este domingo 3 de octubre, a las 17.30, en el teatro Astral, Corrientes 1639. El programa incluye, además de Carmen de Marcia Haydée, el estreno de la obra Piazzolliana, de Micaela Spina, el jazz de Ba-Babadup-Ba y fragmentos de Diana y Acteon, Espartaco más clásicos. Con los bailarines del Teatro Colón Federico Fernández, Jiva Velázquez, Rocío Agüero, Emanuel Abruzzo, artistas independientes como Julieta Zabalza, Nahuel Prozzi, Lucía Giménez, y la bailarina invitada Sofía Menteguiaga. Participan de esta función, además, Sol Rourich y Benjamín Parada, del Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín. Entradas, desde $ 1300. Beneficios 2x1 con Club LA NACION.