Patones, un buen plan navideño cerca de Madrid para el fin de semana

Patones es uno de los pueblos más bonitos de Madrid.
Patones es uno de los pueblos más bonitos de Madrid. (@migraralmundo/turismocmadrid)

En diciembre, incluso con frío, esteminúsculo pueblo de pizarra de la vega del Jarama es una excursión apetecible. Para pasear por sus calles de piedra viendo arquitectura tradicional –es uno de los más bonitos de Madrid–, recorrer algunas de sus sendas y reservar una comida en uno de sus numerosos restaurantes, un verdadero reclamo gastronómico.  

QUÉ HACER EN PATONES DE ARRIBA ESTA NAVIDAD

A Patones de Arriba se vine a todo ello, pero este mes también tiene una agenda navideña, que empezó en el Puente de Diciembre con el encendido del árbol, y en la que no faltan planes para redondear un día. En las próximas semanas habrá actividades de decoración navideña, la visita del cartero real, preuvas el 31 de diciembre al mediodía, cuentacuentos, espectáculos de humor, un torneo de frontón y la cabalgata de Reyes el próximo 5 de enero, con el tradicional reparto de chocolate y roscón, que pondrá el punto y final.

Patones está escondido en una esquina de la Sierra Norte, Madrid
Patones está escondido en una esquina de la Sierra Norte. (www.agefotostock.com)

Los senderistas podrán sumarse, el día 22 de diciembre, a la subida a la cumbre del Cancho de la Cabeza, no solo para disfrutar de las vistas de este excepcional mirador de la Sierra Norte y el embalse del Atazar, sino para colocar el belén tradicional que en Navidad se traslada hasta el punto más elevado del municipio.

A 70 kilómetros de Madrid hay un Patones de Abajo y un Patones de Arriba, este último, el que más se busca, apenas cuenta con una docena de habitantes, pero hubo un tiempo –durante más de un siglo- que llegó a tener un rey. Sí, una especie de alcalde o juez de paz anciano que administraba justicia entre sus vecinos y tenía el privilegio de interceder ante los monarcas de España para reclamar sus favores. Tan eficiente llegó a ser aquel ‘monarca’ que logró que Carlos III otorgara a este pueblo el título de lugar independiente de la villa de Uceda, a la que pertenecía.

Patones de Arriba, Madrid
Arquitectura tradicional. (@migraralmundo/turismocmadrid)

CALLEJEANDO POR EL PUEBLO

Conocida su historia y tras dejarse sorprender en el camino antes de llegar a él por las grandes obras hidráulicas que fueron levantándose en el siglo XIX para el abastecimiento de agua a Madrid, espera en lo alto el pueblo. Los fines de semana, el coche se deja en Patones de Abajo y se sube andando, apenas un kilómetro, por la senda del Barranco hasta alcanzar el puente que salva la estrecha garganta de las Calerizas.

Una vez a sus puertas aparece ante los ojos una villa de sabor rural cruzada por numerosos arroyos y vías pecuarias y recostada en una pendiente de roca caliza y pizarra. Lo primero que se ve en Patones es la iglesia de San José, donde está instalada una sala de exposiciones y de promoción turística. Luego el tiempo se pasa subiendo y bajando por las empinadas cuestas de su caserío, donde las casas de piedra y lajas se adosan como para protegerse del frío –por eso sus ventanas son tan pequeñas y se adaptan a la roca–. Se pasa por arcaicas construcciones donde los pastores cobijaban el ganado, tiendas de artesanía y la fuente nueva y el lavadero, donde en el siglo XVII estaba el antiguo molino.

El pueblo de Patones de Arriba, Madrid
Patones es un pueblo de rincones. (Jose Miguel Sanchez - www.agefotostock.com)

A última hora de la tarde, sus miradores naturales, a los que se trepa entre enebros, jaras y otras plantas aromáticas, invitan a contemplar el pueblo desde la distancia.

¿DÓNDE COMER EN PATONES?

Pero a Patones se va también a comer y degustar alguna de las especialidades en sus restaurantes y que han hecho de Patones todo un reclamo gastronómico, empezando por el pionero, El Rey de Patones (reydepatones.com), que abrió en 1970. Después de viajar por todo el mundo, Manolo y Mari decidieron retirarse en este pequeño pueblo abandonado de la sierra de Madrid para dar vida a un restaurante de cocina sencilla, pero rica y llena de connotaciones. Por eso en su carta, junto a los platos típicos de la zona, como el cabrito lechal, las migas y las fabes, encontramos platos innovadores realizados cada fin de semana aprovechando los productos de temporada y la gran imaginación de Emily, su chef. En su cálido interior o en su terraza con vistas saben mejor.

 Terraza del restaurante Rey de Patones, Madrid
Terraza del restaurante Rey de Patones. (Maria Galan - www.agefotostock.com)

Recetas tradicionales sirve El Lavadero de Patones (ellavaderodepatones.com) y merecida fama tienen las carnes a la brasa de El Rincón de Patones (elrincondepatones.com). Pero hay más: El Chiscón, a la entrada, que tiene una pequeña terraza; El Bodegón de Patones (elbodegondepatones.com), La Cabaña (patoneslacabana.es)…

Patones de Arriba se encuentra en el límite con la provincia de Guadalajara.
Entorno de Patones de Arriba. (ALFREDO LOPEZ - www.agefotostock.com)

QUÉ VER EN LOS ALREDEDORES DE PATONES

La presa del Pontón de la Oliva, una importante obra hidráulica construida para abastecer de agua a la capital desde el río Lozoya, está a 7 kilómetros de Patones. Actualmente en desuso, se pueden recorrer las antiguas instalaciones del Canal de Isabel II a través de una serie de paneles. En sus inmediaciones se encuentran los restos de la ermita románico-mudéjar de la Virgen de la Oliva y la cueva del Regerillo, la mejor formación kárstica de la provincia, donde muchos practican la escalada y la espeleología.

La carretera panorámica M-133 une Torrelaguna con el pueblo de El Atazar
La carretera panorámica M-133 une Torrelaguna con el pueblo de El Atazar.

Torrelaguna es un complemento perfecto para seguir descubriendo el entorno. La villa, cuna del Cardenal Cisneros y de Santa María de la Cabeza, patrona de Madrid, es conjunto histórico y tiene en su plaza Mayor sus dos edificios principales: la iglesia gótica de la Magdalena y el Pósito, hoy alberga el ayuntamiento. La M-133 une Torrelaguna con el pueblo de El Atazar, una panorámica carretera que es una continua sucesión de miradores naturales a lo largo de 8 kilómetros asomados al embalse de El Atazar.