Patrick Wilson asume el rol de director y retoma el papel principal en la nueva entrega de 'Insidious'

Diez años después de “Insidious: Chapter 2” (2013), cuando todo el mundo pensaba que la batalla de Josh Lambert contra los demonios que atormentaban a su familia había concluido para siempre, el apacible maestro de escuela convertido en asesino luego de ser poseído vuelve a enfrentarse a las fuerzas del mal.

Y lo hace a través de “Insidious: The Red Door”, una secuela directa de la cinta arriba nombrada, que lo encuentra en una etapa distinta de su vida, separado de su esposa Renai (Rose Byrne) y distanciado emocionalmente de su hijo Dalton (Ty Simpkins), quien fue igualmente presa de estas entidades mientras era un niño y que ahora, siendo adolescente, tiene más de un problema de conducta que resolver.

Al igual que Dalton, y al final de la aventura anterior, Josh fue sometido a un proceso de supresión de memoria que lo llevó supuestamente a olvidarse de los horribles sucesos del pasado, pero que, en contraparte, lo ha colocado en un estado de confusión permanente que le impide vivir normalmente o lidiar de manera adecuada con sus seres queridos. El único camino para la sanación familiar parece ser el reencuentro con situaciones que, de todos modos, podrían tener consecuencias fatales.

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Josh vuelve a ser interpretado por Patrick Wilson, un experimentado y carismático actor que, además de haber sido ampliamente celebrado por sus papeles en Broadway (ha sido nominado dos veces al Tony) y en la pantalla chica (como lo prueban sus dos nominaciones a los Globos de Oro), se ha convertido en una figura esencial del cine de terror contemporáneo.

Fuera de su participación en la serie de “Insidious”, Wilson es mundialmente conocido por otro papel recurrente: el que ha tenido en la saga de “The Conjuring”, donde se ha puesto ya tres veces en la piel de una versión ficticia del investigador paranormal Ed Warren. Sin embargo, el mismo artista no había podido cumplir hasta ahora su sueño de probar suerte en los terrenos de la dirección.

Y eso es lo que ocurre justamente en “The Red Door”, donde, sin dejar de asumir el rol protagónico, Wilson se sube también a la silla de realizador. En la entrevista con Los Angeles Times en Español que puedes ver también aquí en su versión en video, el nativo de Norfolk, Virginia, brinda detalles de lo que significó asumir dicha labor en un proyecto de esta clase, de lo que quería transmitir a través de la historia y de las influencias cinematográficas que tuvo para enfrentarse a la puesta en escena.

Patrick, ya habías participado en dos películas de “Insidious” como actor. En la nueva, vuelves como uno de los personajes principales, por supuesto, pero te conviertes también en director por primera vez en tu vida. ¿Cómo sucedió eso y cuáles fueron los retos del nuevo trabajo?

Todo fue un reto, porque era una experiencia totalmente nueva para mí. Cuando me presentaron la idea, me puse a pensar durante un día entero en la historia que quería contar, la historia en la que sentía que podía tener no necesariamente autoridad, pero sí pasión. Así que me dije que si podía hacer que Dalton fuera a una escuela de arte, yo, que fui a una escuela de teatro en la vida real, podría identificarme con lo que es ser un joven artista en un centro de estudios, tratando de llegar al núcleo de lo que eres como artista.

Eso me interesaba. La luz y la oscuridad me interesaban. Me interesaban las relaciones entre padre e hijo. Y quería desentrañar realmente los acontecimientos que se muestran al final de “Insidious 2”. Todos esos eran temas sobre los que sentía que podía opinar. Esa fue mi propuesta, y por suerte, fue muy bien recibida. Luego, nos pusimos a escribir. [El guionista] Scott Teems lo desarrolló a partir de la historia original de [el guionista original de la serie] Leigh Whannell, y trabajé con él durante los últimos cuatro años para llegar a donde está ahora.

Tuviste entonces algo que decir en términos de lo que la historia debía mostrar, porque, como dices, no escribiste el guión, pero consultaron contigo, les diste ideas.

Claro. Les dije, ‘esta es la película que quiero hacer’. Luego fuimos y contratamos a Scott, que ya había trabajado con [la compañía productora] Blumhouse. Scott voló hasta mi casa en Nueva Jersey y me dijo, “¿qué quieres contar?” Empecé a hablar de lo que quería que la película fuera. Se fue durante unos seis meses y, al regresar, me dijo, “aquí tienes”. Lo que trajo representaba mucho de lo que habíamos hablado, porque él es también director de cine. Entiende el aspecto profundamente personal de hacer películas.

Esta película es sumamente impresionante en cuanto al desarrollo de personajes, sobre todo en relación al tuyo, Josh Lambert, y al de su hijo Dalton, que ahora es un adolescente. Él es interpretado nuevamente, después de diez años, por Ty Simpkins. Así que tenías que dirigirte a ti mismo y tenías que dirigir a la vez a Ty en estas escenas que son muy dramáticas, muy emotivas, y que tienen un tono que está reservado normalmente para el tipo de películas que algunas personas llaman ahora “elevated horror”. Esta sigue siendo una cinta de clasificación PG-13, pero llega a ponerse muy intensa, ¿verdad? No sólo en términos de terror, sino en términos de temas de familia y de situaciones traumáticas.

Leigh me dijo hace un par de años que lo bueno del terror es que puedes hacer un drama para adultos a través de la perspectiva de una película de terror, porque los dramas para adultos ya no funcionan en la pantalla grande. Pero si dices que es una película de terror, puedes contar de repente tu drama para adultos.

El corazón de esta película es cómo se lidia con un trauma familiar, la relación padre-hijo y la maduración de un joven para descubrir quién es y qué secretos tiene a sus espaldas. Lo divertido es que son temas muy profundos de los que puedes hablar con un psicólogo o en una clase de interpretación, o con los que puedes simplemente divertirte, pedir palomitas y disfrutar de los sustos. Me encanta esta clase de películas.

Las películas de Insidious siempre han resonado en un público más joven, porque al ser PG-13, no tienen mucha sangre, escenas de desnudos ni malas palabras. Como padre de adolescentes, sé que esta es una de esas franquicias que puedes mostrar a los más jóvenes. Pero yo quería acercarme a la familia con respeto y rendirle realmente honor a las dos primeras películas.

Claro que son temas profundos. Pero, ¿sabes qué? Esas cosas no deben ser evitadas. Hay que hablar de temas difíciles, y yo creo en eso. Esta familia está lidiando con la falta de comunicación y con lo que les va a pasar al final de la película. Creo que es importante que una familia hable de sus propios problemas.

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Estamos evidentemente ante un trabajo de ficción. Esta es una película de terror, con un demonio y todo. Pero hay algunas cosas propias que podías  utilizar, porque, como dices, trata sobre asuntos familiares y sobre situaciones que pueden ocurrirle a la gente real. Pudiste usar algunas de tus propias experiencias, supongo. Tienes dos hijos que son bastante jóvenes, así que podías mirar a tu alrededor y decidir qué usar para representar a tu personaje en la actualidad.

Eso es lo divertido de las películas de terror. Puedes partir de una situación muy honesta, muy realista, muy puntual, y puedes engrandecerla y volverla totalmente absurda y vanguardista. Ese es el melodrama del ‘terror elevado’, como tú has dicho. Es divertido como actor, es divertido como director dar un gran golpe. No tienes que usar metáforas como "estoy luchando contra mis demonios". No, Josh está luchando literalmente contra demonios [risas].

¿Dónde más puedes hacer eso? Es lo bueno del género, que no necesita tomarse a sí mismo demasiado en serio. Pero como actores, tenemos que aceptarlo e interpretarlo con un sentido total del realismo, incluso en un entorno irreal, porque en última instancia, creo que eso es lo que cala en el público. Quiero una respuesta emocional al final. No quiero que digan solamente, ‘oh, eso fue divertido’. Quiero que la gente sienta algo.

¿Puedes hablar un poco sobre el uso en la película del famoso cuadro de Francisco de Goya, que se llamaba originalmente “Saturno”, pero que es comúnmente conocido como “Saturno devorando a su hijo”? Esa pintura es una locura. ¿Estabas familiarizado con Goya?

Si, pero no tanto como lo estuve aquí, lamentablemente. Hice mucha investigación sobre pintores y artistas, sobre todo los que tenían que ver con la técnica del claroscuro. Para mí, Goya era fascinante porque era realmente este gran pintor de la corte que hacía trabajos realistas y hermosos. Sin embargo, como pasó con [Salvador] Dalí, terminó adentrándose en lo surreal.

Pero Goya tenía encima todo este trauma familiar, y eso es en lo que se convirtieron sus pinturas. Es decir, estas pinturas estaban en las paredes de su casa. Todo se volvió muy absurdo y muy trágico, y fue como si la oscuridad de su alma estuviera saliendo. Casi todos sus hijos murieron. Él tenía una relación muy cercana con “Saturno devorando a su hijo”, porque el cuadro imitaba realmente su propia vida. Yo quería poner eso en la cabeza de Dalton. “¿Está mi padre tratando de devorarme?” Sólo quería plantear lo trágica que puede ser una relación padre-hijo.

De nuevo, en el género de terror, puedes hacer que eso resulte realmente absurdo y mostrarlo de modo muy gráfico. Es interesante porque, cuando estábamos viendo el tema de la clasificación de edades de la película, hubo gente que me dijo que no podía utilizar esa obra. Les dije: "¿Estás bromeando? ¿No puedo utilizar a uno de los maestros más grandes del arte porque crees que podría ser demasiado violento? ¡Fuera de aquí! ¿Pueden disparar armas y hacer todo lo que hacen, pero yo no puedo mostrar a Goya? ¡Fuera de aquí!”

Me encanta Goya, y me parece trágico ver, sobre todo en el caso de un artista, cómo la agitación interior que siente se refleja en su obra. Eso es más o menos lo que quería transmitir con la película.

En el mismo plano visual, debo suponer que James Wan te influyó mucho, porque él dirigió las dos primeras películas de Insidious en las que participaste como actor.

Por supuesto.

Pero también hay, como dijimos ya, muchas escenas dramáticas y varios momentos íntimos. Y me parece que estos muestran tu propia visión. Has trabajado con directores de la talla de Todd Field, Jason Reitman y Ridley Scott. ¿Fue entonces la puesta en escena una combinación de influencias, o decidiste emplear referencias específicas?

Fue una combinación de todo. [Para prepararme], vi de todo, desde películas de [Dario] Argento, que me encantan. Me fascina el cine de terror de los ‘70, y obviamente, lo que hace toda la gente con la que trabajo, desde Mike Nichols hasta James Wan. Todd Field está ahí, por supuesto. También están David Slade y Joe Carnahan. Johnny Hancock. He trabajado con algunos directores increíbles.

Podría seguir diciendo nombres, pero en realidad, termina tratándose de las películas que te gustan. Hay películas de las que probablemente veo reflejos. Me encantan los planos muy simétricos en los que el sujeto es asimétrico, como sucede durante la secuencia de la resonancia magnética [a la que se somete Josh], donde pude utilizar las imágenes y su naturaleza estática para mostrar la agitación interior del personaje.

También me encantan las películas de Wes Anderson. Soy una persona muy visual para alguien que viene del teatro y que no fue a la escuela de cine. Hay imágenes que realmente me llaman la atención. Como las que aparecen en las películas de Mario Bava. No sé si podría elegir ciertos planos, pero hay algo mío que está definitivamente ahí.

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Este artículo fue publicado por primera vez en Los Angeles Times en Español.