Paul Mescal está harto de que le pregunten sobre su vida sentimental
El perfil público e interpretativo de Paul Mescal (Irlanda, 1996) no ha dejado de crecer desde que, en 2020, se llevara un sinfín de elogios por su papel en la exitosa miniserie 'Normal People', que protagonizó junto a la también aclamada Daisy Edgar-Jones. Ahora, el intérprete de 27 años se postula por primera vez como candidato al Óscar, nada menos que en la categoría de mejor actor principal, por 'Aftersun': todo un logro que no ha hecho más que intensificar la curiosidad sobre el ámbito más íntimo del nuevo galán de Hollywood.
El intérprete no parece estar asimilando demasiado bien el interés que suscita su persona en terrenos alejados del estrictamente profesional. En conversación con la revista Vanity Fair, el intérprete ha sido cuestionado sobre la forma en que lidia con todas las informaciones y rumores sobre su vida sentimental, especialmente después de que saliera a la luz que habría puesto fin a su romance con la cantante Phoebe Bridgers. Aunque trata de parar con toda la firmeza posible cualquier pregunta a ese respecto, con el tiempo Paul ha aprendido también que una actitud demasiado rotunda con la prensa puede resultarle contraproducente.
"A veces tengo la tentación de decir: 'Cerrad la pu** boca'. Es que estamos hablando de mi vida, de lo que pasa y de lo que no pasa. Lo que tengo claro es que tengo que seguir adelante bajo la convicción de que mi vida es un asunto privado", ha explicado en su charla con la publicación, en la que ha recordado el cambio radical que experimentó su día a día tras el éxito cosechado con 'Normal People'. "Cuando salió la serie, yo era muy directo en las entrevistas, pero no creo que eso fuera muy inteligente, era una actitud que no me servía en absoluto", ha señalado.
El joven intérprete también trata de mantenerse al margen de los debates de toda clase y condición que se concentran en las redes sociales, pero en ocasiones no puede evitar que le afecten. "A veces soy capaz de enterrarlos y otras veces me enfadan y me disgustan muchísimo", ha reconocido. "Encontrar el equilibrio siempre es difícil, pero tengo muy claro que dar respuestas a gente extraña sobre mi vida no me va a ayudar. Es como un chute rápido de serotonina que se desvanece", ha manifestado para, a continuación, agradecer aquellas respuestas del público que son consideradas y respetuosas. "Esa ha sido la experiencia predominante, la mayoría de la gente ha sido siempre muy amable en el apoyo que me brindan".