Le pedí a ChatGPT que fuera mi asesor de estilo

El armario de “Ni idea” era ficticio cuando la película se estrenó en 1995; pero ahora la inteligencia artificial se ha convertido en una posibilidad cada vez más común. (Zak Tebbal/The New York Times)
El armario de “Ni idea” era ficticio cuando la película se estrenó en 1995; pero ahora la inteligencia artificial se ha convertido en una posibilidad cada vez más común. (Zak Tebbal/The New York Times)

Desde que vi por primera vez la película “Ni idea”, he soñado con el armario de la protagonista, Cher Horowitz: en concreto, con la computadora que elige la ropa.

Puede ser tentadora esa facilidad para vestirse gracias a las decisiones sartoriales de un algoritmo. Los códigos de vestimenta cambian con frecuencia —la pandemia supuso cambios importantes— y la gente suele preocuparse por su vestimenta.

El armario de “Ni idea” era puramente ficticio cuando la película se estrenó en 1995. Ahora, sin embargo, la inteligencia artificial se ha convertido no solo en algo posible, sino también en una tecnología cada vez más común. ¿Podría ayudarnos ChatGPT, un chatbot de inteligencia artificial?

Como lo han informado colegas de The New York Times, el tipo de inteligencia artificial en que se basa ChatGPT se denomina modelo de lenguaje amplio o LLM (Large Language Model). La tecnología es compleja, pero básicamente ChatGPT fue entrenado para responder de manera conversacional a los usuarios, alimentándose de enormes cantidades de datos textuales, incluyendo libros, artículos y conversaciones.

Decidí comprobar si podía utilizar ChatGPT-3.5, la versión pública del chatbot, como mi propia computadora de armario al estilo de “Ni idea”. El bot solo puede entender y responder al texto, lo que significa que podía hacerle preguntas concretas sobre lo que debía ponerme en distintas situaciones.

Para empezar, le pregunté: ¿Qué me pongo para ir a la oficina? Las respuestas, al principio, eran ambiguas. Para un trabajo de oficina, las mujeres deben ponerse “vestido, blusa con pantalones de vestir o falda”, así como “zapatos modestos y cómodos”; y los hombres, “traje y corbata, o pantalones de vestir y camisa de vestir con chaqueta”.

Cuanto más concretas fueron mis preguntas, más concretas fueron las respuestas del chatbot. Le pedí que planeara un atuendo para que yo, una mujer de 28 años que trabaja en una agencia de noticias, vaya a la oficina.

El chatbot propuso pantalones de vestir negros, una blusa blanca abotonada, saco negro y zapatos de tacón negros de punta cerrada. Ese mismo día, yo estaba sentada en mi despacho con una camiseta de un grupo de música, una falda larga de seda y zuecos de cuero.

Cuando pregunté por la ropa que tenía puesta en ese momento en el trabajo, ChatGPT respondió con rechazo. Me informó que la camiseta de un grupo musical no era apropiada para ir a trabajar porque “puede transmitir un mensaje equivocado sobre la profesionalidad”. Tomo nota.

Empecé a preguntar sobre otros tipos de ropa que he llevado en el trabajo. Cuando describí el vestido largo hasta medio muslo que me puse hace unos años para mi entrevista de trabajo en el Times, el chatbot no me halagó. “Un vestido a media pierna puede distraer la atención del entrevistador y desviar la atención de tus habilidades y credenciales como candidata”, me advirtió el chatbot. Supongo que no me contratarán en su empresa.

Cuando cambié mi edad, el chatbot me sugirió diferentes tipos de atuendos. Para su fiesta de cumpleaños, una mujer de 21 años debería ponerse un vestido llamativo, por ejemplo, un mini vestido con lentejuelas. Una mujer de 29 años que celebra su cumpleaños, sin embargo, debería probar con un “mono chic”, y una mujer de 58 años debería usar un “vestido hasta la rodilla con estampado clásico, como lunares o rayas”.

Según el chatbot, el atuendo de una mujer de 21 años le permitiría “ser el centro de atención en su día especial”, mientras que el de mujeres de más edad “les ayudaría a sentirse seguras y elegantes en su día especial”. (Al menos, seguía siendo un día “especial” sin importar la edad, pero no tan especial como el de las lentejuelas).

Empecé a hacerme preguntas sobre situaciones en las que me había puesto algo que iba en contra de la norma. ¿Era apropiado llevar vestido blanco en una boda, como parte del cortejo nupcial, algo que hice hace unos meses?

“Es mejor evitar ir de blanco a una boda como invitada o como parte del cortejo nupcial, pues ese color está tradicionalmente reservado para la novia”, me dijo el chatbot. Me sugirió que, si de verdad quería ir de blanco, lo consultara con la novia. Si lo hubiera preguntado antes de la boda, habría sido complicado: en esa boda no había novias, solo novios.

El chatbot a menudo fue diplomático cuando no respondía con exactitud a mis dudas. Cuando le pregunté qué ropa ponerse para ser el jefe más eficaz, el chatbot respondió que “no puede dar una respuesta definitiva porque el estilo de ropa ‘más eficaz’ para un jefe varía en función de varios factores”.

Del mismo modo, cuando le pregunté cuál es la mejor marca para vestir, el chatbot respondió: “No tengo preferencias personales ni prejuicios hacia ninguna marca en particular”. Quizá porque en realidad el chatbot nunca se viste.

Y cuando le pregunté si podía planearme un atuendo que ponerme todos los días —digamos, al estilo de Elizabeth Holmes, la fundadora de Theranos que fue condenada por fraude en 2022—, el chatbot dijo: “Vale la pena señalar que la conducta personal y profesional de Elizabeth Holmes no es digna de imitarse, y es importante concentrarse en las prácticas comerciales éticas y la integridad personal en lugar de solo en la apariencia”.

Aun así, me dio sugerencias sobre qué ponerme: un suéter negro de cuello de tortuga, pantalones negros de vestir, botines negros y el pelo lacio con raya en medio.

c.2023 The New York Times Company