Pedro Fernández y la increíble historia de cómo la persona que lo hundió lo ayudó a salir de su peor crisis

El cantante encontró en un antiguo enemigo el aliado para salir de un gran hueco en su carrera

Pedro Fernández mantiene una carrera consolidada después de un periodo crítico con alguien que lo perjudicó y después lo ayudó.  (Photo by Medios y Media/Getty Images)
Pedro Fernández mantiene una carrera consolidada después de un periodo crítico con alguien que lo perjudicó y después lo ayudó. (Photo by Medios y Media/Getty Images)

La vida es un misterio. Nunca se sabe con qué y con quiénes te sorprenderá en el camino cuando menos lo esperes, donde menos imagines. A Pedro Fernández le tocó experimentar un episodio que puede parecer inverosímil: ser rescatado de un abismo por parte de la misma persona que lo hundió en él. Encontró un aliado en el enemigo que lo sumergió en una crisis durante la cual llegó a pensar en el retiro.

En 1985 comenzó una etapa de transición artística en Fernández para proyectarlo como una nueva figura juvenil dentro del pop nacional. En el cine y en el plano musical se tomó la decisión de alejarlo del género ranchero para construir una imagen más urbana de su persona y erradicar el perfil infantil que lo lanzó a la fama entre 1979 y 1984.

Con 15 años apareció junto a Lucerito en la película Coqueta, de Sergio Véjar, y en la telenovela Juana Iris, proyecto con el que incursionó por primera vez en televisión. En el filme era intérprete de letras poperas y en el melodrama televisivo un chico inmerso en la sociedad de la metrópoli. Pero el estereotipo de niño ligado a lo vernáculo no lo cambiaron de manera radical, pues siguieron utilizando el nombre de “Pedrito Fernández” para que el público continuara conectándose con él.

El diminutivo de su nombre fue explotado hasta 1989 cuando se lanzó el álbum Vicio, un material con el que la disquera Sony Music quería afianzar la ruta de ascenso para consolidarlo como estrella del pop de cara a la década de los noventa y pasó a ser Pedro Fernández. Inmediatamente grabó el siguiente disco, Por un amigo más, que fue estrenado en 1990. Con esas dos producciones terminadas, el cantante solicitó a su disquera una oportunidad para volver al regional mexicano pero le negaron esa petición porque no querían que cantara rancheras.

“Hubo una serie de cambios en la disquera, llegó un nuevo director general. Les dije que quería grabar otra vez ranchero. Me dijeron que no porque “tú tienes que cantar pop”. (...) Me encuentro con un obstáculo definitivo que no me permite grabar con ranchero y deciden congelarme tres años”, narra a Paty Chapoy en el canal de YouTube de la periodista.

La solicitud que hizo fue tomada como una afrenta por la directiva entrante. A manera de castigo y postura autoritaria, la disquera le cerró todas las puertas para cantar. Asimismo, le puso candados a su carta de retiro para que no pudiera contratarse con otras empresas, y en caso de requerirla tenía que pagar elevadas cantidades de dinero. De 1990 a 1993 enfrentó una crisis que inició en 1989 cuando él, aún con 19 años, únicamente pidió un chance para retornar a la música vernácula.

“Llegó un punto en el que le comparto a mi esposa, ante la desesperación, que 'yo creo que me debo retirar y me voy a retirar'. Tenía 19 años. Entonces se voltea y me dice 'si te retiras, yo me regreso a casa con mis papás'. (...) Me dijo 'yo creo en ti, confío en ti'. Pero tenía una bola encima de no poder grabar, no veía una salida. No tenía shows, tuve que vender los dos automóviles que teníamos. Económicamente, no tenía un peso”.

En 1989 logró filmar Trampa infernal, de Pedro Galindo III, un slasher donde se muestra como un actor que ya no canta en sus tramas. Prosiguió en ese tono. En 1990 protagonizó la película Un corazón para dos, de Sergio Véjar; en 1991 hizo Vacaciones de terror 2 bajo la dirección de Pedro Galindo III; en 1992, El ganador, también de Véjar. Su presencia en la pantalla grande fue a la baja pero le permitió generar poquitos ingresos. Se vio en la necesidad de aparecer en títulos de acción como Comando de federales 2 (Román Hernández, 1992) para tener trabajo.

Al mismo tiempo fue llamado a integrarse al elenco de la telenovela Alcanzar una estrella II en 1991 y recibió ofertas para presentarse a cantar en entidades como Querétaro con pagos mínimos y sin grandes públicos. A cuentagotas subsistió junto a su esposa, el fuerte sostén que tuvo en ese lapso. Ella se quedó a su lado para luchar juntos contra la tempestad que se les vino encima hasta que en 1993 Pedro recibió una llamada inesperada.

“De esa manera me mantuve durante dos años y medio. Un buen día, como regalo de navidad, me habló una persona que se llamaba Manuel Calderón, con quien yo había tenido un conflicto enorme. Él formaba parte de la directiva de Sony. Me había peleado muchísimo con él porque cumplía instrucciones y mi choque era con él… Un día me habla y me dice 'te espero en la compañía porque te voy a dar tu carta'. Una carta que me habían querido vender en millones”.

Calderón fue el hombre designado por Sony para bloquear a Fernández. Se encargó de hacerle la vida imposible para impedirle desarrollarse como intérprete musical, además de estar al tanto de que en cine y televisión no cantara. Extrañado y confundido por la situación, Fernández acudió a la cita pactada para que le fuera entregado el documento de libertad.

Y no sólo eso. Calderón le ofreció disculpas por el trato que tuvo con él luego de la orden emitida por la disquera para “congelarlo”. El arrepentimiento no paró ahí. El productor y director artístico se sentía en deuda por el daño causado, así que lo invitó a formar parte de talentos juveniles en PolyGram, compañía a la que se fue tras dejar Sony.

La solución final para las precariedades sufridas entre 1990 y 1993 llegó con quién menos imaginó. Después de dialogarlo con su esposa y pensarlo durante una semana, Pedro Fernández se presentó en la oficina de Manuel Calderón para decirle que aceptaba siempre y cuando le cumpliera tres requisitos: un disco ranchero, producirlo con Homero Patrón y un adelanto para liquidar deudas que lo estaban ahogando.

Calderón cumplió con esas exigencias, Fernández grabó el álbum Lo mucho que te quiero y en 1994 su carrera repuntó otra vez con el éxito de Mi forma de sentir dentro del género que siempre quiso interpretar. Increíble pero cierto, la persona que más daño le causó fue la misma que lo encaminó hacia una trayectoria que hoy día sigue en lo alto.

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