Cinco películas para disfrutar de Berlín, una ciudad atravesada por su historia

Cinco películas para disfrutar de Berlín, una ciudad atravesada por su historia
Cinco películas para disfrutar de Berlín, una ciudad atravesada por su historia

Dueña de brillantes momentos de la historia y también de grandes tragedias que marcaron el devenir de la humanidad, los contornos cambiantes, diferentes, antojadizos y, sin ninguna duda, mágicos de Berlín fueron de natural deslumbramiento para el cine. Considerando además la notable trascendencia de una cinematografía que brindó corrientes como el expresionismo o el Nuevo cine alemán -que agigantaron su fama y los contornos del país y de su capital a través el mundo-, son muchas las películas que se detienen en sus impactantes paisajes y rincones para desarrollar sus relatos.

Como escenario natural, es imposible omitir desde la monumental Berlin Alexanderplatz, de Rainer Werner Fassbinder, a superproducciones como Bastardos sin gloria, de Quentin Tarantino, o Puente de espías, de Steven Spielberg, e incluso a un gran clásico como ¡Uno, dos, tres!, del austríaco Billy Wilder, en la que se tuvo que recrear durante el rodaje la Puerta de Brandemburgo porque, en paralelo, había comenzado la construcción del Muro de Berlín. ¿Qué imágenes reales quedan de aquellos paisajes que nos regaló el cine? El fotógrafo argentino radicado en Berlín Néstor Barbitta registró cómo esos escenarios se modificaron, o no, a lo largo del tiempo desde la perspectiva de 5 películas que están disponibles en diversas plataformas y son clásicos insustituibles del cine alemán.

Berlín, sinfonía de una ciudad (1927)

El tren llega a la estación más antigua y central de Berlín, Anhalter Bahnhof, y es solo el principio de un viaje visualmente fascinante y vanguardista por los contornos de una ciudad que, tras la Segunda Guerra Mundial, cambiaría para siempre. Estructurada en cinco actos, sin embargo, la presencia del tren y del tranvía será una constante para describir la vida desde el comienzo del día hasta la diversión nocturna.

Dirigida por Walter Ruttmann contó con la colaboración de dos inmensos nombres del cine de entonces: Carl Mayer (guionista fundamental del expresionismo) y Karl Freund (nada menos que cámara de, entre otras, Metrópolis).

La estación de Anhalter Bahnhof
La estación de Anhalter Bahnhof - Créditos: @Nestor Barbitta

La estación de Anhalter Bahnhof estuvo en los planes de demolición de Adolf Hitler, pero las bombas aliadas se adelantaron y la dejaron severamente dañada. Demolida en 1960, hoy se conserva solo una parte de su imponente fachada.

Las alas del deseo (1987)

Los ángeles Damiel y Cassiel observan la vida de los habitantes de la ciudad de Berlín sin poder entrometerse con ellos, ni con sus decisiones. Pero todo cambia cuando Damiel -un inmortal Bruno Ganz que décadas más tarde compuso al Hitler más perfecto del cine para La Caída-, decide sacrificar el tiempo eterno por vivir la experiencia terrena.

Wim Wenders conquistó el premio al mejor director en el Festival de Cannes y brindó una experiencia hipnótica en un precioso blanco y negro que realza la ciudad al ritmo de la música de Nick Cave, Tuxedomoon, Laurie Anderson y Crime and the City Solution. Tuvo una secuela y una remake estadounidense, pero nada como este clásico del cine alemán que recreó en estudios la cúpula de la diosa que corona la Columna de la Victoria.

La Columna de la Victoria
La Columna de la Victoria - Créditos: @Nestor Barbitta

Fue trasladada durante el nazismo a su ubicación actual desde su antiguo sitio frente al Reichstag. Sobrevivió a la guerra y a la intención francesa de dinamitarla luego; eso le permitió permanecer casi intacta donde puede admirarse hoy, en el parque Tiergarten.

Corre, Lola, Corre (1998)

Si hay una película que transita por prácticamente todo el Berlín moderno es esta realización que le brindó fama a su director Tom Tykwer, y a su vital y atlética protagonista, Franka Potente.

Pensada para explicitar en la historia el “efecto mariposa”, por el cual tres veces la historia comienza igual pero culmina diferente, este film de 1998 sigue a Lola (Potente) por las calles de Berlín, luego de una llamada de su novio Manni (Moritz Bleibtreu), que perdió la bolsa con un botín que debe entregar a su jefe y debe resolver el entuerto en veinte minutos, a costa de su vida. Las tres historias son tres carreras contra el tiempo que Tykwer concreta con un cronómetro, tanto en pantalla como en el certero montaje.

El puente de Oberbaum
El puente de Oberbaum - Créditos: @Nestor Barbitta

El puente de Oberbaum, con su estilo gótico báltico y ladrillos rojos, fue protagonista de la historia desde su construcción actual de 1896. Dinamitado en su parte central en 1945 por los nazis para evitar el avance del Ejército Rojo, con la llegada del Muro de Berlín se convirtió en frontera de las dos Alemanias. Con la reunificación se lo restauró y la parte central observa el diseño del arquitecto Santiago Calatrava.

Goodbye, Lenin! (2003)

La madre de Alex entra en coma el 7 de octubre de 1989 y despierta ocho meses después. Convencida militante comunista, pero de frágil salud, nada la afectaría más que descubrir la caída del muro de Berlín y el derrumbe del bloque soviético. Es por eso que Alex (Daniel Brühl, en el papel que lo lanzó a la fama internacional) hará todo lo que este a su alcance para que su pequeño departamento sea el último bastión de la vieja Alemania comunista. Por eso cuando se produce el encuentro con la realidad en la Karl Marx Alle, todo se ve parecido, pero diferente.

Wolfgang Becker consiguió un éxito mundial, la nominación al Globo de Oro y otros 35 premios más con esta película coronada como uno de los clásicos recientes del cine alemán.

Fuente de Strausberger Platz
Fuente de Strausberger Platz - Créditos: @Nestor Barbitta

El boulevar construido en la Alemania comunista remataba sus casi dos kilómetros de largo con las dos torres de Frankfurter Tor y cerca de allí con la fuente construída en 1967 por Fritz Kahen con placas de cobre y una fuente central con una altura de 18 metros de alto. El boulevar contaba también con un monumento a Stalin. La fuente continúa estando allí.

La vida de los otros (2006)

Florian Henckel von Donnersmarck levantó el Oscar a la mejor película extranjera por este intenso drama situado en el Berlín oriental, en los últimos momentos de existencia de la RDA.

En la historia, Gerd Wiesler es elegido para vigilar al dramaturgo Georg Dreyman. Pero, en rigor, el plan no es otro que quedarse con la novia de Dreyman, Christa-Maria Sieland, por parte del ministro de cultura. Así Wiesler, quien no tiene una vida personal más allá de los espionajes, se asoma a un desconocido mundo para él. Aún faltan unos años para que caiga el Muro de Berlín, lo que llevará a Wiesler a replantearse sus años como agente de la temible policía secreta Stasi.

21 Wedekindstrasse, barrio de Friedrichshain
21 Wedekindstrasse, barrio de Friedrichshain - Créditos: @Nestor Barbitta

El barrio de Friedrichshain era un popular barrio del Berlin oriental que hoy es conocido por su ambiente cultural y residencia de artistas. Allí se encuentra la casa de departamentos donde transcurre buena parte de la película ambientada en escenarios reales, a sola excepción de la prisión de Hohenschönhausen.