La película favorita de la reina Isabel II era un ejemplo del cine casposo de los 80 y lo entiendo

Reino Unido está de luto tras la muerte de la reina Isabel II de Inglaterra. La célebre monarca británica falleció el 8 de septiembre a los 96 años, dejando atrás un longevo reinado de 70 años a lo largo del que formó parte de algunos de los acontecimientos y crisis más importantes de la historia. Su figura ha sido una constante en los medios y en la sociedad, marcando época tanto en su país como a nivel internacional, y estos días, se le rinden homenajes desde todas partes.

Toca hacer balance de una larga vida de hitos, decisiones y polémicas. Momentos históricos que la han consolidado una y otra vez como una de las figuras públicas más influyentes y divisivas de todos los tiempos. Pero hoy no me voy a centrar en su papel en la historia, de sobra conocido y estos días cubierto por todos los medios, sino en esos aspectos que nos recuerdan que, bajo el carácter estricto y conservador de la monarquía, bajo los protocolos, la pompa y la ceremonia, había una persona. Y que como todo el mundo, ella también recurría al cine para evadirse y distraerse.

La reina Isabel II ve un desfile de moda en el Centro Nacional de Convenciones de Dublín el 19 de mayo de 2011. (Foto: CARL DE SOUZA/AFP vía Getty Images)
La reina Isabel II ve un desfile de moda en el Centro Nacional de Convenciones de Dublín el 19 de mayo de 2011. (Foto: CARL DE SOUZA/AFP vía Getty Images)

Si han visto The Crown, recordarán las escenas cotidianas en las que Isabel II trataba de desconectar (relativamente) de su papel como reina, disfrutando con su familia de tiempo libre en el que, a menudo, todos se reunían frente al televisor para evadirse y relajarse. Con esas escenas, la serie de Netflix nos muestra una faceta de la reina que no solíamos ver, pero que por supuesto, existía. ¿Qué solía ver Isabel en televisión (además de la BBC)? ¿Con qué se distraía? ¿Cuál era su película favorita?

Investigando un poco, resulta que tenemos respuesta a esa última pregunta, y es mucho más sorprendente de lo que podríamos esperar. Conociendo a Isabel II, una figura caracterizada por la distinción y la seriedad, cabría pensar que su película favorita sería algo clásico (y poco controvertido) al estilo de Orgullo y prejuicio, Mucho ruido y pocas nueces, la más reciente El discurso del rey (que reconstruía de forma inspiradora la historia de su propio padre) o incluso la saga de acción británica por excelencia, James Bond. Y ya puestos a imaginar, sería genial que su película de cabecera fuera en secreto The Queen (La reina) con Helen Mirren, o por qué no, la aclamada Paddington, ya que recientemente se tomó el té con el adorable osito en Buckingham Palace. Pero no, la película favorita de la reina aparentemente era algo completamente distinto, una cinta de acción casposa de los 80 que acabó convirtiéndose en clásico de culto: Flash Gordon.

Los actores Sam J. Jones y Timothy Dalton en una escena de la película 'Flash Gordon', 1980. (Foto de Stanley Bielecki Movie Collection/Getty Images)
Los actores Sam J. Jones y Timothy Dalton en una escena de la película 'Flash Gordon', 1980. (Foto de Stanley Bielecki Movie Collection/Getty Images)

Fue precisamente uno de sus actores quien desveló el impactante dato con la prensa. Durante una entrevista con Yahoo Movies UK en 2020, Brian Blessed, que interpreta al Príncipe Vultan en la película, desveló que la propia reina le contó que ella y sus nietos eran muy fans de Flash Gordon (bueno, seguramente no con esas palabras). “Es la película favorita de la reina, la ve con sus nietos todas las navidades”, reveló el intérprete británico, que además aseguró que la monarca le pidió recitar su frase más icónica del film: “¡Gordon vive!”, seguramente -aunque no lo especificaba-, cuando la conoció en persona al ser nombrado Oficial de la Orden del Imperio Británico en 2016.

Para quien no esté muy familiarizado con ella, Flash Gordon es una película estadounidense de acción y ciencia ficción recordada por su estética colorida, excesiva y camp, en la que un joven jugador de fútbol americano llamado Flash Gordon (Sam J. Jones) viaja al lejano planeta Mongo, donde se verá obligado a luchar junto a nuevos aliados contra Ming el Despiadado (Max von Sydow), un tirano intergaláctico que está atacando la Tierra. La película, dirigida por Mike Hodges y producida por el mítico Dino De Laurentiis (productor de otro gran clásico kitsch de la ciencia ficción, Barbarella), Flash Gordon no obtuvo un gran éxito de taquilla en Estados Unidos, pero curiosamente funcionó especialmente bien en Reino Unido, donde recaudó casi 14 millones de libras.

Con el tiempo, Flash Gordon se convirtió en un clásico de culto para los fans de la fantasía y, cuarenta años después, sigue ejerciendo una gran influencia en cineastas modernos como Edgar Wright o Taika Waititi, que la usaron como claro referente en sus respectivas películas Scott Pilgrim contra el mundo y Thor: Love and Thunder. Por otro lado, además de su humor, su ritmo acelerado, sus escenas de acción o su estética gloriosamente ochentera, Flash Gordon también destacó por su banda sonora, compuesta e interpretada precisamente por la banda Queen. ¿Coincidencia?

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Dicho todo esto, ¿tiene sentido que Flash Gordon fuera la película favorita de Isabel II? Pues claro. Entiendo perfectamente que una figura como la de Isabel II necesitase algo ligero en su vida para contrarrestar su vertiente más seria y estricta. Las personas estamos formadas por contradicciones y ya sabemos que las apariencias engañan, sobre todo cuando se trata de una fachada tan eminente como la de la monarquía británica. Es totalmente comprensible que la reina necesitase desconectar por completo de su realidad, de sus obligaciones y sus responsabilidades para con el pueblo británico y el mundo, de su persona pública; y que lo hiciera con algo que la transportase a un mundo completamente distinto al suyo.

Una película tan tonta y entretenida que sirviera como contrapunto al tedio protocolario, que durante un par de horas le permitiera soltarse y relajarse. Ser una persona como los demás. Pero no solo eso, sino que además pudiera disfrutar en familia, compartiendo ese momento de relax y evasión con los más pequeños. Todos tenemos una o más películas así, una válvula de escape para ayudarnos a olvidar por un momento los problemas o el trabajo, y la reina no iba a ser menos. Aunque suene extravagante, es lógico que, para Isabel II, esa película no fuera un drama histórico, una adaptación de Shakespeare o un romance de época, sino una excesiva y hortera ópera espacial de los 80.

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