‘Piaf! The Show’: el homenaje musical a Edith Piaf llega a México

Sentada junto a un acordeonista en una banca de madera donde se recarga una bicicleta antigua, a la luz de una lámpara de tres bulbos, como si fuera cualquier calle parisina de los 50, una mujer sorprende al músico con la pregunta “A quoi ca sert l’amour?” –¿Para qué sirve el amor?–.   

Ella misma responde: “Contamos siempre historias sin sentido… El amor no se explica” y justo en ese momento comienza a cantarle.

Suenan los primeros acordes y entre ellos, Edith Piaf –la famosa cantante francesa– vuelve a vivir, pero a través de la voz y la interpretación de Nathalie Lermitte, quien en cada nota la homenajea y celebra en Piaf! The Show.

La intérprete y comediante francesa de 56 años le ha dado vida en más de 50 países. Ahora, el espectáculo está por primera vez en México en el Auditorio Blackberry.

Entre el acordeón, el bajo, la batería y el piano, Lermitte considera su experiencia en el escenario una joya. Cuando Piaf! The Show llegó a su vida, relata en entrevista, usó esas canciones para deshacerse de sus propias lágrimas. 

Así como esa fue una verdadera gran oportunidad para seguir adelante con su vida, la interpretación de Lermitte le da al público la posibilidad de adentrarse en la nostalgia, la tristeza, el amor, la alegría y todas las facetas de Edith Piaf que, por momentos, aparece en una gran proyección al fondo del escenario: joven, romántica, divertida, expresiva, artística o, sencillamente, en la cima de París.  

En el escenario, Lermitte se siente como en casa: segura y en una misión. Al mismo tiempo siente temor, pero cuando deja de interpretar, solo hay tristeza. Es un sentimiento raro, dice, pero que en su obra da resultados ante un público que crece su entusiasmo sobre todo en el segundo acto. 

Desde los primeros 45 minutos, À quoi ca sert l’amour, Paris y Sous le ciel de Paris –popularizada entre nuevas generaciones por la cantante francesa Zaz– son el pretexto perfecto para demostrar esa misión personal, pero también la de encontrarse frente a frente, extendiendo los brazos y mirándola a los ojos, con la imagen de Piaf eternizada en la pantalla. 

Por un momento, el piano y el acordeón recorren a solas la escenografía parisiense. Lermitte aparece con un vestuario más floral y casi se fusiona con los colores de la escenografía mientras baila en el aire.

En ese momento, el espectáculo se vuelve una oda a París, a la admirada compositora, actriz y cantante, y a la chanson française (canción francesa). También en ese momento, igual que Piaf y como lo trae a colación ella misma, Lermitte comienza a vivir para el más grande amor de ambas: su público.

“La vida puede llegar a ser muy sorprendente”

Nathalie recuerda cómo comenzó todo mucho tiempo atrás, cuando ella –reconoce– no quería interpretar a Edith Piaf para nada.

Fue a la audición de una obra más grande interesada en otro personaje. El director la escuchó y le dijo: “Tú eres Edith Piaf”. Creyó que era una locura, que no podría hacerlo, e incluso le asustaba. 

Él insistió, y ella lo pensó durante dos semanas. Algo complicado sucedió en su vida en ese periodo. No puede explicarlo completamente, pero ahora lo llama una especie de milagro.

25 años después, Nathalie ya no necesita mucho para transformarse en Piaf: vestidos sencillos, pero elegantes –excepto el que utiliza para cerrar con Non, je ne regrette rien, Hymne à l’amour y La vie en rose, mucho más estilizado–, el acompañamiento de cuatro músicos en vivo, su potente voz y su capacidad para invitar al público a corear Padam Padam o un “la la la la la” apelando con un “Canta, México”.

Sin querer, esa habilidad está vinculada con la interpretación más memorable que recuerda. Una vez, mientras cantaba La foule en el teatro L’Olympia de París, olvidó la letra súbitamente.

Tuvo que parar la música y hubo un gran silencio. Pero mientras ella temía, al director le había parecido una muestra de viveza y realidad. 

Al final, personas que alguna vez habían trabajado con Piaf y estaban ese día en el espectáculo, le contaron que a la legendaria compositora francesa le había sucedido lo mismo en el mismo lugar y con la misma canción, lo que resolvió preguntándole al público “cómo va”. Ese fue el regalo de Edith Piaf que ha conservado para siempre.

En esta ocasión, además, cuando el espectáculo está a punto de terminar, no le deja al público ningún pretexto para no acompañarla: la letra del coro de La vie en rose se despliega en la pantalla del fondo y el homenaje es ahora para el gran amor de Piaf, al que jamás le mintió: su audiencia. 

Nathalie le ha dado vida una vez más a través de una voz que casi le ha heredado, pero no se va sin recordar lo que alguna vez dijo el poeta Jean Cocteau: “Edith Piaf, solo hay una”. 

Piaf! The Show tuvo sus primeros espectáculos el 7 y 8 de septiembre, pero todavía hay funciones para el 9 y 10. Si te interesa asistir, puedes conseguir tus boletos en Ticketmaster.