Yahoo Estilo Pierre Casiraghi cumple uno de sus sueños: se convierte en propietario de un castillo
Se crió en un palacio, pero uno de los sueños de su infancia siempre fue tener su propio castillo, en el que imaginar batallas a caballo cual caballero de brillante armadura. Pierre Casiraghi ha podido materializar y hacer realidad ese deseo al adquirir una fortaleza situada en la zona del Loira -conocida por ser una de las rutas más pintorescas e impresionantes del mundo en lo que a fortificaciones se refiere-, en el sur de los Alpes franceses. En concreto, el hijo de Carolina de Mónaco se ha convertido en el propietario del castillo de Beauregard, catalogado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
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Se trata de una construcción que tiene más de 500 años. En su origen, en este lugar existía un pabellón de caza que era utilizado por Francisco I en la época de Luis XII. Fue más tarde cuando Jean du Thiers, secretario de Estado de Enrique II, adquirió este enclave y se encargó de diseñar el castillo que conocemos hoy en día y de levantarlo con piedras sobrantes de la Catedral de Florencia. Por aquí pasó posteriormente un ministro e ilustre servidor de la corona: Paul Arde -que residió aquí cerca de medio siglo-, así como algunos de sus descendientes. En 1816 el castillo pasó a ser propiedad de la familia de Cheyron du Pavillon y, casi un siglo después, se abrió al público.
En los últimos tiempos, esta residencia, que siempre estuvo en manos de nobles, suponía un gran desembolso de mantenimiento para el conde Patrick de Clarens, que intentó por todos los medios no tener que venderla. Para ello subastó algunos enseres. Pero finalmente, tuvo que sacarla al mercado por cuatro millones de euros. Pierre Casiraghi no dejó pasar la oportunidad, ya que, además de su deseo de poseer un castillo, también tenía el aliciente de que uno de sus antepasados nació en este lugar. Lo cierto es que Beauregard, que ya ha sido sometido a una remodelación, se convertirá previsiblemente en la segunda residencia del hijo de Carolina de Mónaco, de su esposa, Beatrice Borromeo y de los dos hijos de ambos, Stefano y Francesco.
Así lo asegura la revista alemana Bunte, que ha destapado la compra, por parte de Pierre, de esta fortaleza francesa que cuenta con, entre otras joyas, un reloj holandés de 1711, una mandíbula de ballena, varios trofeos de caza del siglo XVIII, una gran colección de pinturas, muebles elegantes y valiosos y una galería de 327 retratos que es, sin duda, la que mayor interés histórico suscita. A través de esta estancia uno puede recorrer tres siglos de historia francesa y europea (desde el XIV hasta el XVII). En ella están representados varios monarcas, ministros y otros tantos diplomáticos galos, así como representantes de la iglesia, emperadores, príncipes y sultanes de 26 nacionalidades diferentes.
Con esta adquisión, el sobrino de Alberto de Mónaco cumple uno de sus sueños y lo hace meses después de haber realizado otra de sus metas: disfrutar de una aventura marina. Lo hizo el verano pasado, junto a la activista Greta Thunberg, con la que se embarcó durante dos semanas hasta llegar a Estados Unidos. Durante la travesía, para la que Pierre prestó su velero, el Malizia II, recorrieron el Atlántico desde Reino Unido e hicieron frente a inclemencias meteorológicas y a todo tipo de dificultades.
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