Pipi Estrada se va a quedar sin ases debajo de la manga en ‘Sálvame’

Hace unas semanas, Sálvamecelebraba su aniversario llevando al plató a famosos que algún día dieron mucho contenido al programa, como la vidente Aramís Fuster, la emblemática Paquita de Mónaco (tía de un exmarido de Estefanía de Mónaco) o el periodista Pipi Estrada. Y este último llegó para quedarse: se ha convertido en uno de los fichajes estrella de Sálvame, y desde el primer minuto comenzó a agitar el avispero, como se suele decir en este formato de Mediaset. Sin embargo, Pipi adolece de un exceso de protagonismo (no sabemos si el que busca o el que le otorgan desde la cúpula), y tanto ruido está haciendo que da la sensación de que en breve va a quedarse sin ases debajo de la manga y no va a tener nada más que ofrecer.

Pipi tenía una amplia trayectoria a sus espaldas como periodista deportivo cuandola prensa del corazón se fijó en él, hace ya dos décadas. El motivo: había iniciado una relación sentimental con Terelu Campos, y eso propició que las cámaras comenzasen a seguir a ambos muy de cerca, a veces, con un exceso de mal gusto. ¿Quién no recuerda aquellas imágenes de Terelu y Pipi dándolo todo en una discoteca, entre besos y toqueteos, la secuencia que fue bautizada como “el pim-pam-pum”?

MADRID, ESPAÑA - 5 DE JULIO: José Manuel Estrada 'Pipi Estrada' asiste a la fiesta del 35 aniversario de 'Holiday Gym' el 5 de julio de 2019 en Madrid, España. (Foto de Carlos R. Álvarez/WireImage)
MADRID, ESPAÑA - 5 DE JULIO: José Manuel Estrada 'Pipi Estrada' asiste a la fiesta del 35 aniversario de 'Holiday Gym' el 5 de julio de 2019 en Madrid, España. (Foto de Carlos R. Álvarez/WireImage)

Como sucede en tantas relaciones, el amor se rompió de tanto usarlo, pero Pipi no renunció a la popularidad que le había otorgado ese romance. Desgranó en la revista Interviú cómo fue el noviazgo, dando todo tipo de detalles íntimos. Luego continuó su periplo colaborando en programas de Mediaset como Sálvame (fue uno de sus primeros colaboradores, hasta que un día llegó a las manos con Jimmy Giménez-Arnau), Supervivientes o Mujeres y hombres y viceversa. Tras esta etapa más salsera, volvió al mundo del deporte.

Ahora ha vuelto a Sálvame, y ha retomado aquel Pipi desvergonzado, al que le gustaba hacer un show más allá de lo meramente periodístico. Está claro que se reconoce a sí mismo como un personaje del corazón, y ha vuelto a dar detalles de cómo fue su historia de amor, y sobre todo, sus desavenencias. Que si le echó de casa unas diez veces, entre otras razones, por no levantar la tapadera del retrete, que si tenía celos de sus amigas y otras tantas historias que bien podrían calificarse como para no dormir. Durante el polígrafo desarrollado en la noche del 29 de abril, a Pipi se le preguntó si estaba obsesionado con Terelu, y respondió que no, aunque la máquina de Conchita aseguró que mentía.

No estará obsesionado, si él lo dice, pero lo cierto es que a Terelu no deja de azuzarla en casi cada intervención, y al resto de su familia, tampoco. Esta semana a quien ha tenido entre ceja y ceja es a Carmen Borrego, la que un día fue su cuñada, y que tampoco guarda buenos recuerdos de él.

El pasado lunes, por ejemplo, en Sálvame se habló de cómo había sido la boda del hijo de Carmen, celebrada el fin de semana anterior, y el programa decidió confeccionar, en directo, una réplica del vestido de Carmen. Y para lucir el mismo, Pipi Estrada sirvió de modelo, dejando claro que a él, a diferencia de otros compañeros, eso de que le disfracen no le molesta en absoluto. Que él rema a favor de obra, y que está dispuesto a lo que sea con tal de divertir a la audiencia que está en su casa.

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Este miércoles, es decir, ayer por la tarde, la cosa dio un giro más. Carmen volvía al plató, y tuvo frente a sí a Pipi Estrada travestido y maquillado como ella en la boda. Es más, Pipi adoptó la personalidad de Carmen en algunos momentos, y hablaba en primera persona como la hija de María Teresa Campos, en una imitación que, realmente, no terminaba de aterrizar. Huelga decir que en Sálvame tienen un imitador maravilloso como es Josep Ferrer, y que ver a Pipi intentando ser la antaño conocida como Potota no tenía mucha gracia, aunque resultaba hipnótico por grotesco. Porque no había mejor palabra para definir semejante estampa.

Se suele decir que los magos siempre tienen que guardar un buen truco en la chistera, y a Pipi más le valdría hacer caso a este refrán. En las tres semanas en las que ha acudido a Sálvame no deja de hacer malabares por aquí y por allá, dejándose la piel por ser el protagonista de la historia, y da la sensación de que ya está acabándose el oro de su mina. Que, más allá de hacer rabiar a Terelu y al resto de su familia, tiene poco contenido que aportar, y está quedándose sin ases bajo la manga con los que sorprender dentro de un mes, de dos. Eso si siguen contando con él como colaborador, por supuesto. Que si algo hemos aprendido de Sálvame en los últimos tiempos es que nadie es imprescindible, y que un día puedes ser colaborador y hasta presentador, y al día siguiente te invitan a hacer las maletas por la puerta de atrás.

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