¿Podemos llegar a cansarnos de Michael Fassbender?

Aunque no lo parezca, estas Navidades hay mucho más que ver en el cine a parte de Star Wars: The Force Awakens. Como, por ejemplo, el doblete que nos trae el incombustible y omnipresente Michael Fassbender, que lo mismo declama a Macbeth que se convierte en Steve Jobs. Si hace solo unas semanas resucitaba el nunca muerto del todo western en la aplaudida Slow West, este viernes desembarca en la cartelera con la sucia, artística y brutal adaptación de Macbeth dirigida por Justin Kurzel, quien para su segundo largo como director se ha atrevido nada más y nada menos que con el maestro Shakespeare. Un salto con red, eso sí. Porque tener a Fassbender en el proyecto suma garantías por muy arriesgada que sea la idea.

(Foto: © 2015 - StudioCanal)

Desde hace unos años este alemán de 38 abriles se ha convertido en todo un fenómeno. Cuándo comenzó la fiebre es complicado de saber. Algunos dirán que en 2010 repartiendo cera a las órdenes de Neil Marshall en Centurión. Otro jurarán que ya se fijaron en él un año antes a las órdenes de Quentin Tarantino en Malditos Bastardos. Y quizá más de uno se aventure a asegurar que le siguen la pista desde que fuese Stelios en allá por 2006 en 300. Sea como sea, lo cierto es que su explosión se produjo en 2011. Ese fue su gran año.

Se puso romántico hasta decir basta en Jane Eyre. Fue capaz de interpretar a la versión joven de Magneto en X-Men: First Class convenciendo de que su personaje se convertiría con los años en el de Ian McKellen. Jugó a ser Carl Jung en Un método peligroso bajo la atenta mirada de David Cronenberg. No dejó lugar al misterio como adicto al sexo en Shame. Y se dejó llevar por Steven Soderberg en Indomable. Cinco papeles, cinco estrenos en un solo año y ninguno se parecía al otro. Fue ahí, en ese preciso momento, cuando nació la leyenda de Fassbender, el actor que lo hace todo y que es capaz de todo.

(Foto: Francois Duhamel - © Universal Pictures)

Lo suyo no parece una moda pasajera. Aunque después de aquella locura que supuso 2011 parece haberse relajado, este año que está apunto de cerrar ha regalado al espectador tres títulos. De dos, Slow West y Macbeth, ya se ha hablado en este post. Pero falta uno más, Steve Jobs. En España se estrenará el 1 de enero, pero en Estados Unidos lo hizo en octubre. Si bien no es una película que haya roto todos los récords de taquilla, la calidad la tiene. Una buena historia, un personaje de altura, un actor que lo defiende hasta el límite y un guión de Aaron Sorkin que hace que Fassbender brille. ¿Se acordarán los Oscars de él? Deberían. Pese a su variedad de registro, solo ha estado nominado una vez. En 2014 por el odioso esclavista de 12 Years a Slave.

Tres estrenos en un solo año, en cuestión de tres meses, parecen muchos. Nada que ver con el aluvión de títulos que Fassbender tiene prepararos para sus fans de cara al próximo año. 2016 va a ser suyo en muchos sentidos. Cinco proyectos figuran en la parrilla de salida del alemán, algunos aún sin título, como el que protagonizará a las órdenes de Terrence Malick junto a Natalie Portman y Christian Bale, al que, curiosamente, sustituyó como Steve Jobs. The Light Between Oceans y Trespass Against Us son otros dos de sus proyectos venideros.

(Foto: Fox)

Luego están los blockbusters. Esos que todo el mundo espera y con los que los estudios se frotan las manos al tiempo que oyen monedas caer en sus arcas. En mayo volverá a ser Magneto en X-Men: Apocalypse y cerrará el año como Callum Lynch en la esperada adaptación al cine del videojuego Assassin’s Creed. En esta última se espera verle dando saltos por tejados, escalando muros, peleando con espada… Curiosamente, coincide con parte del equipo de Macbeth. Dirige Justin Kurzel y en el reparto figura su Lady Macbeth, Marion Cotillard.

Menuda sobredosis de Fassbender nos espera en los próximos meses. Y ahí es donde nace la pregunta, ¿puede el espectador llegar a cansarse de el? No. Y la respuesta, tan tajante, tiene su explicación. Para empezar, el que sea fan de Fassbender estará más que agradecido de verle una y otra vez pantalla grande. El que no lo sea, no lo vera tanto. Porque la saga mutante no está dirigida al mismo target que la película de Malick, hablando claro. Otra es que haya cinéfilos, los de verdad, que disfruten del cine más allá del género de la película que van a ver. Esos siempre agradecerán encontrarse con Fassbender, porque es uno de los actores más polifacéticos que ha dado a luz el cine en los últimos años y nunca defrauda. Su registro es tan amplio que lo mismo resulta creíble como mutante que como torturado personaje shakesperiano.

Así que, si alguien está harto de ver a Fassbender, que levante la mano.