Pollo Álvarez: su nuevo programa en Olga, la adicción al trabajo y su historia de amor con Tefi Ruso
Se llama Joaquín, pero nadie le dice así. Simplemente es el Pollo Álvarez, y desde que era tan chiquito que la historia se perdió en el tiempo. “‘Este es mi pollo’, me decían todos”, simplifica. Está entusiasmado con Gol gana, el nuevo programa de Olga en el que lo acompañan Gastón Edul, Ariel Senosiain, Pedro Alfonso y Cocker, todos los martes a las 18. En diálogo con LA NACIÓN, habla de su “adicción al trabajo”, de su deseo de ser padre, de su historia de amor con Tefi Ruso y de sus inicios como actor. “Era muy malo”, reconoce entre risas.
–Hablás de moda en La jaula de la moda y de fútbol desde hace años. ¿Sos de los que saben de todo un poco?
–Nunca me recibí de periodista deportivo, pero hace años que trabajo en deportes y soy como todos los argentinos, que nos gusta hablar de futbol (risas). Y tengo muy buena relación con muchos jugadores. En el último año entrevisté a casi todos los campeones del mundo. Fui a la casa de (Nicolás) Tagliafico en Lyon, a la de de (Rodrigo) De Paul en Madrid, a la de (Leandro) Paredes en Roma, a la (Ángel) Di María en Lisboa, a la de (Giovani) Lo Celso en Sevilla. Tengo muy buena onda con todos. Me recibieron en su casa, con la mejor de las ondas. Y, por otra parte, en La jaula de la moda, un programa icónico de la televisión, la pasé re bien. Estamos negociando el contrato, pero voy a seguir.
–El año pasado estuviste en Luzu, haciendo reemplazos. Cualquiera hubiera pensado que ibas a seguir ahí...
–Y estuvo muy bueno, pero me llamaron antes de Olga. Y me interesó mucho la propuesta. Conozco a todos mis compañeros menos a Cocker. A Pedro lo conozco por Paula. Fuimos vecinos de barrio con Paula y de chiquita estaba de novia con mi mejor amigo. En ese momento ninguno de los dos estaba en el medio. Les va a gustar mucho Gol gana. Quizá sumamos un par de días y además yo tengo planes para hacer otro programa en Olga, más distendido. Y voy a sumar además uno o dos programas de tele.
–A veces en los streamings son poco correctos, ¿cómo te manejás vos?
–Me parece que uno es responsable de lo que hace y dice. Es cierto que el stream es más relajado que la tele, pero yo trato de ser respetuoso y me cuido de todo lo que digo y hago. No es cuestión de medio sino de la persona.
–¿Qué harías como conductor si uno de tus compañeros se excede?
–Botón nunca, no me gustaría. Si un compañero se desboca no lo expondría, pero le mandaría un mensaje, le hablaría por la cucaracha, le pediría a alguien que lo frene. Me ha pasado y siempre tuve cuidado. Hay muchos temas sensibles y hay que ser respetuoso.
–¿Sos adicto al trabajo?
–Creo que antes sí lo era. En el deseo de querer crecer y que me vaya bien me he pasado un par de puntos de lo que está bien. Me gusta mucho trabajar porque es mi pasión. Y confieso que no hace mucho entendí que hay otros momentos importantes que tienen que ver con la familia y los amigos. Pude equilibrar eso.
¿Cómo lograste ese equilibrio?
–No lo tengo claro. En principio mi esposa Tefi me centra mucho, me ayuda, me da consejos y es mucho más madura que yo en la mayoría de las decisiones. Y también debe tener que ver con la confianza, con saber que tenés un lugarcito, que tu trabajo va bien. No hace falta hacer todo y todo el tiempo, también podés disfrutar de otras cosas.
–En diciembre terminaste Poco correctos, ¿fue una decepción? De Nosotros a la mañana también te fuiste de un día para el otro.
–Amé Nosotros a la mañana con toda mi alma, siento que hubo algo especial porque además estuvimos en la pandemia y eso tiene una connotación personal. Terminé en ese ciclo porque me fui a otro programa. Simplemente me cambiaron de lugar, acepté el nuevo desafío. Entiendo que los programas tienen un principio y un fin y está bien. En estos meses estuve de vacaciones y disfruté un poco de la vida porque hacía diez años que hacía tele ininterrumpidamente.
–Con tanto trabajo, ¿cómo te organizás? ¿Hay tiempo para compartir en familia?
–Ahora sé disfrutar de momentos y antes no. Laburo un montón en la semana, mi esposa también, y los fines de semana son nuestros. Hace un tiempo entendí la importancia de disfrutar los momentos. A veces nos vemos más y otras menos, pero lo disfruto. Sé que soy un privilegiado y agradezco el trabajo.
¿Y qué disfrutás cuando estás en casa?
–Todo. Me gusta mucho tomar mate (risas). Se burlan de mi porque estoy todo el día tomando mate y mirando fútbol. Y me gusta estar con mi gente, mi familia, mis amigos.
–Y tenés una relación especial con tu hermana menor, Victoria. ¿Cómo es?
–Es mi hermana menor, somos cinco en total. Ella tiene distintas discapacidades, varias cosas que no puedo detallar porque son casi un parte médico. Ella emana e irradia mucho amor y no es solo conmigo; toda la familia se mueve alrededor de ella porque es la persona que más amamos, la que mas sufrió, la que más queremos que esté bien. Quienes tengan un familiar con una discapacidad seguramente entienden de qué estoy hablando. De alguna manera, la familia deja de ser familia y empieza a moverse alrededor de esa persona, para que pueda estar lo mejor posible. Todo se centraliza ahí. Vicky es lo más (y muestra un tatuaje que dice Victoria, en el antebrazo derecho). Siempre tiene buena onda y la amamos en la familia. Y es cumbiera como yo.
–Siempre hablaste del deseo de ser padre, ¿seguís pensando lo mismo?
–Es complejo. Me gustaría ser padre algún día, es un deseo que tengo. Pero veremos a futuro. Hoy estamos súper bien así.
–Tefi es mamá de Mimi, ¿cómo te llevas con ella?
–Mimi es lo más. La amo con toda mi alma. Ella tiene a su papá que está muy presente. Y yo simplemente soy parte de la familia, con mucho respeto.
–Tu historia de amor lleva ya 8 años, ¿cómo empezó todo?
–Hace ocho años que estamos juntos. Y cinco que nos casamos. Nos conocimos en un programa que yo tenía en Net TV. Ella vino como invitada y le tiré onda porque me gustaba mucho. Al principio no me dio bola, me miraba de reojo porque en ese momento yo estaba medio desprolijo y ella se había separado y estaba buscando otra cosa. Después nos conectamos y ya no nos separamos nunca más. Tefi es lo más y toma muy buenas decisiones siempre.
–O sea que estás aprendiendo mucho a su lado...
–Siempre. Soy de los que creen que una buena persona a tu lado te suma muchísimo. Una pareja que sabe amar te enseña, te potencia, te ayuda. Desde que estoy con Tefi soy mucho mejor en todo; mejor persona, más atento, más ordenado.
–¿Te enseñó a cocinar?
–No (risas). Lo mío es la parrilla y ni siquiera soy experto. Lo mío es el alcohol en sangre. En casa nos dividimos las tareas y cocinar nunca me toca.
–¿Y qué te toca a vos?
–Sacar la basura. Soy muy bueno en eso. De verdad, y si viajamos compro bolsas de residuo fuertes. Pongo la mesa, la levanto, lavo los platos. En fin, nos dividimos. Hay que ver cómo está la balanza después, pero creo que estamos empatados. De todas maneras, ella cocina y eso es lo importante.
–¿Y te prepara platos especiales?
–Yo soy menú infantil. Y ella se quiere morir porque hace platos increíbles y yo me comería una milanesa. Confieso que aprendí a comer también al lado de Tefi.
–Empezaste a trabajar en el medio como actor, ¿cómo fue?
–Era muy mal actor. Estudié teatro, hice castings y de hecho quedé en varias publicidades. Mientras trabajaba en una librería de mi primo, durante muchos años. Y fui escalando porque primero repartía, después hice fotocopias, atendí al público. Y alternaba con los castings. Fui extra en Rebelde way, en Mil millones; en Casi Ángeles metí bolo. Estuve en Amor mío. Nunca tuve un personaje, ni siquiera chiquito. Sí hice comerciales buenos. Y un día me llamaron de Kuarzo para conducir Call TV, a la medianoche. Y ahí me enamoré de la conducción y no la solté más. También fui notero en AM y en TyC Sports. Y la primera conducción importante fue Combate. Sin embargo, el programa bisagra fue Nosotros a la mañana, y nos fue muy bien. Fue un programa que me marcó y lo extraño.