Por qué Christian Nodal hace bien en irse de México en este álgido momento en su vida y su carrera
Nadie quisiera ser Christian Nodal, por mucho dinero o fama que tenga, en este momento. Y es de entender, probablemente el mismo Nodal quiere tomarse un descanso (un laaaaargo break, por lo visto) de su vida en México y la exposición pública que, se sabe, de este lado de la frontera es feroz y más ahora que no solo es el "ex" de Belinda, lo que le ha atraído el voraz odio caníbal de los Belifans (que son tre-men-dos), sino que fijó su residencia en EEUU y por la reacción de muchos casi pareciera que ha cometido una traición a la patria.
Porque, a ver, tomemos las cosas en perspectiva: Christian Nodal solo tiene 23 años. Aunque en otros tiempos, a esa edad muchos ya eran adultos responsables y hasta cabezas de familia —incluyendo sus propios padres, que se casaron y reprodujeron siendo muy jóvenes—, él no necesariamente tendría que estar buscando esas responsabilidades. Bastante tiene ya con una carrera tan exigente como para encima tener que lidiar con las exigencias de un mundo de gente que en realidad no lo conoce.
Es de llamar la atención su declaración oficial al respecto de este tema, que refleja claramente su sentir: "[...] es muy complicado vivir en México, no puedes tener nada a gusto, tu casa bonita, tu carro bonito, porque todo el mundo va a saber dónde vives, en qué carro andas... Aquí es como que no importa. Aquí hay un montón de gente que tiene sus carros, sus lujos, sus casas, y nadie se sorprende".
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La búsqueda del anonimato que Nodal infiere no es algo extraño; donde muchas celebridades famosas no tienen este abrumador problema —Galilea Montijo, por ejemplo, o la Legarreta, o incluso Yuri o Lucero—, algunos, que han cortejado la popularidad sin contemplar las consecuencias hasta que es demasiado tarde, se quejan de este hostigamiento que los lleva a buscar refugio en el vecino país del norte donde pueden gastar dinero a sus anchas y vivir cómodamente lejos de los mirones del mundo que "nada más lo están juzgando a uno sin saber", como dice el propio intérprete de 'Ya no somos ni seremos'.
Nodal tiene todo el derecho de hacer con su vida privada lo que se le antoje: al final de cuentas, ha trabajado muy duro para conseguir el éxito que tiene. Esto por supuesto también indica que el público al que se debe se va a sentir con el derecho de opinar, criticar e incluso hostigar (que es en sí un riesgo al que se expone toda figura pública) al cantautor. Por lo mismo, y ante la incesante lluvia de ataques y la persecución de la prensa del corazón, el muchachillo se fue de México porque no lo dejan vivir en paz y disfrutar de lo que gana con su trabajo.
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Ese hostigamiento acaba por alejar a los artistas del país; lo hemos visto con Luis Miguel (el caso más notable), con Eugenio Derbez, José José, con Salma Hayek, Thalía... incluso la misma Belinda, que decidió volver por tiempo indefinido a su país natal, España. En algunos casos el acoso no era tan obvio como ha sido con Nodal, pero es el elevado precio de la fama.
Si Nodal encuentra la estabilidad y tranquilidad que tan urgentemente necesita en otro país tras su ruptura con Belinda, los problemas con su antigua disquera y la enfermedad de su mamá (no le hace falta quitarse o ponerse otro tatuaje, lo que está claro es que le urge ocuparse de su bienestar emocional), nadie debería de buscar crucificarlo por ello.
Sin embargo, la opinión pública nunca está satisfecha y exige muchas veces demasiado, pero también se distrae fácilmente, así que si el cantante aguanta unos días más la lluvia de críticas que ahora enfrenta será sustituida por otra celebridad y tal vez él pueda disfrutar de su anonimato en paz.