¿Por qué hay más alergias a la comida que nunca? Estas son algunas posibles explicaciones

Que las alergias alimentarias se han extendido como la espuma en los últimos años es algo que nadie puede discutir. Cada vez hay más niños que no pueden consumir cacahuete (sin duda una de las alergias más graves) o que son intolerantes a la lactosa o al gluten. Por supuesto, cada alergia es diferente a las demás y cada una tiene sus consecuencias, pero lo cierto es que cada vez hay un mayor número de personas afectada, sobre todo niños. Esto ha llevado a que la comunidad científica haya desarrollado distintas teorías sobre qué está causando esta situación. Aquí van algunas de las más comunes.

El cacahuete, uno de los alimentos más problemáticos. Foto: Pexels/PIxabay.
El cacahuete, uno de los alimentos más problemáticos. Foto: Pexels/PIxabay.

Menos vitamina D. En los Estados Unidos, varios estudios señalan que la tasa de deficiencia de vitamina D se ha duplicado en poco más de una década. Es una realidad que la vitamina D puede ayudar al sistema inmunológico a ser menos susceptible a las alergias. La mayoría de las poblaciones de todo el mundo no obtienen suficiente vitamina D y las razones son variadas, aunque una de las principales es una menor exposición al sol.

Demasiada higiene. Esta es otra de las teorías que, aunque pueda sonar chocante, más se ha enarbolado en los últimos años. A mayor limpieza, menos infecciones que combatir. Las infecciones parasitarias, en particular, se combaten con los mismos mecanismos involucrados en la lucha contra las alergias. Con menos parásitos para combatir, el sistema inmunológico se vuelve contra cosas que deberían ser inofensivas como, por ejemplo, los alimentos.

Poca exposición a los alérgenos en los primeros meses de vida. Atención, porque esto tiene miga. Resulta que estudios recientes han expuesto que comer alimentos habitualmente desencadenantes de alergias como el cacahuete durante el proceso de destete de un niño puede ayudar a reducir la respuesta alérgica. Algunas investigaciones han llegado a reflejar una reducción de aproximadamente el 80% en la alergia al cacahuete en niños de cinco años que lo comían regularmente desde el año en que nacieron. O dicho de otra forma: ingerirlo para evitar el rechazo.

El gluten del pan, otro alérgeno potente. Foto: Pixabay.
El gluten del pan, otro alérgeno potente. Foto: Pixabay.

Más polución. Otra posibilidad. La contaminación ambiental siempre ha estado vinculada a enfermedades respiratorias, como el asma. Lo que sugieren algunas investigaciones es que la exposición a la polución derivada del tráfico durante el primer año de vida podría llevar a que el niño desarrollara una mayor sensibilidad a determinados alérgenos, lo que desembocaría en el desarrollo de posibles alergias alimentarias.

Factores genéticos. Sí, la información genética que tenemos es la que también determina nuestro mayor riesgo de padecer una alergia alimentaria. En este caso, se podría dar la cicunstancia de que esta incidencia latente se manifestara debido a su conjunción con algunos de los otros factores enumerados anteriormente. Y el resto de posibilidades quedan abiertas para el trabajo de la comunidad científica.