Cada vez me pregunto más por qué Lydia Lozano sigue en 'Sálvame'

Lydia Lozano y Kiko Matamoros en Sálvame (Telecinco)
Lydia Lozano y Kiko Matamoros en Sálvame (Telecinco)

Lydia Lozano es una figura imprescindible en Sálvame. Así como se convierte en el alma de la fiesta con su ‘baile chuminero’, de repente se presta a hacer el ridículo, disfrazarse o sumarse a la charla mediática que haga falta. Es una de las fuentes inagotables de energía de las tardes de Telecinco. Sin embargo, cada dos por tres la colocan en la diana de la noticia a través de polémicas forzadas, críticas o comentarios que la llevan a romper a llorar, salir del plato despavorida o, lo que es peor, revivir el fantasma del pasado que más le pesa. Sí, el del caso de Ylenia Carrisi. Un asunto que revive su peor recuerdo profesional, la “metedura de pata” más grande de su carrera y que su propio programa le recuerda cuando deciden desempolvar el tema. En mi opinión, cuando no tienen nada más de qué hablar.

Esta vez la cosa se puso más gris que de costumbre. Todo empezó la semana pasada cuando el propio Sálvame le hizo una encerrona para darle a conocer en vivo y en directo que el invitado del Deluxe, al que iba a enfrentarse por primera vez en varios años, era Albano Carrisi, el cantante italiano y padre de Ylenia. En teoría, para hablar de Patricia Donoso, quien dice haber mantenido una relación de tres años con él, pero el cantante niega.

Recordemos que Lydia Lozano defendió en 2005 que Ylenia seguía con vida tras desaparecer en Nueva Orleans, dando información no contrastada que derivó en un circo mediático que arrastró a la familia de la joven. Llorando y derrumbaba, la periodista dijo que le daba igual que la despidieran pero que no iba a sentarse en el plató con Albano. Que no iba a pedir perdón de nuevo ni a participar del circo, sobre todo después de que hace unos años le propusieran entrevistarlo y el cantante la rechazara. “No estoy preparada para una segunda humillación” dijo llorando y evidentemente afectada. “Juré no volver a hablar del tema. Es romper con mi dignidad. No vuelvo a hablar del tema ni voy a volver a pedir perdón”.

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Lydia finalmente cumplió con su sentencia y no apareció en el Deluxe por mucho que el programa jugara con el circo. Porque ahí estaban, plantados fuera de su casa con un reportero y un coche de la producción preparado para llevarla si cambiaba de opinión. Como era de esperar, tanto Jorge Javier Vázquez como los colaboradores, sacaron a relucir la polémica preguntándole a Albano por Lydia Lozano. El cantante italiano no quiso entrar mucho al trapo, se notaba que no estaba allí para remover fantasmas del pasado. Pero ellos insistieron logrando sacar del padre de Ylenia frases como que Lydia “es una gran actriz” tras ver imágenes suyas llorando. “El dolor que ha causado no tiene perdón. El perdón se lo tiene que dar Dios, no yo” sentenciaba.

Pero parece que muchos pasaron por alto otras frases que dijo, como por ejemplo: “Para mí está olvidado todo. Que haga su vida, que tenga su éxito. Se olvide de mí como yo me he olvidado de ella”. No obstante, a continuación el programa continuó removiendo el caso y emitió un repaso de imágenes de la cobertura mediática en torno a la desaparición de su hija, con las hipótesis y revelaciones erróneas que se fueron dando por aquel entonces. Fue un golpe bajo. Era el recuerdo del horror vivido en el pasado y Albano, cabizbajo y evidentemente afectado, dijo tajante: “He venido por otra razón. Es una herida que nunca se cierra, se me está abriendo. Por favor ¿se puede cambiar de tema?”. Aun así, sin respetar su petición, Kiko Matamoros insistió hurgando en la herida, preguntándole si se le “remueve todo” viendo esas imágenes. Una pregunta con una respuesta más que obvia cuando hablamos de un padre que desconoce el paradero de su hija. “Si” respondió para entonces cerrar la puerta: “Cambiemos de tema” contestó tajante.

Merece la pena hacer este breve repaso porque al volver al trabajo este mismo lunes, Sálvame siguió estirando ese chicle del que Albano ya no quiere que se siga hablando. Esta vez volviendo a exprimir a Lydia Lozano y el error que más le pesa. Y fue con un machaque que, desde casa, me pareció dañino e innecesario.

Kiko Matamoros se enfrentó a ella, poniendo en duda que a la periodista le duela el daño provocado a la familia Carrisi. Mientras la seguía por los pasillos del programa, el tertuliano le espetaba: “no te duelen los sentimientos de un señor que perdió a su hija y tú les has hecho más daño todavía”. Una frase que no hace más que remover la herida más profunda de su compañera, tirando de un pasado que ya no aporta nada sino seguir exprimiendo para generar minutos televisivos.

¿Cómo no me a doler el dolor de Albano? ¿Tú por qué te crees que he pedido perdón? No para que dejase de hablar de mí, yo pedí perdón porque metí la pata” aclaraba Lydia. Pero entonces Matamoros tiró de la cuerda, revelando que existe una “intrahistoria” que Albano no conoce. Y entonces Lydia salió del plató. “No voy a participar de este juego” gritaba Lydia. “Me voy a salir fuera y deberíais respetarme. Que cuente lo que le dé la gana” decía mientras se marchaba y la cámara la seguía con sus compañeras incitando a que se quedara en salas donde pudieran grabarla.

Y así, Matamoros siguió en sus trece, pidió permiso y contó lo que sabía. En pocas palabras, más de lo mismo: que le habrían pedido a Lydia Lozano que no dijera a Albano que su hija estaba viva, pero ella lo habría hecho igual. Que incluso volvió a Santo Domingo a seguir investigando cuando le habrían pedido que no lo hiciera. Pero hubo más: Kiko dijo que Lydia pidió perdón a Albano porque la obligaron. “Se negó a pedir perdón. ¿Sabes por qué lo haces? Porque te obligan. Porque los directores no se vuelven locos como tú, porque tienen un poco de vergüenza torera y dicen con esta información que tienes no puedes seguir”.

“¿Si no te dicen que o pides perdón a te vas a la calle lo hubieras pedido?” insistía Matamoros. “La tienen que poner contra la espada y la pared y esa es la historia real”. Y entonces entraron en un debate sin aportación alguna que llevó a que incluso le recomendaran a Lydia acudir a un psicólogo.

Pero digo yo, si ella no quiere prestarse al asunto a través de no ir a su puesto de trabajo en el Deluxe o salir del plató de Sálvame cuando vuelven a colocarla en el punto de mira de las críticas, ¿por qué insistir? Albano no quiso entrar al trapo, zanjó el tema con Lydia sentenciando que la ha dejado en el olvido. Ella asegura haberse jurado no pasar otra vez por lo mismo, entonces ¿no estamos ante otra explotación de un asunto doloroso que solo afecta a aquellos que han vivido el dolor pero que de noticia no tiene nada?

Por eso a veces no termino de entender por qué Lydia Lozano sigue en Sálvame donde parece que recurren a ella para generar contenido sin aparentemente valorar sus lágrimas o sufrimiento personal. Ella es una baza imprescindible del programa pero me pregunto hasta dónde va a seguir aguantando. Sus etapas en el programa pasan por un vaivén eterno entre la diversión y el malestar por diferentes motivos. Cada vez que se rompe se convierte en tema de debate en el mismo programa. Como espectadora no vi que viniera a cuento el machaque que vivió el lunes, ni tampoco la revelación de Kiko Matamoros. Fue un gran error periodístico, sí. Ella lo reconoció varias veces. Fue su gran error profesional y ha pedido perdón. Obligada o no, ha pagado los platos rotos varias veces. Incluso todavía. Entonces, ¿para qué seguir exprimiendo con información que ya no viene a cuento cuando los protagonistas no quieren revivir el pasado?

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