Por qué nos ponemos 'de malas' cuando tenemos hambre y sueño

Hay una frase que dice: “No me responsabilizo por lo que dije cuando tenía hambre”. ¿Te sientes identificado? ¡Yo sí! Debo admitir que mis dos peores estados de ánimo se dan cuando no he dormido lo suficiente o cuando tengo hambre. Pero, ¿cómo puede ser que el apetito y el sueño nos afecten tanto? La ciencia lo explica...

El hambre y el estado de ánimo

Investigadores de la Universidad de Guelph en Canadá, hallaron que la repentina disminución de la glucosa que experimentamos cuando tenemos hambre afectaría nuestro estado de ánimo.

"Encontramos evidencia de que un cambio en el nivel de glucosa puede tener un efecto duradero en el estado de ánimo", dijo el profesor Francesco Leri, quien participó del estudio llevado a cabo en 2018. "Me mantenía escéptico cuando la gente me decía que se ponían de mal humor si no comían, pero ahora lo creo. La hipoglucemia es un factor estresante a nivel fisiológico y psicológico".

Así que ahora ya sabes a quién culpar de tu pésimo humor por falta de comida: ¡a la glucosa!

Foto: SIphotography/iStock
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Que no se haga un hábito

Mientras que saltarse una comida puede hacerte sentir hambriento, estos hallazgos sugieren que tu estado de ánimo podría verse afectado si la omisión de comidas se convierte en un hábito, como en el caso de los trastornos de alimentación.

"El mal humor y la mala alimentación pueden convertirse en un círculo vicioso: si una persona no está comiendo adecuadamente, puede experimentar una disminución en su estado de ánimo, y esta disminución en el estado de ánimo puede hacer que no quieran comer. Si constantemente te saltas comidas y te enfrentas a este generador de estrés, esta situación podría afectar tu estado emocional en un nivel más constante".

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El sueño y el humor

En mi caso, si no duermo ocho horas todas las noches, al otro día no funciono. Estoy de tan mal humor que es mejor mantenerme lejos. ¿A ti te pasa como a mí?

Según explicó la psicóloga Amie M. Gordon en Psychology Today, cuando las personas están privadas de sueño se sienten más irritables, enojadas, hostiles y hasta deprimidas. Además, la falta de sueño parece estar asociada con una mayor reactividad emocional: las personas que necesitan dormir más tienen una mayor probabilidad de reaccionar negativamente cuando algo no les parece bien.

Asimismo, la falta de sueño también te haría perder efectividad. Así es, la privación del sueño interrumpe la capacidad de nuestras células cerebrales para comunicarse entre sí, lo que lleva a lapsos mentales temporales que afectan la memoria y la percepción visual.

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"Descubrimos que privar de sueño al cuerpo también le roba a las neuronas la capacidad de funcionar correctamente", dijo el autor principal del estudio, el Dr. Itzhak Fried y añadió que a diferencia de la reacción rápida habitual que tenemos cuando descansamos lo suficiente, cuando nos falta dormir las neuronas responden lentamente. Es por eso que solemos sentirnos en slow motion, tras una noche complicada.

Recuerda que si tienes dudas, debes consultar con un especialista de la salud.