El príncipe William ya está planificando su propia coronación

William y Kate en transporte público credit:Bang Showbiz
William y Kate en transporte público credit:Bang Showbiz

La coronación del rey Carlos III y su esposa Camila, celebrada el pasado 6 de mayo en la abadía de Westminster, ejemplificó una vez más la maestría con la que el Reino Unido es capaz de organizar eventos multitudinarios a la par que majestuosos, la destreza de los británicos a la hora de proyectar su amor por la tradición y algunos de los símbolos más representativos de su viejo imperio.

La milenaria ceremonia que tuvo lugar ese sábado en el templo anglicano, al igual que los desfiles en carroza que culminaron con la aparición del soberano y la reina en el balcón principal del palacio de Buckingham, fueron los elementos más formales y solemnes de un fin de semana repleto de actividades. El domingo, no obstante, la casa real quiso demostrar que también sabe adaptarse a los nuevos tiempos y, bajo el liderazgo del príncipe de Gales, William, puso en marcha un espectacular concierto para homenajear al monarca.

Las actuaciones de artistas tan diversos como Katy Perry y Lionel Richie hicieron las delicias del público multigeneracional que se dio cita en los alrededores del castillo de Windsor: una pequeña muestra de las sensibilidades tan dispares a las que ha de apelar la casa real para conservar su popularidad, en pleno siglo XXI, pero sin renunciar a su esencia.

Algunas de las iniciativas que se pusieron en marcha para rebajar el presupuesto de la coronación y hacerla más sostenible, como la de reducir notablemente el número de invitados, fijando su límite en 1.000 personas, y reciclar materiales de entronizaciones anteriores, fueron atribuidas directamente a Carlos. Sin embargo, el semanario Sunday Times ha desvelado ahora el importante papel que jugó el príncipe William a la hora de actualizar los fastos y hacerlos más austeros. Por si fuera poco, el príncipe de Gales habría aprovechado la ocasión para empezar a planificar su propia ceremonia.

Una fuente del palacio de Kensington, residencia oficial de William y su esposa Kate, ha explicado al medio que el príncipe está dispuesto a romper abruptamente con el pasado para que la monarquía pueda "evolucionar" debidamente, concretamente para que, dentro de dos décadas, la sociedad siga considerando que la monarquía parlamentaria es "moderna y relevante". Para empezar, el futuro rey suprimirá del servicio religioso ese llamamiento del arzobispo de Canterbury para que toda la ciudadanía exprese sin ambages su lealtad al soberano.

"Su coronación no va a seguir esa línea, de ninguna manera. El príncipe es consciente de que en 20 años, o cuando quiera que llegue su momento, la ceremonia de la coronación deberá ser más moderna y unir a la nación y a la Commonwealth. La clave es: ¿cómo hacemos que su coronación resulte relevante en el futuro? Creo que su coronación va a ser muy diferente", ha explicado el informante.

Aunque la coronación de Carlos III fue todo un éxito, nadie ignora que la monarquía no ha dejado de perder apoyo ciudadano en los últimos diez años. En el verano de 2012, cuando la malograda Isabel II celebraba sus 60 años en el trono, el 62% de los británicos defendían la utilidad y necesidad de contar con la institución. Esa opinión tan favorable sólo la comparte ahora el 58% de la población, según los datos que arroja la última encuesta del organismo público YouGov.

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