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La princesa de Bismarck: la bisabuela de Gunilla que apaciguó al 'canciller de hierro'

Pocas mujeres son capaces de soportar los aires arrogantes de un estadista de primera fila como Otto von Bismarck. Johanna von Puttkamer, aristócrata prusiana, logró enamorar al joven y díscolo aspirante a político. Desde su boda en 1847, el carácter del canciller cambió hasta llegar a convertirse en diputado, diplomático y artífice de la unificación alemana. Pero Johanna von Puttkamer también tuvo que hacer frente a la infidelidad de su marido con Catalina Orloff, la mujer de un diplomático ruso que se había establecido en Berlín. Pese a todo, Bismarck y Johanna tuvieron tres hijos. Uno de ellos, Herberto es el abuelo de Gunilla von Bismarck, figura de referencia en las fiestas de la Costa del Sol. Jamás imaginaría la princesa que su saga terminaría asociada con la Marbella más festiva de los ochenta.

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Johanna von Puttkamer
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Johanna von Puttkamer nació en 1824, en Viartlum (actual Wiatrołom, Polonia) en el seno de una familia de la nobleza prusiana. En principio ella no había sido la elegida por Bismarck como esposa, pero la muerte de su mejor amiga, de la que el futuro canciller estaba enamorado, hizo que se conociesen mejor hasta contraer matrimonio en la iglesia parroquial de Kołczygłowy, en la región de Pomerania. Hasta esa fecha, Bismarck, era un indisciplinado y alocado joven aficionado a los duelos que había terminado sus estudios de Derecho en Gotinga pero que no terminaba de asentarse en su vida personal. Aunque era un junker con extensas propiedades agrícolas, todavía no se había descubierto como el gran estadista que llegaría a ser. Conocer a Johanna cambió su vida. Otto entró en política como diputado conservador en el Parlamento prusiano y comenzó una carrera diplomática que le llevó a Frankfurt, San Petersburgo y París. Con él siempre, su joven esposa. Tuvieron tres hijos.

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Gunilla Von Bismark junto a su marido Luis Ortiz
Gunilla Von Bismark junto a su marido Luis Ortiz

Pocas veces se ha contado que mientras fue Embajador en París, los Bismarck pasaron largas temporadas en Biarritz y desde ahí, cruzaban a la costa vasca española. El lugar era también el escogido por el aristócrata para sus escarceos amorosos con su amante, la impulsiva Catalina Orloff. En una ocasión incluso, tuvieron que ser rescatados del mar pues estuvieron a punto de morir ahogados tras un encuentro pasional. Pero Johanna soportó esto estoicamente convencida de que ella, su esposa, era el verdadero amor del político. Todas las biografías sobre Bismarck (Ludwig, Crankshaw…) inciden en que su esposa fue una influencia positiva en el carácter autoritario y militarista del canciller. La correspondencia que ambos mantuvieron a lo largo de sus vidas es enorme.

Otto von Bismarck fue el arquitecto de la política alemana hasta 1891 y el artífice de la unificación. Permaneció como fiel escudero del emperador Guillermo I y de su hijo, el efímero Federico III (casado con la primogénita de Victoria de Inglaterra, estuvo apenas unos días en el trono). Sin embargo, no congenió con Guillermo II con quien mantuvo discrepancias respecto al papel que Alemania debía tener en el mundo imperialista que dominaba Europa a finales del siglo XIX. Durante este tiempo Johanna, también con un carácter fuerte, altanero y profundamente religioso, se mantuvo como un respaldo para el estadista.

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Otto Von Bismarck
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Retirado de la política, el matrimonio se refugió en su castillo de Friedrichsruh, una fabulosa finca con enormes hectáreas de terreno. Allí compartieron jornadas familiares y opíparas comidas a las que la pareja, fue siempre aficionada. Johanna von Puttkamer, princesa de Bismarck y duquesa de Lauengurg, falleció en 1894. Sus restos descansan en el mausoleo de la familia en la colina de Schneckenberg, al norte de Alemania. Al “canciller de hierro” le costó reponerse a esta pérdida.

Gunilla, uno de los principales referentes de la legendaria Marbella de la Costa del Sol y figura de la jet-set, es bisnieta del canciller que gestó la unificación de Alemania: hija de Otto Christian, nieto de Otto von Bismarck y de la condesa sueca Ann-Mari Tengbom. Jamás imaginaría la ilustre princesa que su saga pasaría a engrosar las páginas del Gotha de la fiesta social.