Fue princesa en Miss Argentina, le dijo que no al Negro Olmedo y bajó el perfil para “hacer la suya”
Un simple curso para mannequin a los 18 años marcó el futuro de Graciela Cánovas en la Asociación de Modelos Argentinos –AMA, vigente desde 1967-. “Tenía ganas de hacer algo así, de trabajar en algo que me gustara, me animé y no me fue nada mal”, detalla a LA NACIÓN. Y en poco tiempo ya estaba brillando sobre la pasarela, más precisamente la noche del 3 de octubre de 1976, cuando Juan Alberto Mateyko, acompañado por Nelly Raymond, representante de la Mecca World en nuestro país, Chile y Paraguay, anunció que Adriana Laura Salgueiro resultó elegida como Miss Argentina. Y de inmediato, cuando se refirió a la tercera princesa, Graciela casi no pudo creer que el ya consagrado conductor pronunciara su nombre y apellido y de inmediato le colocaran la corona. Aquel sueño en poco tiempo se había convertido en realidad.
El escenario no podía ser más exclusivo por ese entonces: los amplios y coquetos salones del décimo piso del Automóvil Club Argentino, todo bajo la súper profesional producción y organización de la revista Siete Días. El evento se había convertido en un clásico de todos los veranos desde 1969, al elegir a las Misses en vivo y nada menos que en directo por Canal 13.
Graciela Cánovas no salía de su asombro y no era para menos. Había sido consagrada por un jurado de artistas, estrellas de la época como Amelia Bence, Malvina Pastorino y Osvaldo Miranda, y periodistas encumbrados de la talla de Enrique García Fuentes (Productor de Canal 13) y Abel González (Jefe de Redacción de Siete Días).
El camino de Graciela había empezado con éxito. Apenas dos años después, en 1978, volvió a repetir la experiencia en un certamen histórico que se realizó con motivo del Mundial de fútbol disputado en la Argentina. Allí volvió a destacarse como princesa de la reina electa, Teresa Domínguez, representante argentina que luego participó del certamen Miss Mundial, junto a modelos de países extranjeros.
La elección fue televisada en directo por Canal 11 con la conducción de Pinky y shows de Sandra Mihanovich, Buenos Aires Ocho y Raúl Lavié. Contó con la presencia de los futbolistas Isidro Lángara y Ángel Zubieta, y del jurado también participaron Ante Garmaz, Virginia Faiad, Betty Elizalde, Dora Baret, Enrique Cadícamo, Teté Coustarot, Antonio Rattin, Juan José Camero, Bernardo Neustadt, Lucas Demare y Héctor Cavallero.
Antes Graciela Cánovas había incursionado en el cine como parte del elenco de Basta de Mujeres, estrenada en 1977. “Con un papel mínimo. Fui una especie de extra digamos. Yo estaba esperando el colectivo en una parada y Alberto Olmedo pasa y me dice un piropo”, recuerda entre sonrisas.
Cuando la producción y el propio Negro Olmedo la volvieron a ver en el concurso del Mundial, no dudaron un instante y la volvieron a convocar. Esta vez para el programa El Chupete, que luego derivó en No toca botón, por expreso pedido de Alberto, porque sí o sí quería tenerla en el elenco. Pero la modelo prefirió no sumarse. “Yo hacía desfiles de alta costura y no estaba tan bien visto. También me habían propuesto ser tapa de la revista Status, que apuntaba solo a lectores hombres, y tampoco acepté, porque se daba eso de que la modelo debía destacarse en propuestas más elegantes, exclusivas”, rememora sobre los “no” que, pese a lo que uno pudiera imaginar, le abrieron otras puertas.
Luego hizo mucha moda de pasarela y la convocaron para grandes marcas como Levi’s y Elleese. Hasta que prefirió el detrás de escena y volcó su experiencia como experta en vestuario en el programa Música Total, que se emitía por ATC (Argentina Televisora Color). Mientras tanto, posó en Buenos Aires para la portada de la versión argentina de la revista Vogue junto a un colega holandés. Hasta que su carrera derivó en el mundo de la publicidad. “Actualmente y desde hace muchos años tengo mi propia empresa que realiza las gráficas para material publicitario de cinematografías, específicamente los displays de cartón enormes que aparecen colgados para cada película, tarea muy interesante y atractiva”, describe.
No hace mucho un diseñador y fabricante de ropa la convocó para un desfile y confiesa que aceptó y que se divirtió mucho sobre la pasarela. Sonríe cuando encuentra entre sus fotos históricas aquella en la que se la ve junto al Negro en el filme Basta de mujeres. “La verdad es que me divertí mucho, el clima de trabajo fue muy bueno y él fue muy cordial”, recuerda quien pudo haber sido una de las exitosas “Chicas Olmedo”, como se las llamaba en esos tiempos a figuras del espectáculo que acompañaron a ese inolvidable y grande del humor, como Silvia Pérez, Susana Romero, Adriana Brodsky, Divina Gloria y Beatriz Salomón...