Qué hay detrás de la falta de equilibrio si, por ejemplo, no aguantas a la pata coja

Cuando haces equilibrio  sobre una pierna, tu cerebro está realizando un notable esfuerzo de coordinación, 'ntegrando señales que provienen del oído interno y de los ojos, aparte de tirar de tus articulaciones y músculos. (Foto: Getty)
Cuando haces equilibrio sobre una pierna, tu cerebro está realizando un notable esfuerzo de coordinación, 'ntegrando señales que provienen del oído interno y de los ojos, aparte de tirar de tus articulaciones y músculos. (Foto: Getty)

¿Cómo andas de equilibrio? ¿Te cuesta mantenerte, quieto y erguido, si pierdes un punto de apoyo? Es normal, el cuerpo humano es intrínsecamente inestable porque tenemos una base de apoyo muy pequeña en relación con nuestra altura y anchura.

Cuando gozamos de buena salud, confiamos en nuestro sistema nervioso central y periférico para integrar toda la información que nos proporcionan los sentidos. En base a ello, involucramos los músculos correctos -pies, tobillos, piernas y músculos centrales, a veces incluso los músculos del brazo- para hacer los ajustes necesarios y conseguir mantenernos erguidos al levantar un pie para subir un escalón, al dar una patada a un balón o simplemente al dar un paso o una zancada al caminar.

De esta forma, cada vez que cambias de postura, todo tu cuerpo se adapta. Por ejemplo, "al ponerte a la pata coja es como si 'recalibraras' tu cerebro, formando nuevas conexiones y fortaleciendo la coordinación entre tus oídos, ojos, articulaciones y músculos", explica el doctor Michael Mosley, presentador y autor de documentales de divulgación científica como este artículo para la BBC.

Por ejemplo, las señales de tus ojos juegan un papel importante a la hora de mantener el equilibrio, lo que ayuda a explicar por qué pararse sobre una pierna es mucho más difícil cuando cierras los ojos. Si puedes llegar a los 10 segundos con los ojos cerrados, lo estás haciendo bien.

De hecho, según publica The Conversation, las investigaciones muestran que la capacidad de las personas para mantenerse sobre una pierna es un indicador de la salud, y que practicar para mejorar el equilibrio puede aumentar la condición física y, potencialmente, la esperanza de vida. Así lo recoge la literatura médica, asociando el equilibrio a un menor riesgo de caídas y a una mayor calidad y duración de la vida.

Por el contrario, tal y como explica a este medio Dawn Skelto, profesora de Envejecimiento y Salud en la Universidad Caledonian de Glasgow, Reino Unido: "la incapacidad para mantener el equilibrio sobre una pierna durante 20 segundos o más está relacionada (en personas sanas) con un mayor riesgo de daño de los vasos sanguíneos pequeños en el cerebro y una capacidad reducida para comprender ideas". Lo cual quiere decir que es menos probable que puedas mantenerte sobre una pierna, sin tambalearte, cuando hay indicios de algunas afecciones médicas como la enfermedad de Parkinson, un derrame cerebral o la enfermedad de Alzheimer.

En concreto, hay datos que muestran que el tiempo que las personas pueden mantenerse sobre una pierna va variando según la edad, tanto en hombres como en mujeres, y la incapacidad de alcanzar esos tiempos objetivo para tu grupo de edad puede resaltar problemas de salud.

A medida que envejecemos, las estructuras de equilibrio en el oído interno, por ejemplo, comienzan a deteriorarse: la cantidad de células ciliadas en el oído interno disminuye e incluso la cantidad de flujo de sangre que recibes en tu oído interno comienza a cambiar. Todo esto altera tu capacidad para mantenerte erguido sin apoyos y coordinar bien los movimientos.

El embarazo, la menopausia, el diagnóstico de enfermedades y la jubilación también pueden alterar nuestra fuerza, equilibrio y la capacidad para mantenernos erguidos, principalmente debido a la forma en que afectan a nuestra motivación para realizar una actividad física regular y evitar el sedentarismo.

Sin embargo, no debes preocuparte si, a medida que cumples años, te das cuenta de que te cuesta mantener el equilibrio. Todavía hay cosas que puedes hacer para tratar de superar este inevitable declive. El truco está en seguir intentándolo. Me explico. Hacer ejercicios de coordinación y practicar para mejorar el equilibrio puede reportarte beneficios saludables.

Trabajar en tu equilibrio también es muy bueno para desarrollar la fuerza central y la alineación del cuerpo (el 'core'). Así que si, por ejemplo, estás trabajando en casa, es una excelente manera de romper esa rutina tan sedentaria y ayudar a corregir cualquier desequilibrio postural que pueda surgir por estar sentado tanto tiempo.

Puede que no te hayas dado cuenta, pero pasamos mucho tiempo apoyados en una sola pierna. Lo hacemos sin darnos cuenta, al caminar, y hay muchos más deportes de los que crees que requieren de un buen equilibrio. No solo es indispensable mantener el equilibrio en el surf o el skateboarding, el fútbol, el baloncesto, el tenis... e incluso los bolos.

Por tanto, cuando estés a la pata coja trata de mantenerte erguido durante medio minuto, y tranquilo que, como no es el juego de la estatua, no pasa nada por titubear y que el cuerpo tiemble. Lo irás consiguiendo poco a poco.

¡Nunca es tarde para empezar a moverse! Cualquier persona puede mejorar su equilibrio y su capacidad para moverse, a cualquier edad. Como señalábamos al principio, resultará más desafiante si tienes alguna condición neurológica, pero los estudios han demostrado que las mejoras en el equilibrio contribuyen a mejorar en muchas otros aspectos y condiciones y hasta reduce el riesgo de las caídas. En España, alrededor de uno de cada tres adultos mayores de 65 años y la mitad de las personas mayores de 80 tendrán al menos una caída al año.

Ahora ya los sabes, mejorar tu equilibrio te convertirá en un adulto o anciano más estable y activo, pero también tiene que tiene el poder de hacerlo mejor en una amplia gama de deportes.

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