Promovían la aceptación del cuerpo, pero después bajaron de peso

Dronme Davis, exmodelo de tallas grandes que perdió peso, en Los Ángeles, el 13 de febrero de 2024. (Amandla Baraka/The New York Times)
Dronme Davis, exmodelo de tallas grandes que perdió peso, en Los Ángeles, el 13 de febrero de 2024. (Amandla Baraka/The New York Times)

A Tianna James le encantaba ver las fotos que Dronme Davis subía en Instagram. Davis, modelo de tallas grandes, incluía fotos de sus campañas como modelo junto a selfis en las que lucía su estómago lleno de estrías con pies de foto como “domingo de barriga gorda y tetas caídas”.

Para James, de 22 años, la cuenta de Davis fue una revelación. “Quería sentirme a gusto con mi cuerpo y ella se parecía a mí en muchos aspectos, así que me resultó más fácil ser yo misma”, afirmó James. “Si podía encontrar a esta persona tan guapa y ella era más grande, yo también podía sentirme guapa”.

Davis ganó seguidores a través de publicaciones que criticaban la cultura de las dietas, mientras se forjaba una carrera como modelo con curvas —llevaba hasta una talla dieciséis o XXL—, sobre todo para Dôen, una marca de moda californiana conocida por sus vestidos florales de pradera, que suelen llevar las mujeres más delgadas. Su canal era un comentario constante sobre la expectativa poco realista de ajustarse a un ideal de delgadez: “Un vientre plano no cambiará tu vida” y “Es tan agotador tener miedo y avergonzarse de partes de nuestro cuerpo”.

Luego, en pocos meses, Davis bajó drásticamente de peso.

Seguía publicando las selfis artísticas que tanto le gustaban a James, pero las fotos de su vientre blando fueron sustituidas por pómulos y clavículas afilados. Siguió escribiendo en su estilo confesional, compartiendo sus sentimientos sobre todo, desde el estreñimiento a las inseguridades profesionales. Pero Davis dejó de publicar sus habituales diatribas contra la gordofobia y no explicó por qué ni cómo había adelgazado tanto.

Para James, el silencio de Davis fue como una traición.

“Me hizo sentir como si estuviera siendo deshonesta con su comunidad”, comentó James. “No quiero decir que nos lo debiera, pero fue un cambio muy drástico”.

El movimiento de aceptación del cuerpo ha flaqueado recientemente en un momento cultural en el que la delgadez vuelve a estar de moda (aunque algunos sostienen que en realidad nunca se fue), gracias en parte al auge de nuevos fármacos como el Ozempic que se utilizan para perder peso. Las famosas, modelos e influentes como Davis, que antes celebraban sus curvas, se están enfrentando a cómo hablar de sus cuerpos más pequeños, mientras que sus seguidores sienten que han abandonado las causas que solían defender: animar a la gente a desafiar el estigma del peso y a aceptarse tal y como son.

‘No quiere admitirlo’

Davis dijo que llevaba mucho tiempo pensando en cómo abordar en público su pérdida de peso. A pesar de lo que sospechaban algunos de sus seguidores, no tomaba Ozempic. La verdad —que había recaído en las prácticas típicas de los trastornos alimentarios con los que había luchado durante toda su vida— le resultaba difícil de admitir, incluso a ella misma. ¿Cómo había sucumbido a las mismas presiones de las que había advertido a sus casi 100.000 seguidores?

“Lo único con lo que la gente va a estar de acuerdo es una explicación muy detallada, algo que no puedo escribir en un pie de foto”, señaló la joven de 24 años por Zoom desde su habitación en el bosque de Mendocino, California, donde vive con su madre.

No quería castigarse por haber recaído, pero también simpatizaba con seguidores como James.

“Reuní a todas esas mujeres para que me siguieran porque iba a ser inspiradora y hacer que se sintieran empoderadas”, comentó Davis. “¿Cómo puedo seguir esperando su atención y su apoyo?”.

Algunas de las personas que dejaron comentarios en el Instagram de Davis sobre su cuerpo fueron amables: “Me preocupas… espero que estés bien”. Otros la reprendieron: “Este tipo de pérdida de peso rápida y continua es preocupante”. Y otros fueron crueles y la llamaron “flaca enfermiza”. Cuando Davis empezó a borrar comentarios, sus seguidores se fueron a otros foros en línea para seguir especulando.

“Me imagino que debe de ser Ozempic, como todo el mundo, y que ella no quiere hablar de eso, lo cual no queda con su estilo porque es muy abierta en todo lo demás”, escribió un usuario en Reddit.

Ese comentarista dijo a The New York Times que amaba a Davis sin importar su tamaño, pero aun así esperaba respuestas. “Ella habla de todo”, dijo. “Cada grano que tiene en la cara, cada sarpullido que le sale en el brazo. Entonces, ¿por qué no ha mencionado esto?”.

“Modificó su cuerpo por completo y no quiere admitirlo”, dijo otra seguidora de Instagram en una entrevista. Ella compró artículos de Dôen porque Davis los modeló, incluyendo sus vaqueros homónimos. “Si vas a usar tu cuerpo para ganarte la vida y posicionarte como una marca y, luego, te alejas de ella, creo que no puedes esperar que la comunidad que te rodea no reaccione”, explicó.

‘La vida es demasiado difícil con este cuerpo’

La veterana modelo con curvas Gabriella Lascano grabó un video en TikTok el año pasado sobre su decisión de perder peso, y explicó que se sentía “culpable” porque formaba parte del movimiento de aceptación del cuerpo. Comentó al Times que no había sido honesta sobre “las pruebas y tribulaciones de subir de peso y envejecer”. La gente la acusó de equiparar delgadez con salud y de producir contenidos que podrían utilizarse para “justificar la gordofobia”. La indignación fue tan intensa que retiró el video.

“Creo que es extraño sentirse tan dolido cuando alguien elige algo para sí mismo”, dijo Lascano sobre las críticas que recibió.

Sin embargo, las decisiones personales de los influentes afectan a la comunidad que han cultivado y a menudo dejan a sus seguidores, especialmente a los jóvenes vulnerables, desilusionados y a la deriva. Los que parecen cambiar de opinión a veces provocan “intensos sentimientos de traición”, afirmó Sally A. Theran, psicóloga clínica y profesora del Wellesley College que ha investigado las relaciones parasociales —los vínculos unilaterales que la gente establece con figuras mediáticas e influentes— y los trastornos alimentarios en la adolescencia.

“Creo que si uno va a exponerse y a ganar dinero, se está posicionando como líder en este ámbito y debería responsabilizarse de las repercusiones”, opinó Theran.

Pocas personas, si es que hay alguna, se convierten en defensores del movimiento de aceptación del cuerpo sin enfrentar las mismas normas sociales a las que se oponen. “He visto a creadores decir cosas como: ‘Es demasiado difícil, la vida es demasiado difícil con este cuerpo’”, relató Katie Sturino, defensora de la aceptación corporal. “Puede sentirse como una traición, pero es un síntoma de nuestra cultura y de cómo, en nuestra sociedad, ser gordo sigue siendo lo peor. A la gente le sigue aterrorizando tener un cuerpo más grande”.

Con la pérdida de peso, llegó la afirmación

Davis reconoció que su pérdida de peso le supuso una reafirmación: más invitaciones a fiestas, más atención de los hombres. “Me gustaría tanto que me dijeran: ‘Tu aspecto no importa’”, dijo. “Pero sí cambia la manera en que te trata la gente”.

Cuando recayó, Davis se convenció de que solo intentaba comer más sano y ser más activa. Sin embargo, pronto empezó a comer pasteles de arroz y Red Bull. Cuando se encontraba con amigos del mundo del modelaje, se veía obligada a dar explicaciones. (Fingía que era vegana). En internet, podía evadir todas las preguntas.

“Una parte de mí se sentía avergonzada y culpable”, aseguró Davis. “Lo único que quería hacer en internet era que las mujeres se sintieran bien consigo mismas”.

Quiere que sus seguidoras sepan que hablaba en serio cuando les decía que rechazaran la gordofobia. “Siempre lo decía con sinceridad”, afirmó.

Pero dado que todavía está trabajando en sus propios problemas —y dado que ya no es de talla grande— no cree que le corresponda defender la aceptación corporal en internet.

“Hubo un tiempo en el que tenía un cuerpo en el que sufría gordofobia”, agregó. “Ahora que no estoy en ese cuerpo, no creo que mi voz sea necesaria”.

Cuando James se dio cuenta de que Davis había adelgazado, dejó de seguirla. “No pensé que fuera bueno para mí”, reveló. Pero entonces notó que su “feed” estaba lleno de gente que publicaba sus rutinas de ejercicio y dieta. Davis era solo una de las muchas mujeres que ya no lucían con orgullo su talla grande. James volvió a seguirla. Y hace poco empezó a hacer ejercicio y a perder kilos.

“Supongo que el peso es una tendencia, como cualquier otra cosa”, concluyó James.

c.2024 The New York Times Company