Dos propietarios de barcos de buceo en los Cayos desaparecieron tras la muerte de una mujer hace 11 años. Ya regresaron

Hace once años, una mujer en un barco de buceo murió cuando una banca de 300 libras se desprendió y la atrapó bajo la cubierta mientras la embarcación se hundía en medio de un mar agitado.

Tras su muerte, los dos propietarios del negocio de buceo hicieron sus maletas y abandonaron el país. Estuvieron prófugos más de un decenio.

Su libertad se acabó.

A finales de la semana pasada, se declararon culpables de homicidio involuntario en un tribunal federal del sur de la Florida. El año pasado, las autoridades de detuvieron al matrimonio británico de Christopher Jones, de 57 años, y Alison Gracey, de 54. Fueron traídos a Estados Unidos en enero.

Su sentencia está prevista para el 18 de agosto en el tribunal federal de Cayo Hueso. Cada uno enfrenta una pena máxima de ocho años de prisión. El abogado defensor Adam Goodman no devolvió una llamada del Miami Herald.

Un jurado de instrucción los acusó originalmente en octubre de 2012, casi un año después de la muerte de Aimee Rhoads, una mujer de 36 años, madre de un niño de 3 años, y asesora de salud mental de Federal Way, Washington.

Jones y Gracey abandonaron la ciudad poco después de la muerte de Rhoads. Funcionarios de la isla caribeña de St. Maarten los arrestaron en junio de 2015, pero huyeron de ese país mientras estaban en libertad bajo fianza, dijo una fuente de la policía federal con conocimiento del caso.

“Lo mismo ocurrió en Francia después de St. Maarten”, dijo el funcionario.

Los dos no estaban en el barco durante la tragedia. Ni siquiera estaban en el país. Tras el hundimiento, regresaron a los Cayos, recogieron sus cosas y desaparecieron, según la investigación.

Jones y Gracey abrieron Key Largo Scuba Shack en un motel de la bahía a mediados de 2010.

Hubo problemas desde el principio.

Su barco de 25 pies, el Get Wet, tenía importantes problemas estructurales, y los inspectores de la Guardia Costera habían dicho a Jones y Gracey que necesitaba reparaciones, incluyendo asegurar la tapa del la banca del motor, que terminó atrapando a Rhoads en la cubierta, según la Fiscalía Federal.

La Guardia Costera también les dijo que las áreas de mamparo de la embarcación no eran herméticas. Sus empleados también les dijeron en repetidas ocasiones que el Get Wet tenía peligrosos problemas de inundación, que las placas de la cubierta apenas estaban sujetas y que la cubierta de la banca del motor “se balanceaba de un lado a otro”, dijeron fiscales federales.

Durante un viaje anterior al mar, en el que Gracey ejercía de capitana de buceo, la embarcación estuvo a punto de hundirse, según los fiscales.

El 18 de diciembre de 2011, Rhoads era una de los seis pasajeros a bordo del Get Wet mientras se dirigía a Molasses Reef, un arrecife de coral protegido dentro del Santuario Marino Nacional de los Cayos de la Florida. El lugar es un tesoro de los Cayos, popular entre los practicantes del buceo a pulmón porque sus aguas, normalmente cristalinas, están repletas de vida marina gracias a su estatus de protección.

El día empezó perfecto, con mar y viento en calma. Las condiciones se deterioraron rápidamente. Las olas aumentaron y el agua se agitó. La tripulación de Get Wet comenzó a subir a sus clientes a bordo.

Pero entonces la tripulación se dio cuenta de que la bomba de sentina había fallado y el Get Wet estaba haciendo agua rápidamente. Se inundaron las escotillas expuestas en la popa del barco.

“Las escotillas expuestas, combinadas con las condiciones meteorológicas, permitieron que la embarcación acumulara mucha agua muy rápidamente”, dijo un investigador de la Guardia Costera al Miami Herald en ese momento. Según los documentos judiciales, el capitán de la embarcación, de 19 años, ordenó a todos los pasajeros que se pusieran bajo el toldo en la parte delantera de la embarcación.

Cuando la embarcación comenzó a moverse, el agua se desplazó y el barco comenzó a hundirse, primero por la popa. La embarcación rodó violentamente, volcó y se hundió 30 pies hasta el fondo del mar. Cuatro pasajeros y dos tripulantes resultaron ilesos. Pero Rhoads y otro pasajero, Amit Rampurkari, un hombre de 30 años originario de Nueva York, quedaron atrapados en la sección delantera del Get Wet.

Otra barco de buceo llegó para ofrecer ayuda. Los buzos rescataron a Rampurkari, que resultó herido y fue atendido en un hospital. Sobrevivió.

El rescate de Rhoads resultó más difícil porque los buzos no podían liberar sus piernas del pesado banco. Después de 15 minutos, los buzos salieron a la superficie con Rhoads. Era demasiado tarde.

“A pesar de recibir reanimación cardiopulmonar, Aimee Rhoads fue declarada muerta al llegar a la orilla”, escribió el fiscal federal adjunto Juan González en un comunicado del 9 de mayo de 2022. “Una autopsia posterior reveló que la causa de su muerte fue ahogamiento en agua salada”.