Con una puesta impactante y el exotismo al máximo, Babasónicos volvió a hipnotizar al Movistar Arena

Adrián Dárgelos, un frontman cabal y exótico, que sabe llevar al público por caminos de ensueño
Adrián Dárgelos, un frontman cabal y exótico, que sabe llevar al público por caminos de ensueño - Créditos: @NOELIA MARCIA GUEVARA/ AFV

“Me encanta que seamos una banda que tiene más de 30 años pero que solo nos interese lograr hacer música nueva”, confiesa Diego Tuñón en El abstracto de la música, el reciente documental del cineasta argentino Julián Lona que espía fragmentos de la última gira de Babasónicos en Europa y del histórico show que dieron en diciembre del año pasado en el Campo Argentino de Polo. Esa afirmación encierra una de las mayores virtudes del grupo: han sabido construir un legado reinventándose a través de los contextos y conduciendo el devenir con una versatilidad y vanguardia sonora capaz de atravesar espacios, tiempos y generaciones. Y todo aquello se refleja y traduce no solo en su obra, sino también en cada una de sus presentaciones en vivo.

Babasónicos recorrió su discografía con una lista de 30 canciones
Babasónicos recorrió su discografía con una lista de 30 canciones - Créditos: @NOELIA MARCIA GUEVARA/ AFV

A través de un setlist de 30 canciones en el que recorrieron su discografía oscilando entre un repaso por su último disco, hits clásicos y el exotismo que los caracteriza, en la noche del viernes volvieron una vez más con su experiencia visual-sensorial al Movistar Arena, aquel estadio en el que ya desde hace un tiempo vienen eligiendo jugar de locales. El repertorio comenzó a rodar con una poderosa versión de “Tajada”, continuada por la balada tecno pop “La izquierda de la noche”, las románticas secuencias de “En privado” y el salvajismo y la crudeza rockera de “Sin mi diablo”.

El tránsito por sus diferentes épocas y estéticas fue tomando forma a lo largo del show, sin un orden específico, sino guiado y sostenido por la coherencia y el eclecticismo que han mantenido durante toda su carrera. Los delays y guitarras de “Adiós en Pompeya” se mezclaron con el agite de “El colmo” y la sensualidad casi susurrada de “Lujo”, liderada por los movimientos de Adrián Dárgelos que, con su carisma de showman, encarna el ingenio y la originalidad de las líricas con una singular presencia y estilo, bordeando lo arrogante y lo encantador. Se conecta con el público casi sin palabras, fusionando las canciones como una extensión de su cuerpo.

Imágenes psicodélicas y abstractas fueron parte de una puesta lumínica impactante
Imágenes psicodélicas y abstractas fueron parte de una puesta lumínica impactante - Créditos: @NOELIA MARCIA GUEVARA/ AFV

En una esencia similar a lo que vienen presentando en sus últimos shows, la puesta en escena merece una mención aparte. Diseñada por Sergio Lacroix, se encargó de conjugar paisajes lumínicos coreografiados a partir de la música con una estructura de pared led, donde se iban intercalando proyecciones a gran escala de los músicos con imágenes psicodélicas y abstractas que forman parte del imaginario del grupo.

Ante el riesgo de repetirse, de alguna forma logran renovarse, mantenerse vigentes y relevantes, superándose en cada show a través de la producción, la construcción de la lista de temas, su actitud descarada y, obviamente, sus canciones. “Anubis”, “Bye Bye” y “Microdancing” integraron el bloque más electro pop, con un juego bailable y cómplice entre Dárgelos y Diego Uma, que sumó coros y un dinamismo electrizante, acompañado por la precisión y solidez de la banda.

Mariano Roger, en el primero de los dos shows de Babasónicos en el Movistar Arena, en junio de 2024
Mariano Roger, en el primero de los dos shows de Babasónicos en el Movistar Arena, en junio de 2024 - Créditos: @NOELIA MARCIA GUEVARA/ AFV

“Gracias por tanto pero no por lo que viene, me lo tienen que demostrar”, desafió Dárgelos a los presentes, antes de que una serie de hits inoxidables comenzaran a perfilar el final del show. Así fue como “Yegua”, “La pregunta” y “¿Y qué?” encendieron los últimos pogos de la noche, transformando el Arena en una especie de gran karaoke multitudinario.

“La obra de uno trasciende. O sea, el humano nace y muere. La música puede llegar a estar para siempre”, asegura Tuñón más hacia el final del documental. Eso es lo que ellos buscan. Popular y de culto, Babasónicos se traslada en el tiempo esquivando etiquetas, revolucionándose con la mirada puesta en el futuro, pero llevando siempre también el pasado con el que ha construido su historia.