¿Qué hacer si mi gato tiene fiebre? Estas son las posibles causas y cómo tratarlo

Las causas de fiebre en un gato pueden ser muy variadas, por eso debes prestar atención a los síntomas y consultar con el veterinario inmediatamente. (Getty Images)
Las causas de fiebre en un gato pueden ser muy variadas, por eso debes prestar atención a los síntomas y consultar con el veterinario inmediatamente. (Getty Images)

Desafortunadamente nuestros queridos amigos peludos no pueden hablar (aunque a veces pareciera que lo intentan) por lo tanto, les es muy difícil expresar que se sienten mal o que están enfermos; por esta razón, es muy importante prestar atención a sus comportamientos y a su lenguaje corporal que nos advierta sobre algo inusual que pudiera estarle sucediendo.

Por ejemplo, la fiebre es un signo de alerta muy importante que nos puede indicar que nuestro gatito está pasando por un mal momento, como alguna infección u otro problema de salud. La temperatura normal de un gato suele oscilar entre los 38 y 39.5°C; en cuanto esta medida se supera, se considera como fiebre y hay que poner atención para lograr identificar su causa a tiempo e iniciar el tratamiento adecuado lo más pronto posible.

¿Cómo saber si mi gato tiene fiebre?

Los gatos tienden a ser animales mucho más independientes y autosuficientes que los perros, así que rara vez te expresarán que se sienten mal, por esto hay que poner atención a ciertas señales:

  • Toca su nariz. Si está seca y caliente, es muy probable que tenga fiebre y esté deshidratado.

  • El malestar hará que tu gato pierda el apetito y tome menos agua.

  • Observa si se comporta de un modo inquieto o angustiado; también si lo notas un poco decaído y que permanece acostado, sin querer moverse.

  • ¿Qué tal está su respiración? ¿Y los latidos de su corazón? Ambos aspectos pueden acelerarse más de lo normal en caso de que tenga fiebre.

  • Los gatos son muy limpios, si por alguna razón notas que tu gato se ha descuidado, es una señal de que no se siente muy bien.

  • En casos más graves podrás notar una serie de escalofríos, temblores o una respiración acelerada.

Hay veces que una fiebre puede no ser tan grave. Si tu michi supera los 39.5°C sí que es importante actuar para reducir esa temperatura, pero si observas que supera los 41°C debes acudir inmediatamente al veterinario para que él determine las posibles causas y le asigne un tratamiento.

La temperatura normal de un gato suele oscilar entre los 38 y 39.5°C. (Getty Images)
La temperatura normal de un gato suele oscilar entre los 38 y 39.5°C. (Getty Images)

Posibles causas de la fiebre en los gatos

Es importante tener muy presente que las causas de fiebre en un gato pueden ser muy variadas: desde cuestiones muy leves y completamente manejables en casa hasta enfermedades más graves que pueden poner en peligro la salud y, por ende, la vida de tu compañero. Es muy importante por ello no subestimar cualquier causa que pueda tener su malestar y nunca descartar la asistencia médica.

La fiebre suele ser un síntoma de algunas afecciones como:

  • Presencia de tumores que afectan, sobre todo, a los gatos ancianos

  • Infecciones virales o bacterianas o fúngicas de carácter más leve

  • Gripe o resfriado común

  • Traumatismos

  • Efectos secundarios debidos a la ingesta de algún medicamento o la aplicación de alguna vacuna

¿Cómo reducir la fiebre de mi gato?

En caso de que la temperatura no supere las medidas anteriores y que no se deba a una patología, como algún resfriado o como efecto secundario de una vacuna, puedes recurrir a estos pasos para reducirla:

  • Asegúrate de que tu gato esté hidratado. Si tu gato no quiere tomar agua por su cuenta, procura darle un poco directamente a la boca con una jeringuilla. Hazlo de forma delicada y suave para que no se incomode.

  • Resguárdalo en un lugar cálido y seco, que esté libre de humedad, alejado del frío, del exceso de calor o de los cambios bruscos de temperatura. Puedes acostarlo en el piso sobre una mantita. Lo importante es que se encuentre cómodo para que se mejore lo más pronto posible.

  • Puedes colocar compresas húmedas sobre su cuerpo para regular su temperatura. Es importante que estas compresas o toallas estén humedecidas en agua fría. Comienza refrescando su frente, sus patas, su abdomen e ingles para un mejor resultado.

  • Si tu gato no quiere comer por su cuenta, puedes suministrarle un poco de alimento húmedo (siempre y cuando no tenga diarrea).

  • No bañes a tu gato a menos que tu veterinario te indique lo contrario.

Si notas que al menos 24 horas después de haber aplicado estos remedios tu gato no muestra mejoría, lo ideal sería que lo lleves al veterinario para que el experto lo examine y pueda determinar si se trata de alguna enfermedad que debe de tratar inmediatamente.

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