¿Qué le pasa a tus ojos cuando reduces el número de parpadeos por minuto?

No es algo que hagas de manera voluntaria (parpadear menos), y tampoco te das cuenta hasta que aparecen las molestias. Pero la frecuencia con que lo haces determina la cantidad de lágrima, y esto tu salud visual

El ser humano parpadea, aproximadamente, entre 15 y 20 veces por minuto con una frecuencia irregular. Lo hacemos para mantener los ojos húmedos y limpios.
El ser humano parpadea, aproximadamente, entre 15 y 20 veces por minuto con una frecuencia irregular. Lo hacemos para mantener los ojos húmedos y limpios.

El verano toca a su fin y el tiempo está empezando a cambiar. A medida que las temperaturas bajan, muchas personas comienzan a sentir molestias en los ojos: pican, se ponen rojos, pican, a veces incluso parece que arden y parece que tienen arenilla. Son los síntomas más comunes del ojo seco, una condición que puede empeorar con el cambio de estación.

Como curiosidad, el número normal de parpadeos por minuto en una persona es 14,5 y el ojo permanece 0,4 segundos cerrados en cada uno de ellos. Pues este simple hecho, el de abrir y cerrar los ojos de manera espontánea y continua resulta vital para mantener una buena salud visual.

El parpadeo de los ojos puede ser de origen voluntario o involuntario (reflejo) y tiene una doble función. Por un lado, nos explican desde la , sirve para distribuir la lágrima por la superficie ocular y mantenerla hidratada y, por otro, tiene una función protectora, ya que cerrar los ojos nos ayuda a evitar la luz intensa o los objetos que se aproximan y pueden dañar el sistema visual.

Estudios más recientes afirman que el parpadeo también actúa como una forma de descanso para el cerebro, ya que desactiva algunas áreas cerebrales (las encargadas de la visión) y permite que prestemos aún más atención cuando volvemos a focalizarnos en lo que estábamos mirando.

Pero no parpadeamos a la misma velocidad todo el rato, sino que la velocidad de parpadeo se ajusta a la actividad que estamos desarrollando. Así, durante una conversación, los interlocutores parpadean una media de 22 veces por minuto. Mientras leemos, la frecuencia de parpadeo es de unas 15 o 20 veces por minuto, mientras que cuando estamos mirando al ordenador, parpadeamos menos de 5 veces por minuto porque nos concentramos en la pantalla, lo que puede provocar sequedad ocular.

De hecho, cuando realizamos una actividad de fijar la vista como trabajar delante de un ordenador, leer, etc…. nuestra frecuencia de parpadeo puede llegar a disminuir hasta en un 70 por ciento. Además, ¿sabías que parpadeamos de modo diferente al leer en formato digital que que al hacerlo en formato impreso?

A partir de un minuto sin parpadear, se produce una desecación lagrimal en la córnea y comenzamos a sentir molestias, pesadez, irritación, visión borrosa, enrojecimiento ocular… lo que popularmente se conoce como ojo seco.

El parpadeo es un movimiento semivoluntario y la única forma de evitarlo es concentrándonos en hacerlo, aunque aproximadamente al minuto de intentarlo las molestias por la sequedad lo provocan nuevamente.
El parpadeo es un movimiento semivoluntario y la única forma de evitarlo es concentrándonos en hacerlo, aunque aproximadamente al minuto de intentarlo las molestias por la sequedad lo provocan nuevamente.

Por eso cuando el parpadeo disminuye, hay que estudiar las causas y observar la reacción de los ojos. El problema es que -de primeras- no lo notamos. Lo que nos indica que algo va mal son una serie de síntomas y molestias que todos hemos sentido alguna vez: irritación, escozor, enrojecimiento, sensación de cuerpo extraño o arenilla, sensación de pesadez en los párpados y lagrimeo.

Son los síntomas típicos de la sequedad ocular, una de las causas más frecuentes de consulta al oftalmólogo. “A veces incluso podemos encontrarnos un lagrimeo continuo, aun teniendo ojo seco; esto se debe a que lo que falla es el componente de la lágrima, que hace que ésta permanezca adherida a nuestro ojo y, por tanto, no se mantiene en contacto con la superficie ocular y sale de nuestro ojo”, explica el Dr. Esteban Molina, oftalmólogo de la Unidad Polo Anterior y Glaucoma en la clínica oftalmológica Innova Ocular Virgen de Luján, en Sevilla (España).

Además de frecuente, el ojo seco puede provocar graves consecuencias, como queratitis, cicatrices, pérdida de la visión o úlceras de córnea, por lo que el Dr. Molina recomienda “realizar periódicamente controles oftalmológicos específicos”.

“La detección y tratamiento precoz resultan esenciales para la mejora y prevención del daño ocular, siendo las personas mayores y mujeres en fases de cambio hormonal los grupos de mayor riesgo”, añade el experto.

Cuidados básicos

Protegerse de la polución ambiental, evitando la playa y el campo en días de viento, así como la sequedad ambiental mediante el uso de humidificadores, no orientar ventiladores hacia la cara ni conducir con las ventanillas abiertas para no exponerse a corrientes de aire que favorecen la evaporación de la lágrima o usar gafas de sol protectoras cuando estemos en el exterior son algunas de las recomendaciones más importantes para prevenir el síndrome de ojo seco, especialmente en las semanas de intenso calor, que destaca el especialista de la IO Virgen de Luján, con sede en Sevilla.

Otras medidas útiles para evitar la sequedad ocular ocasionada por causas ambientales recomendadas por este especialista son “evitar el polvo doméstico, el humo del tabaco o los disolventes, realizar parpadeos frecuentes varias veces al día (sobre todo cuando estamos usando la visión próxima) y limpiar las glándulas lagrimales de nuestros párpados con toallitas o jabón neutro”.

El malestar por ojos secos a menudo te vuelve más sensible a la luz.
El malestar por ojos secos a menudo te vuelve más sensible a la luz.

Y es que esta alteración que se produce en la superficie de la córnea y la conjuntiva por falta de lágrima o por deficiencias en la calidad de ésta que hace que la superficie ocular no esté bien lubricada, pudiendo dar origen a molestias oculares, disminución de la visión y lesiones en la córnea y la conjuntiva, tiene en los factores ambientales, especialmente en entornos con mucha evaporación (viento, aires acondicionados, calefacciones, etc), una de sus causas más comunes de aparición.

Junto a ellas el Dr. Molina subraya igualmente la disminución de la secreción debida a la edad –“es la causa más habitual, debido a la atrofia de las células que generan la lágrima con el envejecimiento”, asevera-, “cambios hormonales en las mujeres (embarazo, consumo de anticonceptivos orales y perimenopausia), el uso de lentes de contacto, la administración de ciertos medicamentos como antihistamínicos, ansiolíticos, anticonceptivos, o algunas enfermedades sistémicas, fundamentalmente de tipo reumático (síndrome de Sjögren, artritis reumatoide, lupus eritematoso,…) en las que la sequedad ocular es la manifestación ocular más frecuente”.

Asimismo, las conjuntivitis y queratitis víricas, determinados procedimientos quirúrgicos oftalmológicos y la lectura continuada, que reduce el número de parpadeos por minuto, o las largas jornadas delante de la pantalla figuran también entre las causas que hacen que tengamos baja cantidad o mala calidad de lágrima, o bien exceso de evaporación de la misma, lo que impide que el ojo esté adecuadamente lubricado.

Realizar ejercicios de relajación te ayudará a evitar el síndrome del ojo seco. Por jemplo, elPalming’, como suena; y de musculatura, acomodación y convergencia.

Opciones de tratamiento

En cuanto al tratamiento, si hay una causa primaria que está provocando el ojo seco, deberemos tratarla en primer lugar, utilizando, cuando esto no sea posible, lágrimas artificiales y pomadas lubricantes para ayudar a controlar la sequedad e irritación. Así, el especialista asegura que actualmente se encuentran distintos principios activos en la industria farmacéutica, pudiendo ser necesaria en casos severos la combinación de distintos tipos para disminuir la sintomatología del paciente. “Además, existen distintas presentaciones en el mercado, pero -matiza-, de forma general, se aconsejan las lágrimas artificiales libres de conservantes”.

Si con estos tratamientos tópicos no disminuyen los síntomas, la siguiente opción es el taponamiento de los conductos lagrimales del paciente “insertando un pequeño tapón en los puntos lagrimales inferiores, responsables de la evacuación del 80 por ciento de la lágrima”, indica el Dr. Molina, precisando que al evitar el drenaje rápido de las lágrimas, se consigue conservar la hidratación ocular y proteger el ojo.

Por otro lado, las personas con sequedad ocular grave pueden utilizar colirios derivados de su sangre, ya sea el suero autólogo o el plasma rico en plaquetas. Y es que, según explica el oftalmólogo, “estos colirios poseen sustancias de la sangre del propio paciente que son beneficiosas para el metabolismo celular de la córnea, reparación de lesiones corneales, efecto antimicrobiano o acción antiinflamatoria”, entre otras ventajas.

Cuando utilizamos un ordenador o dispositivo móvil para leer se produce sequedad ocular, fatiga y a veces ojos rojos.
Cuando utilizamos un ordenador o dispositivo móvil para leer se produce sequedad ocular, fatiga y a veces ojos rojos.

En concreto, entre las sustancias más conocidas presentes en estos derivados hemáticos se encuentran la vitamina A, el factor de crecimiento epitelial, el factor de crecimiento transformante beta, la albúmina, la fibronectina, el factor de crecimiento derivado de plaquetas, el complemento, la lisozima y las inmunoglobulinas.

Estos dos tipos de colirios se obtienen de la sangre extraída del paciente y tratada posteriormente en un laboratorio de Hematología mediante procedimientos simples –“en el caso del plasma rico en plaquetas, éste posee más proteínas de la coagulación y por tanto sus efectos beneficiosos son más potentes”, dice-. Una vez obtenidos los colirios, el paciente tendrá en la nevera de su casa tratamiento para varias semanas.

Específicamente utilizados para el tratamiento del síndrome de ojo seco, “se ha demostrado que el uso de estos colirios disminuye los síntomas en pacientes con sequedad ocular severa, mejorando su calidad de vida y disminuyendo también las lesiones corneales provocadas por la sequedad”, concluye el Dr. Molina.

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