No llego a entender qué pinta Mariló Montero como presentadora de ‘Todo es mentira’

Mariló Montero en 'Todo es mentira' (Mediaset)
Mariló Montero en 'Todo es mentira' (Mediaset)

Tras calentar los motores durante varias jornadas promocionales, este martes Mariló Montero llegó al programa Todo es mentira, de Cuatro, para quedarse. Al menos, durante un tiempo. Y es que ella ha sido la elegida para sustituir a Marta Flinch en las labores de presentadora, mientras Marta está de baja por maternidad. En su bienvenida, Risto Mejide le invitó a pasárselo bien, “que es lo más importante en este programa”, y ella se hizo como pudo a este programa que ya tiene muchas horas de vuelo. Sin embargo, como espectador, sigo sin entender qué pinta Mariló en este espacio, en el que, en principio, encajaría como colaboradora, y eso como mucho.

Cierto es que en Todo es mentira dan voz a personas de todo tipo de pensamiento, cada cual realiza sus propios análisis y se habla mucho de política. Mariló es una persona que ya ha dejado claro hacia dónde van sus ideales. Cada vez que puede azota al PSOE, y cuando colaboraba en Espejo Público llegó a decir intenta escuchar a Pedro Sánchez, actual presidente del Gobierno, pero que le cuesta creerse cualquier cosa que diga. ¿Llegaría a Cuatro dispuesta a dar caña? Todo parecía que sí, pero el resultado final del primer examen ha sido más bien decepcionante.

En su puesta de largo, Mariló no ha sabido hacerse notar. Ha pasado a un cómodo segundo plano en el que Risto Mejide llevaba la batuta. Es difícil saber hasta qué punto no le han dejado meter palabra, o si el problema lo ha tenido ella, que no ha sabido desplegar sus alas, como lo hacía antaño en otros programas.

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La cuestión es que Todo es mentira es un programa muy vivo, muy dinámico, que puede estar alejado del tipo de televisión que Mariló ha estado acostumbrada a hacer en los últimos años. Pausada, con debates en los que ella da y quita la palabra, en la que todo gira a su alrededor. Y lo de Cuatro no va en esa línea lo más mínimo. Allí hay que estar viéndolas venir, tener siempre la escopeta cargada, y si se hace humor o se tira de ironía, mucho mejor. No hay que sentar cátedra, ni hacer reflexiones profundas con sonrisa de anuncio de pasta de dientes.

El pasado lunes, Mariló Montero visitó Sálvame, entre otros espacios, para promocionar su llegada a Mediaset. Charló con Jorge Javier Vázquez de política, cómo no; el de Badalona defendió a Sánchez, y ella sacó la cara por Pablo Casado. Después charlaron de otros temas, de lo divino y lo humano, y al llegar a su incorporación a Todo es mentira, Vázquez auguró que se peleará con Risto. Igual eso pasa en algún momento, y entonces tendremos que sacar el confeti, pues será señal de que Mariló se ha mojado en algún tema, y no ha estado solo calentando silla, como se decía ayer en las redes sociales. Si fuese una simple colaboradora, y no presentadora, igual otro gallo habría cantado, pues habría tenido que agitar más el avispero para captar la atención. No ha sido el caso.

Hay gente que tiene claro que la llegada de Mariló Montero a Mediaset, en este momento, no es algo casual. Un ejemplo es el paparazzi Diego Arrabal, a quien Mariló denunció, así como a Gustavo González, por unas fotografías suyas en top less en un espacio privado. Para Diego, es demasiada casualidad que Mediaset haya dejado de contar tanto con él como con Gustavo de forma abrupta, y justo después le dé la bienvenida a la exmujer de Carlos Herrera a un programa en el que jamás nos la habríamos imaginado.

Siempre se ha dicho que las comparaciones son odiosas. Y en ese sentido, sí que entiendo que Todo es mentira haya fichado a Mariló como presentadora. Su perfil profesional no se parece lo más mínimo al de Marta Flinch, no tiene su forma de ver el mundo, su ritmo al contar las cosas, su forma de entenderse con la cámara o incluso sus pensamientos políticos. Comparar a ambas es algo bastante innecesario, y ahí es por donde Todo es mentira saldrá beneficiado. Mariló ha llegado con sello propio, y ahora, habrá que comprobar si al público le gusta eso, o habría deseado como nueva copresentadora a alguien con un perfil más similar al de Marta.

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