Así actúa el tipo de herpes que causó la parálisis a Justin Bieber

El virus del herpes zóster o varicela-zóster que atacó a Justin Bieber ha sido el culpable de que sufriera un brote del síndrome Ramsay Hunt. Su sistema inmune, debilitado por las diferentes patologías que ha sufrido (recordemos que hace años le diagnosticaron la enfermedad de Lyme, una infección bacteriana causada por la mordedura de garrapatas) también podría tener mucho que ver. (Foto: Frazer Harrison/Getty Images)

Originado por el herpes Zóster, el síndrome Ramsay Hunt es un trastorno neurológico raro caracterizado por la parálisis de parte del nervio facial y una erupción en el oído y en la boca. Se produce cuando el virus de la varicela-zóster (VVZ), conocido como culebrilla o fuego de San Antonio, infecta un nervio en la cabeza. 

Aunque en la mayoría de los niños sanos la varicela se resuelve sola sin necesidad de tratamiento, puede reactivarse años más tarde (en forma de herpes zóster) y afectar al nervio facial que se conecta con el oído, originando parálisis facial, tinnitus, y hasta sordera y lesiones oculares.

El cantante ha mostrado en redes las secuelas del virus varicela-zóster, un brote del síndrome Ramsay Hunt que ha paralizado la mitad de su cara. Bieber ya está haciendo rehabilitación para recuperar la movilidad de los músculos faciales. (Foto: @justinbieber/ Instagram Justin Bieber)
El cantante ha mostrado en redes las secuelas del virus varicela-zóster, un brote del síndrome Ramsay Hunt que ha paralizado la mitad de su cara. Bieber ya está haciendo rehabilitación para recuperar la movilidad de los músculos faciales. (Foto: @justinbieber/ Instagram Justin Bieber)

Es decir, que dependiendo de qué nervios se vean afectados, el herpes zóster puede causar una inflamación del cerebro (encefalitis), hacer que la mitad de la cara parezca caída o desencadenar el síndrome Ramsay Hunt como ha contado en sus redes el cantante Justin Bieber.

En este caso, tal y como recoge la Clínica Mayo, el síndrome de Ramsay Hunt "ocurre cuando un brote de herpes zóster o culebrilla afecta el nervio facial cerca de los oídos".

El virus varicela-zóster "es uno de los ocho virus conocidos de la familia de los virus herpes, que incluye los virus que causan el herpes labial y el herpes genital. Se distribuye por todo el mundo y causa tanto la varicela, cuando infecta por primera vez a una persona (primoinfección), como el herpes zóster, en posteriores reactivaciones", explican desde la Asociación Española de Vacunología (AEV).

Normalmente el primer contacto con el virus herpes zóster lo tenemos en la infancia y se manifiesta clínicamente como una varicela. Pasada esa infección, "el virus migra por las terminaciones nerviosas desde la piel hacia el ganglio y allí queda latente, reapareciendo en la piel en determinadas situaciones dando lugar al denominado herpes zóster", explica la doctora Pilar Gil Sánchez, dermatóloga de la Clínica Universidad de Navarra (CUN).

Por eso, vacunar (contra la varicela) reduce enormemente la posibilidad de infectarse con el virus natural de la varicela-herpes y no sufrir el síndrome de Ramsay Hunt. Así nos lo confirma el doctor Roi Piñeiro, jefe del servicio de Pediatría del Hospital General de Villalba (Madrid, España), quien asegura que “estos casos no sucederían si se informa adecuadamente a aquellos padres y madres que no quieren vacunar a sus hijos, y se les explican bien el riesgo que esta actitud representa para los más pequeños”.

El virus puede causar la erupción de la culebrilla  en la cara y alrededor de los ojos; se llama herpes zoster oftálmico y sus consecuencias pueden ser graves si no de trata del modo adecuado, pudiendo llegar a causar lesiones oculares e incluso ceguera. (Foto: Getty)
El virus puede causar la erupción de la culebrilla en la cara y alrededor de los ojos; se llama herpes zoster oftálmico y sus consecuencias pueden ser graves si no de trata del modo adecuado, pudiendo llegar a causar lesiones oculares e incluso ceguera. (Foto: Getty)

En las personas con el síndrome Ramsay Hunt, se cree que este virus infecta el nervio facial cercano al oído interno, lo cual lleva a que se presente irritación e hinchazón del nervio. Pero también puede generar problemas auditivos o del equilibrio.

Aunque el herpes zóster suele presentarse principalmente en adultos, cada vez es más frecuente su aparición en niños. De hecho, para padecerlo es necesario haber estado previamente en contacto con el virus y haber pasado la varicela.

En los países de clima templado, como España, "en ausencia de vacunación, la mayoría de las personas (más del 90 por ciento) sufría la varicela antes de los 14 años de edad". Y, según apunta la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI): "El 95 por ciento de los individuos a los 18 años ya presentan anticuerpos frente al virus por la vacunación o por la infección causada por este virus".

No obstante, no todo el mundo va a desarrollar la afectación neurocutánea. En general han de darse una serie de circunstancias para que esto ocurra como sufrir alteraciones del sistema inmune, bien transitorias bien permanentes por alguna enfermedad.

Por ejemplo, el cáncer (sobre todo las leucemias y linfomas) la infección por VIH y los trasplantes tanto de células madre como de órganos son factores de riesgo para padecer herpes zóster complicado.

Como decíamos, en la mayoría de los niños sanos el virus de la varicela se resuelve solo, sin necesidad de tratamiento. Sin embargo, la aparición de complicaciones potencialmente graves, como neumonía, hepatitis o encefalitis, es significativa en determinados grupos de población.

Los grupos de mayor riesgo son los adultos, los lactantes (especialmente durante los primeros meses de vida), las embarazadas y las personas inmunodeprimidas.

En concreto, la frecuencia de presentación de esta enfermedad y su gravedad son mayores en personas que se encuentran inmunosuprimidos, ya sea por tratamientos con quimioterapia o radioterapia, o por la toma de medicamentos inmunosupresores como los pacientes transplantados.

También se incluyen en este grupo las personas con VIH y los que presentan tumores u otras enfermedades que determinen una situación de inmunosupresión. En estos casos existe riesgo de que el virus se expanda y llegue a afectar a otros órganos y peor pronóstico. De ahí la importancia del diagnóstico y tratamiento precoz en estos pacientes.

“El herpes zóster puede producir gran morbilidad y sufrimiento en estos pacientes y si, además, en los casos de zóster visceral se diagnostica e inicia el tratamiento de forma tardía, la mortalidad puede llegar a ser del 50 por cien”, explica el doctor Rafael de la Cámara, jefe de Hematología y Hemoterapia del Hospital Universitario de La Zarzuela (Madrid). “Nos enfrentamos a un problema que no es infrecuente ni menor, y al que debemos prestar especial atención. De hecho, sin un tratamiento preventivo a largo plazo, entre un 20 y un 50 por ciento de los pacientes que han recibido un trasplante de médula ósea, padecerán un herpes zóster, y un 30 por ciento de estos casos serán graves”.

La incidencia del herpes zoster en la población general española se sitúa entre 3 y 5 casos por cada 1.000 habitantes y año, y aumenta hasta los 160 en las personas que han recibido un trasplante. Además entre las enfermedades crónicas identificadas como procesos de riesgo para herpes Zóster están el asma, la diabetes mellitus y las enfermedades cardiovasculares.

Aproximadamente el 75 por ciento de las personas que desarrollan este tipo de herpes tienden a sentir dolor en un área del cuerpo, donde luego se desarrolla la erupción. El dolor puede ser constante o intermitente, puede preceder a la erupción en días o semanas, y es de mayor duración cuanto mayor es la edad de la persona. El dolor se define como "quemante, punzante o lacerante", en ocasiones solo al tacto. A veces, el herpes se manifiesta solo con un picor.

Según la ubicación del dolor, a veces puede confundirse con un síntoma de problemas que afectan al corazón, los pulmones o los riñones. Además, algunas personas experimentan dolor por el herpes zóster sin llegar a desarrollar la culebrilla o erupción en la piel.

Y en un tercio de los casos, la infección evoluciona en una neuralgia que puede llegar a ser muy dolorosa, prolongada en el tiempo y difícil de tratar, generando mucho temor en los pacientes debido al sufrimiento que les ocasiona. Por ello, la aprobación de una nueva vacuna (recombinante de glicoproteína E del virus varicela-zóster), indicada para grupos de riesgo, ha sido recibida con positividad por parte de los hematólogos puesto que en este grupo se encuentran los pacientes con lesiones malignas y los que han recibido un trasplante de médula ósea.

Aunque no es frecuente padecer en más de una ocasión herpes zóster en personas con una adecuada inmunidad, sí puede pasar en inmunodeprimidos. En estos casos, por el riesgo de diseminación del virus a otros órganos, se requiere tratamiento con fármacos antivirales por vía oral o intravenosa. También está indicado en personas mayores de 50 años para disminuir la posibilidad de desarrollar una neuralgia después del herpes.

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