¿Quieres un bebé sano? El ácido fólico es tu aliado más poderoso

Mujer embarazada tomando ácido fólico
(Getty Images)

En 1980 el Estudio Colaborativo Español de Malformaciones Congénitas comenzó a recabar datos acerca de los bebés españoles que nacían con defectos de nacimiento. En estos años, hasta el momento, el porcentaje de recién nacidos con estas características ha bajado desde el 2,2% hasta el 0,96%. Esta bajada ha sido especialmente pronunciada en el caso de la espina bífida, cuya incidencia ha caído desde 4,73 casos por cada mil nacimientos a 0,48 casos.

Detrás de estos números está la concienciación que se ha llevado a cabo por parte de las autoridades sanitarias para que las mujeres tomen ácido fólico para evitar los defectos del tubo neural. 

En las primeras semanas de embarazo

Algunas de las estructuras más importantes del bebé se forman en las primerísimas semanas de embarazo. Es el caso del tubo neural, que se cierra, aproximadamente, en la sexta semana de gestación. El tubo neural es lo que dará lugar al sistema nervioso central, es decir, al cerebro y la médula espinal, por lo que es un órgano clave. Para prevenir defectos en el tubo neural el ácido fólico es esencial. Así, cuando la mujer tiene unas reservas adecuadas de esta vitamina se reducen considerablemente el riesgo de anencefalia y espina bífida. La anencefalia hace que el bebé nazca sin partes del cerebro, mientras que en la espina bífida es la columna vertebral y la médula espinal las que no se forman bien.

¿Cuál es el problema? Que cuando se cierra el tubo neural muchas mujeres no saben siquiera que están embarazadas todavía. Por eso, la recomendación es comenzar a tomar el ácido fólico desde tres meses antes de intentar la gestación. “En el universo de las vitaminas y suplementos, el ácido fólico brilla con luz propia. Este compuesto ha demostrado ser la herramienta indispensable en la prevención de defectos congénitos del tubo neural en bebés, con una eficacia que ninguna otra forma de folato puede proclamar”, ha recalcado el Dr. Javier Ruiz Labarta, especialista en Ginecología y Obstetricia en el Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid y ponente en el Debate "La importancia del ácido fólico durante el embarazo".

A nivel mundial, se estima que unos ocho millones de niños nacen con defectos en el tubo neural. En algunos casos, estos bebés tienen una alta tasa de mortalidad en el primer año de vida. Los que salen adelante, a menudo, han de enfrentarse a grandes dificultades físico y neurocognitivas.

Mujer embarazada sonriente tomando ácido fólico
(Adobe Stock)

¿Qué cantidad de ácido fólico hay que tomar?

Excepto casos concretos, que deben ser evaluados por el ginecólogo,la recomendación general es tomar 400 microgramos de ácido fólico cada día, además de una dieta rica en folatos. El ácido fólico es una vitamina del grupo B, en concreto la vitamina B9. Cuando se toma en exceso, se elimina por la orina, por lo que el consejo es hacer una toma diaria e ininterrumpida para no eliminar ese efecto protector. De hecho, en algunos países determinados alimentos de consumo habitual están enriquecidos con ácido fólico para asegurar unos niveles adecuados en la población femenina en edad reproductiva.

Cuando hablamos de folatos presentes en los alimentos, hay que tener en cuenta que son inestables a la oxidación, al calor y a la luz, por lo que la cantidad que le llegue a la mujer puede ser claramente insuficiente. De hecho, al cocer los vegetales se pueden destruir hasta el 50-80% de sus folatos. Por este motivo, la única manera de que la mujer que planea un embarazo o está ya embarazada alcance los requerimientos de este nutriente es tomar un suplemento farmacológico. Estos medicamentos están formulados para ser más estables y más fácilmente absorbidos por el organismo, es decir, que cuentan con una mayor biodisponibilidad.

El ácido fólico ha demostrado ser la herramienta indispensable en la prevención de defectos congénitos del tubo neural en bebés, con una eficacia que ninguna otra forma de folato puede proclamar

Además de tener una repercusión directa sobre los defectos del tubo neural, el ácido fólico impacta también en otros procedimiento de gran trascendencia y protege al bebé en más sentidos. “Sabemos que el ácido fólico interviene también en los procesos de metilación global del ADN, de su mantenimiento y reparación, teniendo un efecto beneficioso global sobre la prematuridad, el bajo peso al nacer, la hipertensión en el embarazo, la obesidad y resistencia a la insulina materna e infantil, así como el desarrollo neurocognitivo infantil”, ha destacado María Jesús Domínguez, consejera de la Federación de Asociaciones de Matronas de España y de la Asociación de Matronas de Madrid, y participante en dicho debate. De hecho, su recomendación es "mantener la suplementación con ácido fólico durante el resto del embarazo y la lactancia”.