Ramón Ayala, el ídolo norteño que acabó en la cárcel por cantar en una narcofiesta

Ramón Ayala y los Bravos del Norte, ganadores del Grammy en 2002. (REUTERS/Mike Blake)
Ramón Ayala y los Bravos del Norte, ganadores del Grammy en 2002. (REUTERS/Mike Blake)

Ramón Ayala es el auténtico Rey del Acordeón. El mítico cantante carga con una carrera de 63 años a sus espaldas. No hay duda de su legado, pues el éxito de sus canciones ha sido rotundo generación a generación. Pero no todo puede ser perfecto. Basta decir que entre sus fanáticos se encontraba Edgar Valdez Villarreal, mejor conocido como 'La Barbie', uno de los narcotraficantes más famosos de la última época. Así lo constató la detención que vivió Ayala por asistir a cantar a una fiesta del capo.

Los hechos sucedieron el 11 de diciembre de 2009. Valdez Villarreal, sicario de confianza de los hermanos Beltrán Leyva, organizó una fiesta en el fraccionamiento de Los Limones, ubicado en Cuernavaca. La Marina Armada de México interrumpió las celebraciones y detuvo a un total de 40 personas, entre ellas el afamado músico que se encontraba en el lugar para interpretar sus canciones. Además, los marinos confiscaron 280 mil 700 dólares, 16 armas largas y cuatro cortas.

La detención escandalizó al país, de entrada porque no se podía entender cómo alguien con la trayectoria y reputación de Ayala estuviera presente en una narcofiesta. El contexto inflamó la noticia, pues Arturo Beltrán Leyva, uno de los rostros más visibles de la guerra contra el narcotráfico emprendida por el presidente Felipe Calderón, fue abatido cinco días más tarde. En ese clima sórdido, y con el Cártel de los Beltrán en la mira, resultó impactante que un artista de tantos galones estuviera involucrado con los enemigos públicos del momento.

Ayala fue puesto a disposición de la Procuraduría General de la República (PGR) para investigar supuestos nexos con el narcotráfico. La prisión preventiva tendría una duración de 40 días, pero el 23 de diciembre el cantante fue liberado por motivos de salud, según informó la propia fiscalía. Por supuesto que los fans del Rey del Acordeón y sus familiares protestaron por su detención. El caso llegó hasta la Comisión Nacional de Derechos Humanos, que pidió a la PGR salvaguardar la integridad del intérprete.

El argumento principal en favor de Ayala, que más tarde sería validado por la Barbie, era que él no tenía conocimiento de para quién iba a cantar. Esa tesis contaba con un punto fuerte: los grupos ofrecen shows privados a todo aquel que pueda acceder a ellos. Por lo tanto, no saben a qué se dedican quienes les contratan.

Aunque el propio Valdez Villarreal cayó en una contradicción, pues reconoció que los detenidos del 11 de diciembre eran sus amigos. Eso sí, resaltó que no se dedicaban a ninguna actividad ilícita relacionada con el narcotráfico. "Ramón Ayala y todos los norteños son amigos, pero no son traficantes ni nada", dijo la Barbie en el interrogatorio que le realizó la Secretaría de Seguridad Pública un año después, cuando fue capturado.

Edgar Valdez Villareal durante su presentación tras ser detenido en 2010. (ALFREDO ESTRELLA/AFP via Getty Images)
Edgar Valdez Villareal durante su presentación tras ser detenido en 2010. (ALFREDO ESTRELLA/AFP via Getty Images)

El gusto de los capos por la música regional no sorprende a nadie. Se puede decir que el vínculo es añejo. Los corridos pasaron de relatar historias de bandidos a narrar con lujo de detalle las fechorías del crimen organizado y, luego, llegó la variante que más escándalo ha causado: los narcocorridos, en los que se menciona, sin ningún tipo de restricción, todas las aventuras que viven los narcotraficantes mexicanos.

No son pocas las muertes de intérpretes que se han vinculado al crimen organizado. Sergio Gómez, vocalista de K-Paz de la Sierra, fue secuestrado, torturado y asesinado tras una presentación en Morelia, Michoacán. Su muerte no ha sido resuelta hasta el momento. Según la Barbie, muchos cárteles se ponen celosos de que un cantante vaya con sus rivales y por eso deciden asesinarlos, algo que él calificó como “una estupidez”.

La Barbie confesó que los cárteles se ponen celosos cuando un cantante visita a sus rivales. (ALFREDO ESTRELLA/AFP via Getty Images)
La Barbie confesó que los cárteles se ponen celosos cuando un cantante visita a sus rivales. (ALFREDO ESTRELLA/AFP via Getty Images)

Incluso dio detalles sobre un asesinato, aunque una duda quedó en el aire. "A Sergio lo han de haber matado porque venía acá para cantar", contó sin especificar si se trataba de Sergio Gómez o de Sergio Vega, intérprete que en 2010 murió acribillado en su auto mientras conducía en la carretera de Los Mochis.

Ayala vivió para contarlo. En marzo de 2010 dio una conferencia de prensa en Estados Unidos en la que indicó que las autoridades mexicanas lo habían exonerado de cualquier sospecha de relación con el crimen organizado. Todo quedó en un susto que ningún cantante quisiera vivir en carne propia.

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