Los rasgos y características de las personas camaleónicas
Como sabes, los camaleones son animales que se mimetizan con el entorno. Cambian de color para camuflarse y pasar desapercibidos. Es una buena estrategia para sobrevivir en un lugar hostil. También utilizan esta técnica para comunicarse con otros camaleones, así como para atraerse. Cuando hablamos de personas camaleónicas nos estamos refiriendo, prácticamente, a las mismas características. Es decir, alguien con este rasgo de personalidad puede adaptarse a sus compañeros y al momento en el que está con el objetivo de estar bien con los demás. Por tanto, podemos pensar que esta facilidad puede ser algo positivo. Sin embargo, no siempre es así. Lo hablamos con la psicóloga Andrea Estefanía Trujillo Estrada, de bluaU de Sanitas.
¿Cuáles son los rasgos de personalidad camaleónica?
Cuando hablamos personas con una personalidad camaleónica, nos referimos a individuos con una serie de comportamientos, actitudes y formas de pensar que se caracterizan por ser mucho más flexibles ante los cambios, tienen la capacidad de adaptarse a las diferentes situaciones, ámbitos y personas de una manera sencilla. Están más abiertos a las experiencias y muestran gran empatía.
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¿Es bueno o es malo ser así?
En principio, tener esta personalidad permite a las personas enfrentarse a contratiempos, problemas o imprevistos de una manera mucho más rápida y fácil que aquellas personas con una mentalidad más rígida. Esto les permite afrontar situaciones nuevas con menos ansiedad o estrés, ser mucho más resolutivos, adaptarse al cambio, e incluso pueden ver los desafíos como un reto en lugar de como un obstáculo.
Sin embargo, cuando la adaptación a ciertos ambientes, situaciones o grupos sociales pasa por la sumisión o la resignación, es decir, por ceder solamente por el hecho de intentar integrarse, puede llegar a ser algo contraproducente pues, a la larga, podría generar frustración.
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¿Qué relación tiene con la resiliencia?
Las personas con esta personalidad tienden a ser mucho más resilientes. Se trata de un mecanismo de adaptación al entorno que beneficia a la calidad de vida de la persona.
Cuando uno es capaz de aceptar la realidad, lidiar con diferentes escenarios de diferente complejidad y resolver situaciones con éxito, será más sencillo salir airoso de posibles imprevistos o problemas a largo plazo.
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¿Qué papel juega la empatía?
La empatía juega un papel importante, pues es la base para entender qué esperan los demás de nosotros y de resolver conflictos o adaptarse a situaciones de manera óptima, lo que contribuye a mejorar la resolución de problemas y llegar a acuerdos que pueden ser beneficiosos para todos.
¿Podemos pensar que una persona camaleónica es hipócrita?
No necesariamente. No se trata de decir o hacer algo solamente para agradar al entorno, incluso cuando no estamos de acuerdo, sino buscar la manera de llevar a cabo algo acorde a lo que pensamos o creemos mejor, pero generando la mayor adhesión posible del grupo.
¿Cómo nos beneficia ser camaleónicos?
Aunque el ser humano suele ser reacio al cambio y se encuentra más cómodo en zonas de confort, la vida es cambiante y para poder sobrevivir es necesario tener cierta flexibilidad para lidiar con los posibles contratiempos.
Las personas que son capaces de entender los cambios de manera positiva, como oportunidades y no amenazas y de adaptarse a situaciones desconocidas, experimentan menos ansiedad o miedo y sus relaciones sociales son mejores.
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¿Cómo podemos aprender a serlo?
Afortunadamente, todo se puede aprender. Si no cuentas con este tipo de personalidad y te cuesta adaptarse, toma nota de los consejos que nos da la psicóloga:
Podemos empezar trabajando la atención plena, centrarnos en el momento presente, por ejemplo, a través de la práctica del Mindfulness.
Si estamos en el presente, nos va a ser más sencillo no perdernos en el pasado o en el futuro catastrófico. También podemos aprender a comunicarnos de manera asertiva, y expresar cómo nos sentimos y pensamos de manera efectiva, eso nos ayudará a comprendernos mejor y a evitar malentendidos.
Trabajar con estrategias de regulación emocional, que nos ayuden a conocer y conectar con nuestras emociones y con la de los demás.
Atrevernos a explorar situaciones nuevas para ir desarrollando estrategias. Si no nos atrevemos a salir de nuestra zona segura, ¿cómo podemos aprender y mejorar?
Y, finalmente, modificar nuestros pensamientos, preguntarnos si estamos teniendo en cuenta todas las alternativas, o si nos estamos quedando con la peor, si estamos anticipando de manera innecesaria y eso nos perjudica, e intentar disfrutar de las oportunidades, valorando el aprendizaje como un proceso en el que experimentar altibajos o emociones desagradables también es normal.
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