Los razones de porqué Ethan Hawke ya es el hombre del año

Ethan Hawke en el festival de Cannes de este año
Ethan Hawke en el festival de Cannes de este año - Créditos: @Samir Hussein

Con el fin de año suele llegar el tiempo de balances y conclusiones sobre lo que pasó. Las reflexiones resultantes suelen ser taxativas, especialmente si se trata de evaluar los puntos más altos y más bajos del año a punto de terminar. Y el ejercicio se vuelve aún más caprichoso si en lugar de a finales de año se elige otra fecha, tan arbitraria, pero con menos prensa que diciembre, para hacer el recorte, subirse a un banco imaginario y proclamar a los cuatro vientos que Ethan Hawke es el hombre del año.

Sí, todo el preámbulo de más arriba lejos de ser un análisis sobre el paso del tiempo, la necesidad tan humana de organizar nuestros pensamientos e ideas -calendario en mano- fue solo una excusa para presentar la tesis de este texto de la manera más pretendidamente objetiva y desapasionada posible. El exacto opuesto del sujeto que lo inspira. Las razones para la sentencia firme y a destiempo sobran. Después de casi cuarenta años de carrera, cuatro nominaciones al Oscar y cerca de cumplir los 52 años, en 2022 el actor, director, guionista, novelista y ocasional músico finalmente atravesó el umbral, dejó atrás las críticas y las dudas sobre su carrera para llegar directo al mismo paraíso que hace un tiempo alcanzó también Keanu Reeves. Otro intérprete que comenzó a trabajar en la infancia, que sobrevivió a las expectativas de galán que Hollywood quiso imponerle y a las burlas por su estilo de actuación y sus pretensiones creativas que lo persiguieron durante años. Como pasó antes con Reeves, a Hawke el paso del tiempo y sus continuas búsquedas artísticas le otorgaron, por fin, la recompensa tan esperada.

Este año, por esas cosas de la distribución de cine y los calendarios de estreno sacudidos por la pandemia, el actor tuvo uno de los años más fértiles de su trayectoria gracias a su participación en El hombre del Norte, la épica vikinga de Robert Eggers dónde le tocó interpretar el papel del rey y padre del proto Hamlet musculoso interpretado por Alexander Skarsgård. El hecho de que unos veinte años antes Hawke encarnara al conflictuado príncipe de Dinamarca en una criticada versión del clásico de Shakespeare dirigido por Michael Almereyda le sumó a su papel en el film de Eggers un aire de cierre de etapa y de comienzo de una nueva con tanta variedad y ambición creativa como siempre, pero con mucha mayor aceptación general.

Ethan Hawke La Sociedad de los poetas muertos
Ethan Hawke La Sociedad de los poetas muertos

Es que durante años, como si lo avergonzaran sus comienzos como actor infantil y chico del poster de las revistas para adolescentes a las que llegó vía La sociedad de los poetas muertos- y a pesar o gracias a su sonrisa de dientes torcidos que conserva hoy, una batalla ganada contra el rayo homogeneizador de Hollywood-, Hawke le rehuyó a los encasillamientos. Por eso apostó sus fichas a tener el crecimiento artístico más allá de Hollywood que le consiguió un lugar de privilegio en el cine independiente, pero también muchas miradas reprobatorias por sus intentos de trabajar en teatro y sus búsquedas literarias plasmadas en las novelas que escribió. En esos tiempos, muchos críticos ponían en duda sus capacidades como actor y lo encasillaban como un actor pretencioso y demasiado enamorado de su supuesto talento.

Ethan Hawke, Julie Delpy y Richard Linklater durante el rodaje de Antes del atardecer
Ethan Hawke, Julie Delpy y Richard Linklater durante el rodaje de Antes del atardecer

Con el tiempo y gracias a películas inolvidables como las que hizo junto a Richard Linklater (de la trilogía de Antes del amanecer a Boyhood: momento de una vida), a su trabajo en Antes que el diablo sepa que estás muerto, de Sidney Lumet junto a Philip Seymor Hoffman, Día de entrenamiento, que le consiguió su primera nominación al Oscar como actor de reparto, y First Reformed de Paul Schrader, el absurdo cuestionamiento sobre su talento como actor quedó en el olvido aunque su fama de pretencioso permanecía. Hasta ahora.

Ethan Hawke en Moon Knight
Ethan Hawke en Moon Knight

En los últimos meses, su aparición en la miniserie de Marvel Moon Knight (disponible en Disney+), lo expuso a la popularidad de la que tanto tiempo huyó despavorido. Con la madurez y los años de experiencia bajo los reflectores, Hawke parece haber encontrado el perfecto equilibrio entre sus inquietudes, los requerimientos ajenos y el clima de época de la maquinaria de la industria en la que trabaja . Así, mientras se sumaba al elenco del programa basado en un superhéroe del cómic, también aceptaba el siniestro papel del villano en El teléfono negro, la película de terror dirigida por Scott Derrickson que se transformó en un fenómeno de público global incluida la Argentina, em donde lleva seis semanas en cartel y cerca del medio millón de entradas vendidas.

 Ethan Hawke en la película El teléfono negro
Ethan Hawke en la película El teléfono negro

Y de repente, su nombre empezó a figurar como parte de los proyectos más esperados del año. En lo que va de 2022 filmó Glass Onion: A Knives Out Mistery, la segunda parte de Entre navajas y secretos que se estrenará a finales de año; protagonizó Raymond & Ray junto a Ewan McGregor; colaboró con su viejo amigo Almereyda en el drama Tonight at Noon y está en pleno rodaje de Leave the World Behind en la que comparte cartel con Julia Roberts y Kevin Bacon. Pero entre todos esos brillos, el estreno que terminó de confirmar su lugar como uno de los indiscutidos personajes del año- en agosto-, fue The Last Movie Stars , la serie documental que creó y dirigió durante la pandemia sobre la vida y la obra de Paul Newman y Joanne Woodward, disponible en HBO Max. Más allá del inspirado uso de un material de archivo excepcional, Hawke aprovecha los seis episodios para reflexionar sobre el arte, la actuación, la industria audiovisual, el teatro y su importancia en el entramado cultural, un esfuerzo fascinante que terminó de cerrar el contrato: 2022 es el año de Ethan Hawke. Mejor tarde que nunca.