Recomendado de cine: cinco grandes actuaciones de Jessica Chastain para disfrutar en streaming
Cuando Jessica Chastain obtuvo el Oscar por Los ojos de Tammy Faye, remarcó en su discurso por qué fue tan importante para su carrera ese rol por el que finalmente fue reconocida por la Academia:
“Estamos viviendo tiempos de desesperanza en el que muchas personas se sienten solas y deben enfrentar los prejuicios que no hacen más que dividirnos”. Chastain no solo estaba aludiendo a su propia historia personal (la pérdida de su hermana) sino también enfatizando cómo el arte es vital para arrojar luz sobre temas que muchas veces quedan relegados. Con su interpretación en el film de Michael Showalter, la actriz le aportó humanidad a un personaje que podría haber sido leído unidimensionalmente y en el que ella supo ver más allá. En cierto modo, toda su carrera se desarrolló con ese hilo conductor: ver más allá de la primera impresión que genera cada papel.
En esta nota recordamos cinco actuaciones de la actriz disponibles en streaming:
*La desaparición de Eleanor Rigby (2013)
El tríptico de Ned Benson marcó el debut de Jessica Chastain como productora ejecutiva, rol que luego ejercería en gran parte de su carrera. En este caso, la actriz respaldó el proyecto de su expareja y actual amigo, Benson, una ópera prima muy ambiciosa que está narrada desde dos puntos de vista. De esta forma, nos encontramos con la versión que amalgama ambas perspectivas (La desaparición de Eleanor Rigby, a secas) y con los films que exploran lo que les sucede a cada uno de los protagonistas (Él y Ella), que ofician como complemento de la película primigenia, pero que no terminan de funcionar autónomamente. La desaparición de Eleanor Rigby muestra el inicio, deterioro y disolución de la pareja conformada por Eleanor (Chastain) y Connor ( James McAvoy ), quienes forjan un vínculo entrañable desde que se conocen fortuitamente en Nueva York.
Sin embargo, cuando se produce un hecho que altera las vidas de ambos, comienza una desgastante lucha para mantener la relación en pie. Es en este punto en donde se vuelven más interesantes los largometrajes que exploran cómo cada uno de ellos lidió con ese suceso, aunque ambos trabajos se hubiesen beneficiado de un montaje más ajustado, con menos subtramas que no siempre enriquecen la narrativa central. De todas formas, Chastain brilla como siempre en una interpretación con la que atraviesa diferentes fases a la par de Eleanor, una mujer que va perdiendo paulatinamente sus ganas de afrontar la cotidianidad, pero cuya fragilidad debe ser enmascarada como forma de autopreservación .
*La noche más oscura (2012)
La realizadora Kathryn Bigelow -apuntalada por Mark Boal en el guion, con quien escribió sus últimos trabajos- abordó, tras convertirse en la primera mujer en ganar el Oscar por la extraordinaria Vivir al límite, cómo fue la puesta en marcha y ejecución del plan de captura de Osama ben Laden. La cineasta se movió en un terreno áspero y se jugó todas sus fichas al pisar la fina línea entre la concepción de un film patriótico (de esos que nunca faltan en el panorama cinematográfico estadounidense) y uno mucho más clínico (aspecto que comparte con Vivir al límite) y, si es que existe tal cosa, lo más distanciado posible de aquello que retrata. Gracias a un guion que nunca cae en el primer vicio y una realización con ritmo de thriller, Bigelow triunfa al no ser tentada por el sensacionalismo.
En La noche más oscura hay grises y esos grises están representados por la figura de Maya (Chastain), una agente de la CIA que se entrega sin miramientos a la búsquedas del líder de Al-Qaeda, relegando su propia vida en el proceso. La interpretación de Chastain, una vez más, muestra la capacidad de la actriz para manejar las sutilezas. Maya no es la clásica heroína made in Hollywood sino una mujer que se siente vacía cuando no tiene una misión por delante. Como ejemplo de esto nos encontramos con ese memorable plano final de ella esperando ser trasladada a los Estados Unidos luego de haber cumplido con su objetivo. Su rostro firme se empieza a transformar para dar paso a un llanto que no tiene un único origen. Esa complejidad, que hace de La noche más oscura un gran film, se traslada a una de las mejores actuaciones de la carrera de Chastain, personaje que le valió su segunda nominación al Oscar.
*Historias cruzadas (2011)
Antes de que a la actriz le llegara el rol de Celia Rae Foote en Historias cruzadas de Tate Taylor , ya había construido una carrera sólida, con colaboraciones con directores como Terrence Malick en El árbol de la vida y con Jeff Nichols en la imprescindible Take Shalter, donde también brindó una actuación indeleble junto a Michael Shannon. De todas formas, cuando se estrenó el film de Taylor, Chastain no era un nombre conocido en una industria a la que conquistó con su interpretación de Celia en una película coral con un elenco de talentosas: Viola Davis, Allison Janney, Emma Stone, Cicely Tyson, Sissy Spacek, Aunjanue Ellis y Octavia Spencer, quien terminó alzando el Oscar ese año en el que Chastain recibió su primera nominación en la categoría de reparto.
Historias cruzadas, basada en la obra de Kathryn Stockett, es una película de estructura un tanto cuestionable, que muestra la segregación racial en los Estados Unidos (y en plena lucha del movimiento por los derechos civiles) poniendo el foco en el rol de las empleadas domésticas y las atrocidades a las que estaban expuestas en sus trabajos, pero desde la mirada de una outsider (Stone), quien alcanza el reconocimiento periodístico gracias a la valentía de esas mujeres, quienes hablaron públicamente en una época en la que arriesgaban sus vidas al hacerlo. En ese contexto, Chastain despunta con un personaje vivaz en apariencia, una mujer que en realidad es vulnerable como consecuencia de episodios que la han ido deteriorando. La dupla que forma la actriz con Spencer es tan atractiva, que ese microrrelato muchas veces opaca la historia general o bien se desarrolla con éxito en su propio ecosistema.
*El año más violento (2014)
En la lista de mejores actuaciones de Chastain, la de El año más violento se destaca particularmente por cómo la actriz mostró una faceta más despiadada a pedido de ese cineasta inclasificable que es J.C. Chandor. El director había pasado de la adrenalina más indetenible de Margin Call a la austeridad de Todo está perdido, con un Robert Redford que no emite palabra en ese retrato de supervivencia. El año más violento podría leerse como una mixtura de ambas produciones, un largometraje que se adentra en un terreno pocas veces explorado como lo es el negocio del combustible, pero con un approach más intimista del que efectivamente fue uno de los años más violentos registrados en Nueva York (1981), cuando la ciudad era azotada por las luchas de los magnates que querían tener el monopolio con sus industrias y entraban en una guerra aterradora con la competencia.
Por otro lado, Chandor trastoca las expectativas cuando muestra que los negocios no son patrimonio de los hombres y va revelando, con una hipnótica cadencia y una dirección de fotografía impecable de Bradford Yong (quien hace un gran registro de esos espacios urbanos oscuros donde reina el temor al crimen organizado), cómo el protagonista, Abel Morales ( Oscar Isaac ), adquiere su fuerza gracias a su esposa, Anna (Chastain). En sintonía con la propuesta, la actriz hace un trabajo descomunal en una suerte de relectura del personaje de Lady Macbeth. Chastain y Isaac se reencontrarían años después para comandar la producción de HBO, Secretos de un matrimonio, basada en la miniserie de Ingmar Bergman.
*Los ojos de Tammy Faye (2021)
La película de Michael Showalter no está a la altura del enorme talento de su actriz protagónica -quien aquí nuevamente ocupó el rol de productora-, como consecuencia de un guion desparejo de Abe Sylvia y de un manejo de los tonos un tanto confuso. Por momentos, Showalter se inclina por lo que mejor conoce, la comedia, y se va volcando hacia una propuesta camp. En otros pasajes, se limita a las convenciones de una biopic que busca contar el derrotero de su protagonista a través de las décadas, lo que deriva en un retrato superficial de su vida.
Por lo tanto, todo recae en los hombros de Chastain, quien luchó por años por la puesta en marcha de un largometraje que mostrara la otra cara de Tammy Faye, una teleevangelista que erigió, junto a su esposo Jim (Andrew Garfield), un verdadero imperio mediático que se expandió a la velocidad de la luz y que terminó cayendo por denuncias de fraude. La actriz le brinda humanidad a esa mujer que era mucho más compleja que cómo el film decide mostrarla, una figura que también buscaba correrse de ciertas normas al dirigirse a su audiencia, y que acompañó la lucha del colectivo LGBTQI+, arista que atrajo a Chastain a interpretarla con una sensibilidad que fue reconocida con el Oscar este año.