Recordamos la boda de Raniero y Grace de Mónaco con motivo de su 65º aniversario

Fue la Boda Real más glamourosa de su época, y aún seis décadas después el enlace del príncipe Raniero de Mónaco y la oscarizada actriz Grace Kelly continúa siendo una de las bodas de cuento de hadas más bonitas de todos los tiempos. El álbum familiar privado, que guarda las fotos captadas por los allegados de la pareja y que han sido difundidas ahora por el Palacio de Mónaco con motivo del 60º aniversario del feliz matrimonio, descubre la magia eterna de aquel inolvidable 19 de abril de 1956 tanto en los momentos públicos como en los privados del banquete.

Se dieron el sí, quiero religioso el 19 de abril de 1956 en una solemne ceremonia celebrada en la catedral monegasca de San Nicolás. Su historia de amor había traspasado todas las fronteras y nadie quiso perderse el gran acontecimiento que todavía se rememora con . Ella, frágil y dulce, vistió un elegante diseño elaborado por Helen Rose con el que deslumbró a su llegada al templo. Como manda la tradición, llegó minutos antes que el novio, acompañada por su padre y avanzó lentamente hacia el altar, seguida de sus damas de honor que iban vestidas de amarillo. Poco después hizo su aparición el Príncipe, luciendo su espléndido uniforme.

Según recuerdan las crónicas periodísticas de la época, la emoción que se vivió dentro de San Nicolás culminó con la salida de los recién casados de la catedral entre los vítores y ovaciones del pueblo monegasco. Pero la fiesta no había hecho más que empezar para la pareja. Una inmensidad de detalles contribuyeron a su éxito como la lista de 600 invitados que incluía a Cary Grant, Aristóteles Onassis, Ava Gardner, Gloria Swanson y Conrad Hilton; un mar de lilas blancas y lirios del valle que inundó aquel día el Principado; un percance con el anillo de bodas por los nervios (el príncipe Raniero estaba tan nervioso que la princesa Grace tuvo que ayudarle a colocar la alianza); una escalonada tarta nupcial de seis pisos que replicaba palacio con escenas de color rosa de la historia de Mónaco en azúcar.

Después de la celebración, los recién casados siguieron la tradición monegasca y fueron a San Devota, donde la novia ofreció su ramo de boda a la patrona monegasca. El buffet de la tarde contó con caviar, salmón, pollo, huevos en gelatina, langosta fría, pollo y corrió el champán para 600 antes de que la Princesa y su Príncipe se embarcaran en su luna de miel en un crucero del Mediterráneo a bordo del Deo Juvante II. Un día antes, el príncipe Raniero y la princesa Gracia se dieron el primer sí en una ceremonia civil en el Palacio de Mónaco y debido al gran acontecimiento histórico que estaba viviendo el país, los monegascos disfrutaron de varios días de fiesta.