¿Cómo reforestar con responsabilidad? Un llamado para recuperar la vegetación nativa que peligra

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En los últimos meses nos alertaron sobre las altas temperaturas en cada rincón de la Tierra y México no fue la excepción. Un ejemplo claro lo vivimos en los meses de mayo y junio, cuando  la tercera onda de calor del año impactó con golpes de calor en la fauna y nos mostró la urgencia de contar con más áreas verdes, lo que llevó a que usuarios en redes sociales comenzaran campañas de reforestación.

Tal vez en las últimas semanas te has encontrado con mensajes como: “Busco gente seria para reforestar”, “Hagamos tendencia plantar árboles”, “Todos plantemos un árbol y sanemos el planeta”, “Te cambio tu publicidad por árboles” o “Busco gente seria para ir a plantar árboles”, entre otros similares.

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Es claro que muchas personas queremos ver más plantas en las avenidas, en las calles y en los bosques, pero para “poner de moda plantar árboles” es importante que lo hagamos con buenas prácticas de reforestación para que supervivan en su nuevo hogar.

Convocar a que las personas salgan a reforestar el sitio donde viven es una buena intención ciudadana, pero debemos ser responsables con la especies que plantemos, el sitio que reforestamos y el monitoreo continúo que se debe dar a las plantas y futuros árboles a colocar. Recuerda que también son vida.

En este Día Mundial del Árbol, celebrado el 28 de junio, consultamos un par de manuales con buenas prácticas de reforestación de la organización Pronatura A. C. y la Comisión Nacional Forestal (Conafor), y también, preguntamos a un biólogo con experiencia en reforestación, conocimiento del suelo y vegetación nativa en México, para saber cómo participar en una reforestación responsable.

Ramiro Ríos Gómez, biólogo de la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza de la UNAM, explica a Animal MX que la reforestación en México es un tema preocupante para actuar ante las condiciones en que se encuentra el planeta y todo el desastre que estamos viviendo.

Reforestar para restaurar 

De acuerdo con la plataforma Biodiversidad mexicana de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), la reforestación o siembra de árboles resulta de una serie de actividades en las que comprende la planeación, la operación, el control y la supervisión de todos los procesos que se realizan en la plantación de árboles. 

La reforestación puede ser urbana o rural y será exitosa siempre y cuando usemos especies nativas. De acuerdo con la Conabio, cada reforestación tiene objetivos diferentes, por ejemplo:

  • La reforestación urbana ocurre dentro de las ciudades. Sus objetivos son diversos y se clasifica de diferentes maneras, como: estética o escénica, investigación, experimental o demostrativa, conductiva o moderadora de ruido o protectora, y como control de sombras. 

  • La reforestación rural sucede en superficies forestales o potencialmente forestales donde originalmente existían bosques, selvas o vegetación semiárida. Su clasificación es de: conservación, protección y restauración. Agroforestal y productiva.

Ramiro Ríos Gómez, quien también es docente de la carrera de biología en la FES Zaragoza de la UNAM, señala que la importancia de reforestar se debe a que las personas hemos degradado la cobertura vegetal y vamos a procurar restaurarla y devolverla, nuevamente, para recuperar la vegetación como inicialmente estaba. 

“Si eso sucede le estamos retornando a cada porción reforestada el equilibrio que existe entre el suelo, el clima, la atmósfera, por lo tanto la hidrosfera, y con ello, al ecosistema como si no hubiera habido perturbación”,  señala Ríos Gómez.

De lograr una reforestación exitosa los árboles y la vegetación a plantar obtendrán la circulación de nutrimentos, habrá una regulación del clima y todo retornará a la normalidad, con las condiciones que todo ser vivo requiere, añadió el experto.

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Te decimos cómo reforestar de manera adecuada. Unsplash: Syahrin Seth.

¿Cuándo y cómo restaurar un ecosistema?

La Comisión Nacional Forestal (Conafor) explica en su Manual de Restauración Forestal que los ecosistemas naturales saludables tienen la capacidad de recuperarse por sí mismos de disturbios o cambios ambientales importantes que alteren su estado de equilibrio. A esto se le conoce como resiliencia.

Un ecosistema es resiliente, según la Conafor, cuando es capaz de recuperar sus atributos estructurales y funcionales después de verse alterado. Esto hará que vuelva a su estado de equilibrio.

En cambio, cuando un ecosistema ha perdido la capacidad de recuperarse por sí solo es cuando requiere de una restauración ecológica, es decir, una práctica con la que se buscará alcanzar la resiliencia gracias a la intervención hasta el punto en el que pueda seguir su desarrollo de forma autónoma.

El Manual de reforestación AbE de la organización Pronatura A. C., deja algunos consejos de buenas prácticas para esta actividad con un enfoque en el impacto que el cambio climático genera en los ecosistemas. 

Esta guía señala la importancia de revertir la deforestación global como una estrategia para hacer frente a la problemática del calentamiento global con la reforestación AbE, que es la Adaptación Basada en Ecosistemas y se refiere a las medidas o acciones encaminadas a reducir la vulnerabilidad de los ecosistemas y de las personas, ante los efectos del cambio climático.

No plantes por plantar 

Sin embargo, ante todas estas campañas de reforestación o invitaciones a reforestar, Ríos Gómez aconseja que antes de acudir a una de estas actividades sepamos, primero, cuál será el manejo de la planta para colocarla en su sitio, la profundidad que usaremos y las condiciones edáficas apropiadas, es decir, procurar el no poner una planta que no corresponde a la especie que predomina en el sitio donde será plantada. 

“No es plantar por plantar. Lamentablemente llevamos años, décadas, en donde nuestras instituciones que se dedican a la producción de plantas y siempre son las mismas especies sin importar los ecosistemas”, declaró el docente quien cuenta con una maestría en el Colegio de Posgraduados con especialidad en Edafología, es decir, se encarga del estudio del suelo para su mejor uso. .

El biólogo también detalla que en México no tenemos viveros para la producción de plantas forestales o silvestres de cada uno de nuestros ecosistemas, debido a que solo se produce pino y, pocas veces, encino. Incluso, hay ocasiones en que se colocan  pinos en cualquier pinar y eso no debe ocurrir.

“Debe ser cada tipo de vegetación correspondiente. De manera natural la distribución de la cobertura vegetal en el planeta está directamente relacionada con el suelo, el organismo -en este caso la planta-, su biota edáfica porque son asociaciones las que se establecen, el clima y la atmósfera. Todo debe ser compatible”, explicó.

Lo anterior ocurre porque se debe seleccionar la especie apropiada, el individuo adecuado y el tamaño apropiado por los cuidados que implica su desarrollo. Además de tomar en cuenta la edad con la que pongamos a la planta.

“No es lo mismo poner una plántula que poner una planta”, explica el biólogo, ya que una planta se va a defender ella sola en su crecimiento y una plántula, que apenas empieza su desarrollo, es mucho más vulnerable.

En ese sentido, una planta que ya tiene una edad determinada puede responder a la variabilidad en las condiciones en que se dé su manejo, al trasplante y al sitio donde será trasplantada.

La distancia entre los árboles sí importa

Otro de los puntos a considerar al momento de salir a reforestar, es que la distancia entre los árboles que plantas sí importa. Ramiro Ríos Gómez, enfatiza en que la planta que coloquemos se debe poner a la distancia que va a tener cuando sea adulta y con eso, se reduce el costo de producción y que la especie no muera en su intento por supervivir.

“A mí no me gusta poner una planta con la idea de que se va a morir. Si voy a plantar 20 plantas es para que vivan las 20 y van a ser colocadas en el sitio apropiado, manejadas apropiadamente y darles todo lo que requiere para su establecimiento y sola, después, se va a desarrollar si ya tiene el tamaño apropiado”, señala.

Para saber cuál será la cobertura que tendrá una planta, y en este caso un árbol cuando sea adulto, dependerá del diámetro de la copa. Esa será la cobertura.

Ríos Gómez explica con un ejemplo que si el diámetro de una planta o árbol cuando va a ser adulta es de 8 metros, hay que poner una planta a cada 8 metros entre ellas.

“Porque 4 metros van a ser a un lado de la planta y los otros 4 a un lado de la planta. Son 8 metros de copa, entonces, la siguiente planta debe estar a los otros 8 metros para que las ramas se toquen apenas cuando sean adultas”, añade.

De no respetar la distancia entre las especies que plantemos, y se apueste por aumentar la densidad entre ellas, solo se provocará que inicie una competencia por la luz. En consecuencia, la planta que crezca más rápido se va a apropiar del espacio y va a suprimir a la que le queda a lado de ella.

“Mejor cuido cada una de esas plantas que están colocadas a su distancia y voy a tener una cobertura vegetal apropiada. Si queremos aumentar la densidad las ponemos a 6 metros y que se toquen un poco las copas, no hay problema, hay filtración de luz. Pero no son las únicas especies que vamos a plantar y que van a crecer, hay herbáceas y arbustivas. Las plantas están asociadas entre sí y con la biota del suelo van a establecer relaciones de cooperación”, explica Ríos Gómez.

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Unsplash: Noah Buscher.

La vida debajo del suelo

Para que las plantas adquieran los nutrimentos que necesitan, la salud del suelo también es importante. El biólogo explica que cuando movemos el suelo donde pondremos una planta, implica retirar a millones de microorganismos por cm3, es decir, que en ese espacio removido van cientos o miles de especies diversas.

“Cuando mueves el suelo afectas a esas poblaciones. Si no lo quieres tomar en cuenta es porque ignoramos que ahí están e ignoramos su importancia funcional en el ecosistema. Desarrollamos investigación para crear el conocimiento y utilizarlo para beneficio de la sociedad y la propia naturaleza en la que vivimos”, señala.

En ese sentido, cuidar del suelo es preocuparnos también por el “sistema radical” de una planta, es decir, la raíz o raíces principales y las raíces fibrosas que forman parte de una especie vegetal.

El experto menciona que ante la sequía que estamos experimentando, hay especies de raíz pivotante que penetran verticalmente con mayor profundidad en el suelo. Esto permite que puedan tener un mejor éxito de supervivencia a las condiciones de estrés. Toma en cuenta que la parte superficial del suelo se seca más rápido y ahí no hay nada que la planta pueda tomar.

Sin embargo, a mayor profundidad hay algo más de humedad que le permitirá supervivir, por lo menos, de 15 a 20 días o hasta un mes más sin lluvia.

“A base de la humedad residual que está en la profundidad donde llega la raíz, serán unas cuantas raíces las que lo mantengan vivo, dándole la oportunidad a que cuando llueva recupere todo su vigor. Entonces, hay que ver muy bien el sistema radical de las especies de cada ecosistema para introducirlas, tener arbolado y no venga la degradación del suelo”, señala el biólogo.

Ante esto, también advirtió sobre las lluvias torrenciales que hoy experimentamos, ya que se trata de lluvias abundantes, con una gran cantidad de agua en poco tiempo, ocasionando inundaciones. Esto provoca que no se tenga tiempo para la infiltración y se dé la escorrentía, que es cuando la corriente de agua vertida rebasa el depósito o cauce natural o artificial. 

Como consecuencia traen al suelo el fenómeno de la erosión, que generará otro impacto para la planta.

Consejos para tener una reforestación exitosa

Cada especie (vegetal, animal, microbiana) requiere de un conjunto de condiciones para vivir bien. Por ello, si decides unirte a una campaña o llamado de reforestación sin saber las necesidades de los árboles que plantarás, es muy probable que se corras el riesgo de plantarlo en un sitio inapropiado.

Para evitar esto, Ramiro Ríos Gómez deja algunos consejos para tomar en cuenta antes, durante y después de acudir a una campaña reforestación.

  1. Revisa que se trata de una planta o árbol nativo que corresponda a la vegetación del lugar en el que vives.

  2. Conoce la profundidad del suelo en la que plantarás la planta o árbol, esta debe suficiente para la especie que vas a poner. 

  3. Consulta el manejo de la especie a plantar y que este sea apropiado para la planta o árbol.

  4. La planta no debe venir estresada. Observa bien sus hojas, tallo y raíz.

  5. Consultar lo básico en el manejo de las plantas para su reforestación.

  6. Asegúrate de que en la campaña de reforestación a la que acudas cuente con personal que las asesore sobre los programas de reforestación.

  7. ¡No olvides tu herramienta! Aunque la planta será manipulada durante el proceso de reforestación, es probable que sufra algunas lesiones. Por eso, es importante que tenga los cuidados necesarios al plantarla.

  8. ¡Usa la tecnología! Hoy tenemos internet y tenemos celulares, consulta lo básico sobre el manejo de las plantas para su colocación en el sitio definitivo. 

  9. ¡No entierres demasiado la raíz! El sistema radical de la planta tiene que estar, a lo mucho, a 2cm de profundidad. Es decir, podemos enterrarla a 2cm  de la parte baja del tallo.

Evita colocarla a 10 o 15 cm del suelo, recuerda que la raíz debe respirar y entre más la enterremos, menos oxígeno le llega. Esto solo pondrá en riesgo a la planta que agoniza y morirá. Tiene que quedar en la superficie en nivel y al ras del suelo con 2 cm enterrada, máximo.

  1. Atizona o aprieta el suelo un poquito, una vez que has colocado la planta o árbol. Esta acción pone a la raíz en contacto con el suelo asegurando que esté en contacto con él para absorber la humedad y los nutrimentos a partir de ese momento.

  2. Si el suelo está muy seco, no intentes reforestar. Esta observación es crítica porque si el suelo está muy seco ya no es el momento de plantar y más si ya no va a llover. Esto nos indica que la época de crecimiento ya pasó y la planta se prepara, psicológicamente, para hibernar. No es el momento.

  3. Toma en cuenta que los meses de junio y julio son los mejores. Además de este periodo, señala que durante primavera, también es buen momento para reforestar, pero habrá que estar muy atentos con los riegos.

“Es cuando la planta está saliendo de su hibernación o dormancia y empieza, fisiológicamente, a activarse y es cuando emite todo lo que le falte. Por ejemplo, si le falta raíz, brotes, nuevo follaje, [todo esto le hace saber que] hormonalmente está preparada para crecer y echar el órgano que le falta, ahí es donde deberíamos reforestar. 

Una vez que hayas acudido a la reforestación, recuerda dar seguimiento a las plantas o árboles que hayas plantado. Por eso, será importante el monitoreo de su crecimiento. Toma en cuenta que los indicadores para medir el éxito de plantar una especie son:

  • Atender la sintomatología que presente la planta: revisa qué síntomas de estrés puede presentar.

  • Detecta si la planta en el sitio donde fue plantada está recibiendo algún daño por depredadores, por enfermedades o por cualquier otra situación para saber cómo defenderla hasta que ella logre defenderse por sí sola. 

  • Si hay estrés nutrimental, entonces analiza y asesórate con un especialista en reforestación y suelos para saber cómo fertilizar o abonar a la planta o árbol, en caso de que lo requiera para aportar los nutrimentos que necesita para su establecimiento y desarrollo.

  • Riégala según las necesidades que correspondan a su especie.

  • Poda. Si notas que tiene hojas o ramas dañadas, quítalas porque de esta manera, ayudarás a la planta a establecerse y supervivir.

“Todo tiene que estar debidamente hecho para garantizar el éxito del establecimiento y desarrollo de la planta”, finaliza el experto. 

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