Refugios chinamperos: la oportunidad para restaurar el humedal y el hogar del ajolote mexicano

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Los largos canales de Xochimilco al sur de CDMX se encuentran rodeados de árboles, arbustos y pastos verdes que se alimentan de las aguas del milenario sistema lacustre en los que, generaciones atrás, vivió en abundancia el axolotl mexicano o ajolote mexicano (ambystoma mexicanum). Hoy su hogar se encuentra amenazado. 

Uno de esos árboles son los ahuejotes (Salix bonplandiana). Naturalista señala que estos ejemplares pertenecen a la familia de las salicáceas y entre otros, al sauce llorón. Este árbol alcanza una altura promedio que va de 1 a 13 m de altura y cuenta con ramas de color amarillo o rojo amarronadas.

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Durante la época prehispánica, según describe Naturalista, los ahuejotes se usaron para fijar las chinampas al lecho de los lagos que rodearon, hace algunas décadas, Xochimilco y Tenochtitlán. Hoy día, estos árboles continúan capturando carbono para producir oxígeno.

Navegar por los canales de Xochimilco en trajinera implica sumergirse al pasado milenario de este importante humedal que se encarga de mitigar el impacto de la crisis climática de la Ciudad de México. Con sus verdes paisajes rodeados de aves y vegetación nativa, preocupan las amenazas que atentan con la supervivencia de la vida que en él habita.

ajolote Xochimilco
Foto: Lizeth Ovando.

El ajolote mexicano o “monstruo de agua”, según el náhuatl, tiene la capacidad de regenerar sus tejidos y órganos como el cerebro y el corazón. Esta simpática salamandra sobrevive en el humedal de Xochimilco.

El ajolote mexicano se encuentra amenazado. Según la lista de la Norma Oficial Mexicana,  la NOM-059-2010-SEMARNAT, esta especie requiere de protección especial.

Las amenazas de Xochimilco

En Xochimilco existen tres problemas importantes para atender: la contaminación del agua en los canales, especies invasoras como las carpas y el lirio que se multiplica en la superficie del agua, y la urbanización que implica los asentamientos de casas y el cambio de uso de suelo, situaciones que actualmente se ven presentes y para las que el humedal no estaba destinado.

Para rescatar este sistema lacustre, el Laboratorio de Restauración Ecológica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), junto con el Dr. Luis Zambrano, biólogo, ecólogo y especialista en restauración de comunidades acuáticas, iniciaron su investigación en en el humedal con carpas y tilapias con la que observaron que además de estos peces invasores, existen otros problemas que ponen en riesgo a Xochimilco.

Para restaurar el ecosistema, designado como Sitio Ramsar, fue nombrado Sistema lacustre ‘Ejidos de Xochimilco y San Gregorio Atlapulco’, el 2 de febrero de 2004, el Dr. Zambrano se acerca a los chinamperos para crear una alianza e intercambiar conocimientos entre academia y habitantes.

El objetivo de esto fue valorizar y recuperar la tradición chinampera a través de las soluciones que los chinamperos ya tenían recabando, además, el conocimiento milenario que han adquirido de generación en generación para crear el proyecto “Chinampa refugio” y así restaurar el humedal, recuperar la salud de las aguas de Xochimilco y, en algún momento, reintroducir al ajolote mexicano a su hogar.

ajolote Xochimilco
Foto: Lizeth Ovando.

Chinampas refugio, esperanza para el Ambystoma mexicanum

El proyecto Chinampa-Refugio se encarga de mantener la práctica de la agricultura tradicional de la chinampería. Este trabajo implica sacar el agualodo de manera natural.

De acuerdo con Vania Méndoza, bióloga y maestra en ciencias en el Laboratorio de Restauración Ecológica de la UNAM, este agualodo es muy nutritiva porque tiene fósforo y nitrógeno que en cantidades suficientes es muy buena para las plantas. 

Sin embargo, advierte la bióloga, ante las problemáticas que enfrenta Xochimilco, existen diversos factores que provocan que estos elementos aumentan, al igual que los nutrientes que hacen que llegue un momento en que esa calidad ya no sea buena para las plantas y que, a su vez, al momento regarlas, ya no crezcan o se mueran.

Para que la chinampería tradicional se realice, debe ser con responsabilidad y con el compromiso de sumar y aportar en la restauración del ecosistema lacustre de Xochimilco y la conservación del ajolote mexicano.

Hasta noviembre de 2023, con la presentación de la campaña #AdoptaUnAjolote, se tenía el registro de 18 personas productoras dedicadas a las actividades del proyecto chinampa-refugio, el cual ya había logrado rehabilitar 40 chinampas, 26 refugios, 71 biofiltros y 5.5 kilómetros de líneas de canales donde los ajolotes pueden sobrevivir.

Los cuidadores del humedal

Para seleccionar a las personas chinamperas que serán parte del proyecto, el Laboratorio de Restauración Ecológica busca que los chinamperos realmente estén comprometidos con la causa y la intención de conservar y restaurar Xochimilco.

Cuando un chinampero acepta ser parte del proyecto, él o ella se comprometen a realizar la chinampería tradicional libre de agroquímicos y que el riego sea a través del canal. Este proceso y trabajo en conjunto trae beneficios al ecosistema porque vincula a la tierra con el agua al mejorar la calidad del líquido en ambos lados.

Además, para que la chinampería tradicional se realice, también es necesario incluir estudios de agua y suelo. 

Por otra parte, los refugios son sitios que se encuentran a un lado de las chinampas y cuentan con un biofiltro en sus extremos para mejorar la calidad del agua.

Ese biofiltro está conectado a un canal principal para que exista un recirculación del agua y, a su vez, toda el agua que entra a esos espacios es de mejor calidad y está libre de especies exóticas y son sitios seguros para los ajolotes.

ajolote Xochimilco
Foto: Lizeth Ovando.

Agualodo para formar chapines

En la chinampería tradicional es importante que al utilizar agualodo, recomendación que da la maestra en ciencias en el Laboratorio de Restauración Ecológica de la UNAM.

El agualodo, explica Vania, se obtiene al extraer del fondo del agua de los canales de Xochimilco. Una vez que se extrajo este liquido, se procede para después armar un almácigo, que es una cama de cultivo de color negro, por la tierra. 

Con ayuda de un rastrillo de metal, forman cuadros perfectos, conocidos como chapines. Una vez conformados se introducirá, al centro de estos, un dedo para humedecer la piel y con la humedad tomar las semillas que se pegarán a la piel para después llevarlas al orificio que formamos previamente. 

“Dependiendo de las hortalizas o productos que hayamos sembrado será la siembra que tendremos en las próximas semanas. Esto se traspasa a una cama de cultivo más grande que después se cultivará para disfrutar de las hortalizas y productos que queramos”, añade la experta.

Protectores de la riqueza biológica y cultural

Carlos Humano es colaborador en el Laboratorio de Restauración Ecológica y se dedica a la operación del proyecto chinampa refugio en Xochimilco al establecimiento, construcción de refugios y la producción de alimentos.

Humano explica algunos de los beneficios que, como chinamperos, obtienen de la chinampa, como ocurre con la captura de carbono debido a que los suelos son muy ricos en materia orgánica por producir sin el uso de pesticidas, agroquímicos, ni fertilizantes. 

Con una producción sostenible y sana, las chinampas se encuentran rodeadas de árboles desde tiempos milenarios con el objetivo de capturar carbono y producir oxígeno. 

En cuanto a la mitigación de la crisis climática, Carlos Humano señala que tener los canales alrededor de las chinampas les ayuda a regular la temperatura y a mantener la biodiversidad en los refugios, tanto para plantas, especies de peces, especies de algunas culebras de agua y a las aves que llegan a los canales.

“En las chinampas producimos alrededor de 50 cultivos distintos. Esto es un mundo de diversidad biológica”, resalta Carlos Humano.

El origen de la agricultura chinampera se remonta a hace más de unos mil años, cuando llegaron los primeros pobladores a un gran lago del que obtuvieron peces, ajolotes, y alimentos acuáticos. 

Esos primeros grupos de personas que comenzaron a practicar la chinampería se vieron en la necesidad de inventar un sistema de producción que les permitiera obtener maíz, frijol, chile, calabaza, jitomate, alimentos que complementen esa dieta lacustre.

“Este sistema de producción convive con el ecosistema, convive con el agua y permite la producción de alimentos en la tierra en estas chinampas que son una especie de islas que están rodeadas de árboles”, añade.

Un proyecto para la comunidad

Leticia Gutiérrez Lorandi, vicepresidenta para México en Conservación Internacional, una organización no gubernamental internacional con operación en más de 70 países, resalta que en México cuentan con 30 años de trabajo por los paisajes que lo componen.

Sobre su trabajo en Xochimilco con la recuperación del hábitat del ajolote, Conservación Internacional realizó una alianza con la UNAM a través de su Laboratorio de Restauración del Instituto de Biología para sumar en los esfuerzos que vienen realizando desde hace dos décadas.

Este esfuerzo parte de dos ejes. Por un lado ponen a la ciencia al centro para recuperar al ajolote mexicano y, por otro, se recuperan conocimientos ancestrales.

“Nos sumamos con un enfoque de escalar a más refugios y más chinampas poniendo en el centro la parte social en Conservación Internacional nuestro mandato es conservar la biodiversidad para la gente y de la mano con la gente”, indica.

Para Leticia Gutierrez, los conocimientos ancestrales que tienen las chinamperas y los chinamperos en Xochimilco más la ciencia que ha desarrollado la UNAM, en combinación, “dan la solución para rescatar a esta especie y su hábitat”.

“Con este proyecto queremos mostrar cómo a través de la recuperación del hábitat y la instalación de los biofiltros en medio de las chinampas podemos tener una mejor calidad de agua y eso nos beneficia a todos no solo a los ajolotes”, finaliza.

Antes de que te vayas: El ajolote y Xochimilco: el trabajo importantísimo de preservar este ecosistema de la CDMX