'Darse un tiempo' en la pareja: cómo hacerlo bien para que no acabe en una ruptura definitiva

Tomarse un descanso de la relación no significa que la pareja se haya roto definitivamente. [Foto: Getty Images]
Tomarse un descanso de la relación no significa que la pareja se haya roto definitivamente. [Foto: Getty Images]

Existen pocas frases más aterradoras en una relación que “necesito tiempo para pensar”. Cuando la escuchamos se activan todas las alarmas porque suponemos que a esa pausa le seguirá la ruptura definitiva.

Sin embargo, tomarse un descanso de la relación no significa que la pareja se haya roto definitivamente, sino que ambos necesitan establecer una distancia que les permita reflexionar sobre ese vínculo, reevaluar los sentimientos mutuos y decidir si vale la pena seguir adelante o no. De hecho, un estudio realizado en la Universidad Estatal de Kansas reveló que aproximadamente el 50% de las parejas se reconcilian después de una ruptura.

No obstante, si bien es cierto que darse un tiempo podría salvar la relación, también podría destruirla. Según otro estudio llevado a cabo en la Universidad de Ontario, la falta de intimidad, no la inseguridad, es lo que condena a una relación de pareja. Por tanto, para que ese tiempo distanciados sea fructífero y reparador, es necesario seguir algunas normas básicas.

¿Cuándo es conveniente poner en pausa la relación?

Existen muchos motivos válidos para poner una relación en pausa y salvarla. [Foto: Getty Images]
Existen muchos motivos válidos para poner una relación en pausa y salvarla. [Foto: Getty Images]

Muchas personas creen que una relación de pareja sana significa estar siempre juntos. No es así. Para algunas personas, pasar demasiado tiempo juntos puede llegar a ser asfixiante o incluso generar una relación de dependencia emocional que termine siendo tóxica para ambos.

Cuando una relación no va bien, pasar más tiempo juntos puede ser contraproducente y convertirse en el golpe de gracia. Si todavía amamos a nuestra pareja, pero discutimos más de lo que hablamos y los mismos conflictos surgen una y otra vez saturando demasiado el ambiente, quizá sea una buena idea darse un tiempo de reflexión, antes de que la relación descarrile por completo.

En otras ocasiones esa pausa puede venir determinada por las circunstancias externas. Toda relación requiere tiempo, esfuerzo y dedicación. Pero a veces, ya sea por responsabilidades familiares o profesionales, no podemos comprometernos al 100%. En ese caso, si sentimos que la relación de pareja es una fuente de estrés añadido, podríamos necesitar dar un paso atrás para dedicar nuestra energía a otro proyecto que en ese momento consideramos prioritario.

También puede ser una buena idea darse un tiempo de la pareja cuando no estamos seguros de nuestros sentimientos o no tenemos claro si podremos comprometernos y construir una vida juntos. En ese caso, dar un paso atrás podría ayudarnos a descubrir si esa relación es lo que realmente deseamos y necesitamos.

Poner en pausa la relación también es una buena alternativa cuando se ha producido un suceso que ha hecho temblar sus cimientos, como una infidelidad. Tomar decisiones permanentes en base a emociones temporales no es una buena idea, de manera que si seguimos amando a esa persona, será mejor distanciarnos para poner en orden nuestros sentimientos y decidir si realmente estamos dispuestos a perdonar y seguir adelante sin guardar rencor.

Pasar un tiempo a solas para poner en orden las ideas y aclarar los sentimientos

Pasar un tiempo a solas nos permite ver la relación con una nueva perspectiva y comprender lo que queremos con mayor claridad. [Foto: Getty Images]
Pasar un tiempo a solas nos permite ver la relación con una nueva perspectiva y comprender lo que queremos con mayor claridad. [Foto: Getty Images]

Darse un tiempo de la pareja nos permitirá ver la relación desde una nueva perspectiva, mucho más objetiva. Esa distancia puede ayudarnos a ver las cosas con mayor claridad. Podremos, por ejemplo, darnos cuenta de problemas que antes no veíamos porque estábamos demasiado involucrados emocionalmente. O podremos darnos cuenta de nuestros fallos y explorar soluciones.

Esa distancia también nos ayudará a descubrir cuán importante es nuestra pareja para nosotros. Nos permitirá apreciar mejor el papel que desempeña en nuestra vida y el espacio que ocupa esa relación, así como a comprender su impacto en nuestro bienestar.

Ese tiempo a solas también nos servirá para descubrir qué es lo que realmente necesitamos y queremos. Es un espacio de reencuentro con nuestro “yo” para poner en orden nuestras expectativas, sentimientos y perspectivas para el futuro. Nos brinda el espacio necesario para dilucidar qué es lo mejor para nosotros, nuestra pareja y la relación.

Desde esa perspectiva, una separación temporal puede ser positiva. De hecho, muchas parejas suelen retomar su relación con un mayor nivel de compromiso, de manera que esa pausa sirve para unirlas y ayudarles a apreciar en su justa medida al otro. Sin embargo, para que ese tiempo realmente sea productivo, es necesario que ambos pacte determinadas normas.

Las reglas de oro para darse un tiempo en pareja

Tenemos derecho a pedirle tiempo a nuestra pareja, pero nuestra pareja también tiene derecho a saber la verdad. [Foto: Getty Images]
Tenemos derecho a pedirle tiempo a nuestra pareja, pero nuestra pareja también tiene derecho a saber la verdad. [Foto: Getty Images]

Exponer con claridad las razones como muestra de respeto y buena voluntad

Si nos sentimos estresados o abrumados por las circunstancias o no tenemos claros nuestros sentimientos, tenemos derecho a pedirle tiempo a nuestra pareja. Pero nuestra pareja también tiene derecho a saber qué está ocurriendo. Y no vale escabullirse con frases generales como “el problema no eres tú, soy yo”.

Debemos hacer un examen de conciencia para descubrir por qué necesitamos tiempo a solas. ¿La relación ha perdido la chispa? ¿Estamos a punto de emprender una nueva etapa de nuestra vida y creemos que la relación no funcionará a largo plazo? ¿Nos asusta el compromiso que implica irnos a vivir juntos?

Lo más importante es que seamos capaces de determinar si se trata de un problema que puede tener solución o, al contrario, ese tiempo a solas es tan solo una excusa porque no nos atrevemos a poner fin a la relación. Si estamos convencidos de que la relación no tiene futuro, debemos asumirlo y comunicarlo cuanto antes. No es justo poner puntos suspensivos donde va un punto final.

Si realmente no queremos romper, debemos ser honestos con nuestra pareja y explicarle qué nos sucede. La sinceridad no solo es una muestra de respeto sino también una señal de nuestro deseo de preservar la relación.

Pactar un plazo para que “un tiempo” no se convierta en “una eternidad”

Para la persona que ama, no existe nada más angustiante que la separación. Neurocientíficos de la Universidad de Michigan comprobaron que cuando nuestra pareja nos abandona y luego miramos fotos de ella, en nuestro cerebro se activan las mismas zonas vinculadas con el dolor físico. No siempre podemos aliviar el dolor de la separación, pero al menos podemos reducir la incertidumbre pactando un plazo de tiempo prudencial, de manera que esa pausa no termine convirtiéndose en un nunca jamás.

Si necesitamos un par de meses para poner nuestra mente y nuestra vida en orden, pero nuestra pareja solo está dispuesta a darnos unos días, esa falta de acuerdo comenzará a generar problemas. Es probable que nuestra pareja comience a llamarnos e insista en retomar la relación cuando aún no estamos preparados. Esa insistencia puede precipitar la ruptura o hacer que retomemos la relación y sus viejos conflictos, lo cual probablemente desencadenará un bucle de rupturas y reconciliaciones.

Para evitar esos problemas, es importante pactar el tiempo que durará ese distanciamiento. Cada pareja es diferente, pero en sentido general tres meses deberían bastar. Se trata de un tiempo suficiente para detectar los hábitos negativos, encontrar estrategias de afrontamiento asertivas para los problemas y aclarar nuestras dudas. Si la pausa en la relación va más allá de los seis meses, será mejor reconsiderar la viabilidad de la pareja.

Reglas claras conservan relaciones

Cuando nos sentemos a hablar sobre ese tiempo que estaremos separados, debemos ser claros y específicos. Ese es el momento idóneo para establecer las normas y los límites que regirán nuestras vidas mientras dure esa distancia.

Por ejemplo, ¿nos seguiremos viendo durante esa pausa? ¿Cuántas veces? ¿Evitaremos encontrarnos, pero nos mantendremos en contacto de alguna manera? En este sentido, es importante notar que si necesitamos espacio, permanecer en contacto continuamente hará que esa persona siga llenando gran parte de nuestra vida, ya sea de manera física o emocional, lo cual podría obstaculizar el necesario ejercicio de introspección.

También debemos aclarar si vamos a salir con otras personas mientras estemos separados. Si este punto no se toca y uno de los dos descubre más adelante que el otro ha salido con alguien, es probable que se sienta traicionado y ponga fin a la relación.

Sin esas reglas básicas, será complicado retomar la relación sin rencores. Es probable que a la persona que se siente apartada le resulte más difícil seguir esas normas, pero debemos comprender que las pausas funcionan mejor cuando ambos se dan cuenta de que sus necesidades no tienen que coincidir con las necesidades de su pareja y aún así las respetan.

Asegurarse de que ese tiempo cuente realmente

Durante ese tiempo a solas podemos ponernos al día con todas las cosas que hemos descuidado. Podemos retomar un pasatiempo que habíamos relegado al olvido, recuperar el contacto con viejas amistades, emprender hábitos más saludables o incluso hacer ese viaje que siempre habíamos postergado.

No obstante, debemos tener en cuenta que esa pausa no son unas vacaciones para desentendernos de todo. Hay una persona que está esperando a que tomemos una decisión. Por tanto, también es importante que dediquemos tiempo a reencontrarnos y pensar en el futuro de la relación.

Se trata de un tiempo para nosotros, pero también para reflexionar sobre cómo nos sentimos sin nuestra pareja. Durante ese tiempo debemos descubrir si nos sentimos más felices y equilibrados estando solos o si, al contrario, echamos de menos a nuestra pareja y no queremos vivir sin ella.

Si decidimos que no queremos seguir adelante con esa relación, lo mejor es dejarlo claro para no alimentar falsas esperanzas. El sufrimiento no será menos doloroso solo porque lo posterguemos. En cambio, si queremos apostar por la relación, es importante que demostremos nuestro compromiso y que le hagamos ver a nuestra pareja cuánto la valoramos. Si logramos superar ese bache, es probable que la relación se consolide.

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