Cómo reponerse emocionalmente de una cesárea de emergencia
La cesárea, de por sí, es un momento complicado para muchas mujeres. Cuando esa intervención se lleva a cabo de urgencia, la situación es mucho más difícil y eso puede ocasionar problemas de índole emocional en la madre, que desemboquen en una depresión posparto o incluso en un trastorno de estrés postraumático.
Natalia Valverde, psicóloga perinatal y directora de Gimeno, Prado y Valverde Psicología, en Madrid, nos habla de cómo se puede prevenir ese daño y cuándo la mujer va a necesitar un acompañamiento profesional después de la cesárea de emergencia. Así, un punto esencial en este caso es que la mujer sea informada de que se va a proceder a esa cesárea de emergencia, contarle, aunque sea en pocos segundos, lo que va a pasar "y ser sensible a la angustia del momento, acompañándola dándole la mano, con una palabra amable..." Un gesto de este tipo para bien o para mal puede marcar la diferencia y cómo viva la mujer una circunstancia tan compleja.
Una sensación de fracaso que debería desaparecer
"Se ha idealizado el parto natural", comenta la experta. Esto lleva a que mujeres que tienen a sus hijos mediante cesárea se sientan mal e incluso peor madres. Así, un primer paso para evitar las consecuencias psicológicas de una cesárea de emergencia sería ofrecerles durante el embarazo una formación adecuada.
Hay que hacer entender que una cesárea es otra manera de dar a luz, tan válida como el parto vaginal y que no es un fracaso. Una no es peor madre por dar a luz mediante cesárea. No hay que idealizar una manera de dar a luz frente a otra
No obstante, hay que tener en cuenta que las circunstancias en las que tiene lugar una cesárea de emergencia, con riesgo médico para la madre, para su hijo o para ambos, puede ser un momento muy estresante e incluso traumático para algunas. Hablamos de trastorno de estrés postraumático cuando un acontecimiento se ha vivido de modo traumático. En este caso, se puede identificar que la madre reciente lo ha vivido así por una serie de señales que nos pueden poner en alerta y que señalan que "necesita un acompañamiento profesional". Esos síntomas, pasados días o semanas desde el parto, serían los siguientes, como detalla Natalia Valverde:
La mujer puede estar deprimida, irritable, con llanto frecuente e hipervigilante.
Puede rememorar de forma recurrente imágenes, olores o sonidos que se le vienen la cabeza sin poderlos controlar y que le generan mucha angustia.
Padece alteraciones en el sueño y puede tener pesadillas.
En situaciones que le hagan recordar la cesárea, como por ejemplo si se acerca al hospital o va a una revisión posparto, al tumbarse en la camilla, tiene sudoración, angustia, palpitaciones...
¿Un detonante para la depresión posparto?
Una de cada ocho mujeres en España pasan por una depresión posparto, que es multicausal, esto es, intervienen muchos factores en ella. "Haber vivido una cesárea de manera difícil, traumática, puede ser un detonante a tener en cuenta en la depresión posparto", indica la psicóloga perinatal. La depresión posparto puede aparecer en el primer año tras haber dado a luz, pero tiene su máximo pico de incidencia en los primeros tres meses de vida del bebé. Los síntomas más típicos que pueden ayudar a reconocerla son "no disfrutar del bebé y de sus cuidados". La mujer puede sentir que no es buena madre, que no lo está haciendo bien y que el bebé estaría mejor con otras personas que con ella.
Además, hay otros síntomas como tristeza, decaimiento, incapacidad para disfrutar de cosas de las que antes se disfrutaban, alteraciones en el sueño (duermen demasiado o no pueden dormir casi nada, sin que esto último tenga que ver con las tomas o los cuidados que requiere el bebé), dificultad para concentrase, problemas con la comida (no come casi nada o come en exceso)...
La pareja de la mujer puede sufrir también porque tiene un papel pasivo y no sabe cómo ayudar. Ve sufrir a su mujer y al bebé en posible riesgo, y se angustia
Por eso, según la experta, "a veces también se quedan tocados y pueden hacer una depresión o un trastorno de estrés postraumático y pocas veces se les pregunta a ellos cómo están y si necesitan ayuda".
Pasar tiempo juntos y disfrutar de él
Se insiste mucho en que hacer piel con piel tras el nacimiento del bebé es muy importante, y realmente es así, dada la evidencia científica que hay sobre ello. Pero en algunas ocasiones no es posible. Una de ellas podría ser una cesárea de emergencia. "El tiempo que el bebé va a necesitar ese contacto con su madre o con su cuidador significativo es un tiempo largo. Se habla a veces de la exterogestación, y se sitúa en nueve meses. En el momento en que la madre y el bebé puedan reencontrarse estarán juntos todo el tiempo que les apetezca y será estupendo", tranquiliza la psicóloga perinatal. "No se trata de recuperar el tiempo perdido, pues lo que pasó ya no vuelve, pero pueden retomar ese tiempo juntos desde ahí", añade.
Para fortalecer el vínculo entre madre e hijo cuando puedan estar juntos hay dos aspectos clave: que puedan pasar tiempo el uno con el otro y "que esos cuidados no sean una obligación, una exigencia, de modo que la madre se sienta mal haciéndolos. Es importante que la madre sienta esas ganas de hacerlos y ese placer de ocuparse de su bebé", insiste Natalia Valverde. De ese modo, tanto sus familiares como el entorno médico deben favorecer ese encuentro entre madre e hijo, "dentro de lo que su salud les permita". En este sentido, si ella puede hacerse cargo del bebé, es mejor ayudar en otras tareas, por ejemplo, las domésticas, y dejar que sea la madre la que se ocupe todo lo posible de su hijo. Esto reforzará el vínculo entre ambos y les ayudará a encontrarse y reconocerse de nuevo.