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RESEÑA | Blondi: Una comedia de la vida bohemia que celebra a los seres humanos extraordinarios

RESEÑA | Blondi: Una comedia de la vida bohemia que celebra a los seres humanos extraordinarios
RESEÑA | Blondi: Una comedia de la vida bohemia que celebra a los seres humanos extraordinarios

Durante la última década, el cine argentino se ha caracterizado por plasmar de forma contundente distintas realidades que no sólo definen a su nación sino a Latinoamérica entera. Este aspecto áspero, muchas veces cínico y pesimista sobre las brutales circunstancias en las que las expresiones de humanidad marginal tan comunes en nuestra región usualmente van acompañadas de ese extra que las pone en perspectiva.

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Pero los cineastas de este país sudamericano nunca han renunciado a abordar este tipo de imaginarios mediante su sátira y acidez que muchas veces se entrelaza con otros géneros. Además de mostrar la maestría en el género en filmes como Un Novio para mi Mujer (2008), dirigida por Juan Taratuto, Un Cuento Chino (80%) (2011) de Sebastián Borensztein, el cine de este país también ha contado con el gran acierto de incorporar elementos cómicos que desglasan la gruesa capa de rigidez y suntuosa seriedad.

Incluso los grandes títulos argentinos de los últimos tiempos como El Secreto de sus Ojos (91%), Relatos Salvajes (95%) y Argentina, 1985 (90%) hacen uso de este maravilloso recurso, el cual crea paralelamente una complicidad con el espectador, un guiño desde la realidad hacia la ficción y viceversa. Blondi entiende muy bien el engranaje de esta técnica narrativa y la replica a la perfección, de manera totalmente inversa.

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Esta película nos sumerge en la peculiar vida de una mujer llamada Blondi y su hijo Mirko. Juntos, llevan una vida bohemia llena de diversión, saliendo de fiesta y disfrutando de su vida fuera de lo convencional. La protagonista, es una encuestadora con espíritu punk, que encuentra en su hijo a su mejor amigo y complicado.

Aunque su estilo de vida puede parecer extravagante para algunos, Blondi y Mirko están unidos por su fuerte conexión. La madre de Blondi, Pepa, es un personaje peculiar que comparte el espíritu libre de su hija, y una figura destacada en sus vidas. Por otro lado, la hermana de Blondi, Martina, quien vive en el mundo del deber ser, está al borde de un colapso que amenaza con derrumbar su fachada de perfección.

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Sin llegar a caer en la tragicomedia, y siendo una comedia franca en toda norma, la historia avanza con una gran carga nostálgica hacia un “ayer” que nunca llegamos a conocer, porque tal como lo repite su protagonista “ella es feliz con su vida” y lo que pudo ser poco cabe en su realidad. La comedia, con guión y dirección de su protagonista, Dolores Fonzi, se convierte en un breve y contundente ensayo del ser y su circunstancia.

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La cinta Blondie tiene bien sostenidas por las riendas a los elementos habituales de su cine nacional. No busca escapar de ellos ni confrontarlos, son tan palpables como la música excepcional los referentes culturales a la situación angustiante económica y la vida de bohemia como arma de la contracultura más argenta.

Si algo tiene esta película esa identidad, sabe lo quiere y lo consigue, al igual que su personaje. Reconocemos algunos rostros como el de la gran Rita Cortese, en un papel que sin duda puede llegar a robarse la película. El de Fonzi es un rostro familiar para el público mexicano debido a su larga trayectoria en la televisión de su país y algunas incursiones en la mexicana. Pero más allá de esto es una historia coral a la familiaridad —y a lo familiar— en cada uno de sus matices, para así entregar un resultado que trasciende como acto de rebeldía.

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La madre punk podría navegar por los bares y las calles bonaerenses descubriendo los misterios de su propia vida y de quienes la rodean, se nos presenta desde una simplicidad cabal. Como la de una integrante más de tu familia que por un lado se niega a “llevar una vida de adulto normal” y por el otro mantiene una extraordinaria relación con su hijo —que tampoco se salva de ser imperfecta.

El laberinto borgiano habita en su día a día y ella parece abordarlo sin queja ni reparo. entre las fiestas, los porros y el punk, lo más valioso de su vida queda intacto. Pero con el desarrollo de la película muchos elementos de la realidad de Blondi van cambiando, hasta llegar al momento en que las circunstancias pasan a ser un personaje en la comedia, una entidad viva que respira y palpita, y que se ríe un poco de Blondi a la cara.

Y a pesar de ser una comedia, que efectivamente, hace reír, el guión no olvida poner atención a los personajes secundarios, quienes extienden el universo de la historia para dotarla de un sentido de verosimilitud ante el absurdo al que se enfrenta su protagonista. Son estos pequeños detalles los que hacen la diferencia entre una cinta buena a secas y otra con escenas memorables que te acompañarán para siempre.

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El filme no deja pasar la oportunidad de tener un sentido de crudeza c'est la vie en la dinámica familiar de los Basile, que se intensifica en el triángulo entre Mirko, Martina (Carla Peterson) y Blondi. En su retrato de las relaciones de la familia argentina, el guión realmente encuentra algunos de sus puntos más altos, conviviendo, y haciendo reír, desde lo ordinario de estos escenarios en los que se desenvuelve Blondi.

La sutileza nunca pierde el enfoque, pues da lo mismo el horror de un hotel de paso que las estafas por internet, Blondi te lleva d e la mano a buen puerto, haciéndote disfrutar de cada segundo en pantalla. En realidad, por momentos breves Blondi se asoma hacia otros géneros, entendiendo, un poco a manera metaficcional, que aquel no es su lugar, pero bien vale la pena constatarlo.

Blondii también es las mismas historias de siempre vueltas a contar desde una mirada que lo precisa, un viaje y un crimen —el de una madre que abandona a sus hijos y otra que no deja ir al suyo. Especialmente desde la perspectiva d e una historia sobre mujeres (y Mirko) narrada y escrita por una mujer. Esta otra mirada hace que la condición humana del absurdo también se palpa en las escenas de introspección de la protagonista.

Pese a cualquier cantidad de imperfecciones que pueda poseer Blondi, logra ganarse el corazón de los suyos, aún así ni ella misma tiene del todo claro la razón. La cinta es, como su protagonista, alguien que sabe estar ahí con un abrazo y con un pastel —tal vez crudo— cuando más lo necesitas. Blondi no se doblega ni se da por vencida, y finalmente logra llegar a la cima del mundo, o al menos a la del monumento al Capitán General Bernardo O'Higgins.

La cinta producida por Santiago Mitre , contiene así el sello de calidad del galardonado director, que la puede llegar a convertir en una de las mejores confort movies de los últimos años. no hay duda que el futuro de Fonzi detrás de la cámara es prometedor, en especial con guiones tan bien logrados como los de esta película.

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