RESEÑA | La Hija Del Pantano: En el fango de la frustración

RESEÑA | La Hija Del Pantano: En el fango de la frustración
RESEÑA | La Hija Del Pantano: En el fango de la frustración

En lo referente a la experiencia de ir al cine, pocas cosas pueden resultar más molestas que ver una película y salir sintiendo que desperdiciaste tu tiempo. Las razones pueden ser muchas, desde una dirección terrible hasta un guion que defrauda a una premisa interesante, y en el caso particular de La Hija Del Pantano (37%) diría que el sentimiento viene acompañado de una frustración difícil de sacudir por lo mal ejecutado que está un material que daba para hacer una gran obra. Lamentablemente, después de un primer acto prometedor, lo último del cineasta Neil Burger comienza a ahogarse lentamente en el fango hasta que inevitablemente queda ahogado en la rutina, y sin un elenco capaz que pueda rescatarlo, este thriller con certeza está destinado al olvido en algún catálogo de plataforma de streaming cuando termine su recorrido por los cines.

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¿De qué trata 'La hija del pantano'?

La película está basada en la premiada novela de suspenso psicológico de Kareen Dionne, una de las más vendidas a nivel internacional, y relata la historia de Helena Petterier, quien lleva una vida ideal junto a su maravilloso marido y su pequeña hija. Sin embargo, esconde un secreto muy oscuro: su padre es el famoso ‘Rey del pantano’, el hombre que secuestró a su madre cuando era una joven adolescente, y ella es fruto de la relación entre la cautiva y el infame secuestrador. Hasta los 12 años, Helena vivió en un lugar remoto donde llevaba una vida sumamente controlada por su padre y secuestrador Jacob, hasta que a éste lo atrapan y envían a prisión. Inesperadamente, cuando Jacob escapa de prisión, consciente del peligro que supone este monstruo para su marido y su hija, Helena debe afrontar su secreto pasado y utilizar todas las herramientas que él le dio para encontrarlo. En el elenco podemos encontrar a Daisy Ridley, Ben Mendelsohn, Brooklynn Prince, Gil Birmingham y Garrett Hedlund.

Como mencioné anteriormente, la película parte de una premisa intrigante, con una familia aparentemente normal viviendo en lo profundo del bosque con sus propias reglas para sobrevivir. Aprovechando el nulo contexto que tenemos sobre cómo llegaron ahí, Burger hace un buen trabajo plantando semillas de que a pesar de la cercana relación entre el padre y la hija, hay algo que no está del todo bien, y todo nos conduce a una serie de secuencias llenas de tensión bien manejada donde se nos revela el giro más importante de la trama: la madre lleva mucho tiempo retenida contra su voluntad en ese lugar y su hija es producto de ese secuestro. Después de escapar casi milagrosamente de ese lugar, se toca de forma desafortunadamente veloz una de las cuestiones más interesantes de la historia: ¿cómo reaccionaría una niña al ver que todo lo que creía conocer desde su nacimiento no era lo que aparentaba? Para este punto, el director ya nos ha proporcionado una serie de momentos íntimos entre padre e hija que le suman peso emocional a esto y nos hacen preocuparnos por el destino incierto de la pre-adolescente que, inicialmente, se revela contra su propia madre y las autoridades acusándolos de mentirosos, negándose a afrontar la dolorosa verdad y viendo como todo lo que amaba le es arrebatado en unos instantes.

Imagen de La hija del Pantano (Crédito: Diamond Films)
Imagen de La hija del Pantano (Crédito: Diamond Films)

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Me hubiera gustado que la película se detuviera un poco más para profundizar en todos estos planteamientos iniciales, pero al tener la labor titánica de adaptar una novela completa en menos de dos horas, apenas hay tiempo para profundizar en algo y es aquí donde todo comienza a caer en picada. Después de 15 minutos llenos de suspenso y preguntas sin respuesta, avanzamos muchos años para encontrarnos con que la joven que conocimos hace unos instantes ahora es una adulta que lleva una vida normal en la ciudad con su esposo e hija, y aunque oculta los rastros de quien era antes con un nuevo nombre y ocultando los tatuajes hechos por su padre en el cautiverio bajo capas de maquillaje, sabemos que todavía hay un conflicto interno al que no ha podido darle cierre. Todo esto se presta para hacer un estudio de personaje cautivador y sin embargo, la estoica interpretación de Daisy Ridley socava cualquier intento de explorar las complejas emociones de su personaje, cosa que su contraparte juvenil interpretada por Brooklynn Prince si logra convocar.

En los siguientes 50 minutos pasa de todo pero realmente poco interesa o resuena con el espectador: vemos que el padre, conocido como El Rey del Pantano en el mundo criminal, escapa de prisión de una forma que algunos encontraran risible y otros inverosímil. Por otra parte, a la figura materna de la protagonista se le da mucho peso en el acto final de la cinta, pero en este tramo apenas y se habla de ella, solamente nos enteramos que falleció hace un tiempo y que la relación con su hija nunca pudo florecer, por lo que nunca se logra establecer una conexión realista entre ambas que nos haga conmovernos con lo que sucede posteriormente. Luego tenemos el conflicto entre Helena y su esposo que, al enterarse de su verdadera identidad, queda confundido y lleno de incertidumbre por lo que vendrá, aspecto que los diálogos tienen que reforzar constantemente porque la actuación de una sola nota ofrecida por Hedlund no transmite absolutamente nada.

Lo que me parece la mayor oportunidad desperdiciada de la La Hija Del Pantano proviene de un conflicto planteado en este segundo acto: después de la fuga de prisión, se encuentra el auto donde El Rey del Pantano escapó en llamas, y por algunas conjeturas hechas por el departamento de investigación se le da por muerto. Aquí, a pesar de que nuestra protagonista intenta aceptar la versión oficial, comienza a sentirse perseguida, y llega a comportarse fuera de sí por su misma paranoia, logrando recuperar nuestra atención aunque sea por solo un momento. Pienso que este segmento hubiera sido mucho más interesante si la narrativa hubiera seguido una línea menos predecible, optando por retratar el trauma que pueden dejar las heridas de la infancia y el poder omnipresente que pueden llegar a tener las personas que nos lastimaron en nuestra vida aunque ya no se encuentren en este plano, pero eso es mucho pedir en una cinta que se conforma con adoptar los procedimientos rutinarios de un thriller del gato cazando al ratón. Poco a poco, las piezas del rompecabezas se van colocando y comenzamos a entender que lo que hizo El Rey del Pantano con su hija no era por amor, era para mantenerla bajo su control, y esta idea todavía me parece mucho más interesante para desarrollar que todo lo que nos entregan en el acto final, donde eventualmente se revela que fingió su muerte y se da la inevitable confrontación entre ambos.

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De todas las películas que he visto en este año, me atrevería a decir que La Hija Del Pantano tiene el tercer acto más aburrido e insípido de todos, lleno de coincidencias y agujeros narrativos que son difíciles de pasar por alto. El enfrentamiento entre padre e hija surge de de forma artificial y para este punto es difícil no sentirse indiferente por el destino de ambos, por lo que se intenta compensar con momentos “cargados” de acción que nunca son tan emocionantes como deberían. Lo que al final debería representar la catarsis para nuestra protagonista tampoco se siente lo suficientemente emotiva porque no existe la construcción previa a ese momento, apenas y conocemos a su madre o la relación que tuvieron luego de ser rescatadas, por lo que resulta imposible conectar.

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El apartado que pudo haber marcado una diferencia esto hubiera sido el de las actuaciones, pero sorpresivamente ninguno de los miembros del elenco comparte una química sólida y de forma individual los protagonistas se notan en algo peor que piloto automático. Ridley navega por la historia con la misma expresión facial todo el tiempo, no hay ningún registro emocional de su parte y tampoco se nota el intento por hacerlo, algo inaceptable cuando tienes la responsabilidad de comandar el relato. Mendelsohn, un actor que en lo personal considero brilla en cada producción en la que se involucra, aquí no puede construir un antagonista convincente que represente una amenaza, y la psicología superficial con la que está escrito su personaje tampoco favorece a que el actor pueda explotarlo completamente. Hedlund, que lleva años desperdiciando su talento en malas películas, tampoco logra una sola entrega de diálogo decente en su reducido tiempo en pantalla, y dada la poca química que tiene con Ridley no logra despertar la empatía del espectador para sentirnos mal por la situación que su familia atraviesa en el filme.

Finalmente, La Hija Del Pantano (37%) es una adaptación fallida que no logra exprimir satisfactoriamente el jugo de su intrigante premisa. Sin nada de sustancia y poco estilo en la dirección, este thriller empeora considerablemente a medida que avanza y las decepcionantes actuaciones de sus protagonistas favorecen a que sus otros defectos queden expuestos, como una fotografía plana y una banda sonora que no remueve emociones.

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