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RESEÑA | Till: Justicia Para Mi Hijo | Justicia servida en un plato tibio

RESEÑA | Till: Justicia Para Mi Hijo | Justicia servida en un plato tibio
RESEÑA | Till: Justicia Para Mi Hijo | Justicia servida en un plato tibio

El asesinato a sangre fría de Emmett Till, un joven afroamericano de apenas 14 años de edad, es una mancha de sangre dentro de la historia norteamericana que ninguna cantidad de tiempo podrá borrar jamás. Motivado por el odio racial, la brutalidad de este crimen nos sigue recordando en la actualidad que la lucha por la justicia y la igualdad sigue en pie, una que fue impulsada con valentía hasta el último de sus días por Mamie Elizabeth Till-Mobley, la madre de Emmett y una de las activistas por los derechos civiles más importantes de todos los tiempos. La batalla de Mamie para exigir justicia por su hijo fue un suceso revolucionario de alto alcance mediático que puso en evidencia a toda la sociedad y expuso la ineptitud del sistema para realizar su único trabajo: hacer lo correcto. Es así que llegamos a Till: Justicia Para Mi Hijo (97%), una pieza biográfica dirigida por Chinonye Chukwu (Clemency), que llega como un trago amargo justo después de que en 2022 el presidente Joe Biden finalmente convirtiera el linchamiento en un crimen de odio que puede ser juzgado en todo Estados Unidos, 68 años después de que esta transgresión a los derechos humanos quedara impune.

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La película, escrita por Chukwu, Keith Beauchamp y Michael Reilly, retrata la historia real de una mujer que busca incansablemente justicia por su hijo de 14 años, que fue linchado en 1955 por un grupo de supremacistas blancos. En el elenco podemos encontrar a Danielle Deadwyler, Jalyn Hall, Frankie Faison, Haley Bennett, Whoopi Goldberg, Sean Patrick Thomas, Jayme Lawson, entre otros.

Lo cierto es que Till es un trabajo desolador que honra la memoria de la familia protagonista con mucha sensibilidad: la humanidad y la empatía se filtra a través de cada fotograma. Sin embargo, también es un trabajo bastante convencional que carece de energía e impacto en su mayoría, brillando solamente en algunos momentos gracias a la calidad de las actuaciones que todo su elenco brinda. Pero incluso siendo una cinta bastante desigual, merece la pena darle un vistazo por la relevancia de la historia y el poderoso mensaje que se encuentra en su núcleo.

Para mí, el problema comienza desde la dirección carente de corazón e inspiración de Chukwu. La forma en que la directora presenta la historia se siente como una crónica que aborda los acontecimientos reales solamente por la superficie, conformándose con seguir los ritmos habituales del género sin profundizar o revelar detalles importantes que no sean tan conocidos sobre el caso. En cierto sentido, la película se siente como darle una lectura al artículo de Wikipedia sobre el acontecimiento, con solo los elementos básicos para dar una idea general de todo. Ahora, para una película que dura poco más de dos horas, la narración se siente extrañamente acelerada, brincamos de un pasaje a otro sin que se logre exprimir todo el jugo dramático de los momentos, tanto así que cuando los créditos comiencen a rodar te preguntarás: ¿Eso es todo?

Adentrándonos un poco más en la narrativa, hay dos decisiones creativas que se sienten extrañas. En primer lugar, la cinta opta por no mostrar el asesinato de Emmett para no fomentar el morbo, haciendo un excelente uso de lo sugerente para evitar caer en la explotación. Sin embargo, momentos más tarde se siente contradictorio que muestre el explícitamente el cadaver en repetidas ocasiones para buscar la lagrima fácil del espectador, si bien la fotografía del cuerpo mutilado que salió en los periódicos y el funeral con ataúd abierto son piezas clave de la historia real creo que la película hubiera sido más inteligente al abordarlos desde otro enfoque donde es más poderoso lo que no se muestra que lo que sí. En segundo lugar, se siente anticlimático y poco satisfactorio que todo lo que ocurre posterior al juicio sea contado a través de los créditos, se entiende que al final es prácticamente imposible condensar más de 60 años de historia en solos dos horas, pero este es el extraño caso en el que un proyecto se hubiera beneficiado de tener un poco más de tiempo para poder terminar de atar los cabos.

Por fortuna no todo está a medio cocer en Till: Justicia Para Mi Hijo (97%), y las actuaciones de todo el elenco se sienten abarrotadas de toda el alma que le falta a este drama. Al final, el reparto se siente como un oasis en el desierto, haciendo lo mejor que pueden con el material que se les da e inyectando una fuerte credibilidad a sus papeles con mucha naturalidad. Por supuesto, destaca Danielle Deadwyler como Mamie Till, transitando con destreza por el duelo y el trauma mientras resuena emocionalmente con nosotros: no hay escena en la que no sintamos un vuelco en el corazón al verla. No exagero al decir que es impresionante verla transmitir todo el rango de emociones por las que atraviesa su personaje, logrando esa rara y perfecta fusión entre actor-personaje que cada vez se ve menos en el cine, y es por esa simple razón que vale la pena darle una oportunidad a Till, es una interpretación inmaculada a la que es imposible resistirse.

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En cuanto a la escritura, el diálogo se siente cursi y forzado en repetidas ocasiones, con muchos de los personajes expresándose como si estuvieran leyendo un discurso. Esto es algo habitual en este tipo de películas, por lo que realmente no se puede argumentar mucho en su contra, es un guión estándar para un drama estándar, pero se siente como un desperdicio dado el potencial que tenía este proyecto para convertirse en algo muchísimo más especial y memorable. A causa de esto, muchos de los momentos que deberían ser poderosos se mantienen arraigados en el melodrama y pierden gran parte de su potencia emocional en la ejecución.

En el departamento técnico tampoco hay mucho que destacar. La fotografía es bastante convencional y apuesta a lo seguro, de vez en cuando hace alguna cosa interesante pero son instantes contados con la palma de una mano. Es así que al final Till tiene la presentación de una película hecha para la televisión. La banda sonora, por su parte, se siente manipuladora, entrando en los momentos más predecibles para querer obligarnos a sentirnos conmovidos, comprometiendo la fuerza del material en el inter. Aun así, la edición es lo suficientemente ágil como para mantener comprometido al espectador de principio a fin.

Finalmente, a pesar de sus buenas intenciones, Till: Justicia Para Mi Hijo (97%) no logra ser tan inspiradora y conmovedora como la trágica historia en la que está basada. El potencial y los elementos para un buen drama con mensaje social están ahí, sin embargo se sienten desaprovechados en una película de ritmos convencionales que se siente hecha más como carnada de premios que como un homenaje satisfactorio a Mamie Elizabeth Till y su lucha.

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