Resistencia: poniendo a prueba los límites de la tecnología y la humanidad
La humanidad y los señores de las máquinas se encuentran envueltos en una feroz guerra que ha devastado al mundo, el último esfuerzo cinematográfico de Gareth Edwards, Resistencia (77%) (The Creator), ha generado gran anticipación en el público. Después de una larga espera, el cineasta está listo para lanzar su última creación, una película que ya está ganando elogios que rivalizan con las mejores entregas del género.
Y si sus reacciones iniciales resultan ser justificadas, la cinta podría ser la obra cinematográfica que los entusiastas de la ciencia ficción más exigentes han estado anhelando durante todo el año. Y es que la crítica ha señalado el potencial de esta película para ascender a las alturas del canon de la ciencia ficción moderna.
Para Edwards, el aclamado director conocido por su trabajo en Rogue One: Una Historia de Star Wars (85%) y Godzilla (2014) (74%), la inspiración para su última historia llegó en un momento aparentemente normal durante un viaje por carretera a través del Medio Oeste. Este fortuito estallido de inspiración marcó el nacimiento de esta cinta, que se espera se coloque como una de las mejores de su carrera.
La batalla trascendental entre la humanidad y las máquinas
Edwards reveló al medio Collider que la chispa inicial de Resistencia (77%) se produjo mientras él y su novia conducían por el corazón de Estados Unidos. En medio de los pintorescos campos de cultivo, una vista inesperada llamó su atención: una fábrica ubicada en la hierba alta con un logotipo japonés. Este momento de curiosidad lo llevó a imaginar la perspectiva de un robot, nacido en esa fábrica, saliendo por primera vez para contemplar el mundo.
Este concepto intrigante permaneció en la mente del director, quien gradualmente comenzó a darle cuerpo a la historia a medida que continuaba el viaje, quedando concluida al final de este. Y el compromiso de Edwards de capturar la esencia de su narración quedaría plasmado en la autenticidad por medio del imaginario en pantalla.
Privilegiando el rodaje en locaciones reales sobre las pantallas verdes y los estudios, Resistencia contó con una impresionante lista de 80 ubicaciones alrededor del mundo. Desde el Himalaya hasta volcanes activos en Indonesia, pasando por templos camboyanos hasta las bulliciosas calles de Tokio, el espectáculo visual queda garantizado.
Comprometiéndose con la producción para encontrar lugares que se acercaran lo más posible al arte conceptual de la película, el resultado final ha dejado satisfecho a sus integrantes. Un buen ejemplo de esto se suscita en Tailandia, donde el equipo consiguió permiso para filmar en una instalación de acelerador de partículas, proporcionando un telón de fondo visualmente impresionante para una de las secuencias de acción de la película —destacando cómo el talento local, tanto delante como detrás de la cámara, jugó un papel crucial en la producción.
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La fusión entre lo antiguo y lo futurista
Puesto que la anterior filmografía del director británico le otorgó un buen rédito en la libertad creativa para profundizar en el enigmático mundo, se convirtió en un factor clave para su realización. Quedaba entonces por ensamblar un elenco que estuviera a la altura del prometedor proyecto. El primer elegido, un gran actor que parece tener una cuenta pendiente con la ciencia ficción después de Tenet (83%).
En el centro de una guerra desgarradora entre los humanos y las formidables fuerzas de la inteligencia artificial, Joshua —interpretado por John David Washington—, un ex agente de las fuerzas especiales curtido en la batalla y atrapado en el duelo de la pérdida de su esposa —Gemma Chan. Al ser reclutado para una misión de importancia incomparable: rastrear y eliminar al Creador, el elusivo arquitecto detrás de la avanzada Inteligencia Artificial (IA) que ha desatado un arma misteriosa capaz de poner fin a la guerra, cumplirá una con la misión de salvar a la humanidad.
Luego de realizar un casting abierto a nivel mundial, Madeleine Yuna Voyles se destacó como la elección perfecta para aportar autenticidad a su papel de Alphie. Edwards elogió su actuación y su capacidad de dar vida a un personaje tan crítico para la trama, con un trabajo que supo dar vida a las ambivalencias histriónicas de los simulantes —robots de rostro humano— en un mundo segregado por la existencia de estos.
El cineasta también compartió anécdotas sobre su trabajo con el cast, subrayando la pasión de Washington por Star Wars, con lo que este entusiasmo compartido se convirtió en la brújula creativa para la película. Asimismo, la presencia de Ken Watanabe como Harun, padre de Maya, y Allison Janney como una poderosa villana como figuras pilares en la cinta.
Con el universo mapeado cuidadosamente por su director, el personaje de Washington sigue el desarrollo de un arma notablemente parecida al ser humano, interpretada por Voyles. Ecos de Star Wars, y los icónicos clásicos de ciencia ficción de Ridley Scott e incluso Apocalipsis Ahora (99%) de Coppola resuenan a lo largo de la película.
Edwards se inspiró en el enfoque narrativo de George Lucas en su saga espacial, que fusionó ingeniosamente elementos del pasado, incluida la mitología y el folklore, con elementos futuristas como naves espaciales y robots. En contraste, destaca la ausencia de elementos contemporáneos, poniendo en el foco la singularidad de esta fusión. Se mimetiza así este enfoque con la yuxtaposición que se ve en Asia, donde los paisajes modernos y futuristas se combinan a la perfección con las tradiciones y la arquitectura antiguas.
Paralelamente, este nuevo proyecto presenta escenas de combate que difieren significativamente del trabajo anterior de Edwards en Rogue One. Por lo que no debemos descartar a las impresionantes y secuencias de acción que quizá, algo que sin duda no debe ser un factor a ignorar en las historias de este calibre y en las que su reparto no es ajeno.
Las referencias cinematográficas en Resistencia
Algunas de las referencias cinematográficas que inspiraron a este proyecto fueron películas como Baraka, el increíble manga Lone Wolf and Cub, Blade Runner (90%), Cuando Los Hermanos Se Encuentran (90%) y Luna de Papel (91%). Estas influencias contribuyeron al estilo visual y narrativo único de la película. Por su parte, el diseño de los robots contó con una estética retrofuturista distintiva, que evocaba la sensación de productos de la década de los ochenta, como el Sony Walkman y las consolas Nintendo.
De igual manera, Edwards expresó su admiración por directores como Steven Spielberg, James Cameron y el mismo Scott, cuyo trabajo ya ha dejado una huella imborrable en el mundo de la ciencia ficción. Describió el proceso de experimentar con varios elementos de diseño, combinando características orgánicas y mecánicas para crear las cabezas del robot, se pone en evidencia la gran hazaña artística que tuvo lugar para desarrollar el proyecto.
La lucha contra los kleshas
La ciencia ficción es, tal como lo reconoce su autor, ofrece una plataforma única para el comentario y la reflexión social, permitiendo a los cineastas explorar realidades alternativas y cuestionar creencias establecidas en nuestro presente. Edwards cree que Resistencia (77%) puede servir como lente a través de la cual el público examine la empatía, la moralidad y las consecuencias de los avances tecnológicos.
Para este filme, Edwards ejemplifica su deseo de combinar las ventajas de las producciones taquilleras con la libertad artística del cine independiente. Filmando en exteriores con un equipo optimizado, teje una historia atemporal que trasciende generaciones y está preparada para perdurar como un clásico de la ciencia ficción. Pero siempre contando como herramienta primordial a la fuerza interpretativa de su reparto.
A decir verdad, una historia tan compleja y relevante para los tiempos que corren, demandaba un gran trabajo en conjunto de todas las partes involucradas en la producción. Y que la industria del entretenimiento, y muy particularmente Hollywood, parece haber volcado su atención hacia un nuevo villano, uno que, si bien no es nuevo en este tipo de narraciones, ha sido observado desde una nueva luz por la sociedad durante el presente año.
Como resultado, las diferentes visiones de cada uno de estos relatos de la condición humana vs lo artificial arrojará luz a esta problemática que puede o no diferir a cómo la contemplaron los grandes narradores de la ciencia ficción del pasado siglo. Este imaginario futuro con la alta tecnología como protagonista y robots convertidos en una parte integral de la vida cotidiana, ha sido visitado desde la obra de Isaac Asimov , como lo vimos en su adaptación Yo, Robot (58%). Sin embargo, a medida que la IA se vuelve más sofisticada en nuestra vida, surgen más preguntas éticas y filosóficas sobre su propia existencia en nuestra realidad.
Quizá uno de los mayores aciertos de esta historia es haber convertido todas esas vivencias tras bambalinas —tan bien documentadas por el director— y llevar la influencia de Asia —convertida a su Nueva Asia—, más allá de lo estético, utilizado como un verdadero recurso discursivo en donde, al final de todo, se encuentra el verdadero corazón de la cinta.
A manera subtextual, pero no por eso necesariamente sutil, se encuentra una cosmovisión budista de trascendencia anclada a la misma pregunta de cómo lo humano se diferencia de su creación a imagen y semejanza. La convergencia de la ciencia ficción y el budismo subraya una esencia compartida en su búsqueda: ambos buscan descubrir una capa más profunda de existencia, aventurarse en los reinos más allá de lo conocido.
Tanto Joshua, como los espectadores se adentran así en una búsqueda de liberación de la insatisfacción inherente a la vida, —conocida como en el budismo dukkha. Ambos reinos nos llaman hacia lo trascendental, un concepto que en sí mismo no es más que una palabra. Sin embargo, en esencia, la ficción especulativa y el budismo comparten el impulso intrínseco de explorar la realidad, lo enigmático, y trascender los límites de lo insatisfactorio, estimulando nuestras facultades imaginativas y ampliando nuestros horizontes intelectuales.
De igual manera, esta historia será de gran atractivo para los amantes del género, pues con grandes referencias a los filmes que la han inspirado, se hacen presentes ecos de una fuerte estética bladerunneriana. Con la sombra de la tecnología como espejo de identidad y moralidad en la forma de la guerra de un futuro deshumanizado, Resistencia hereda de la visión de Scott, la capacidad de saber introducir puntualmente la oscuridad y la decadencia, que rescata la faceta más crítica de la ciencia ficción.
En este sentido, la película vislumbrada por Edwards se convierte en una suerte de contraste, a través de la esencia de una de las sagas que más luz ha arrojado a este género. Es en la fuerte presencia de la mitología Star Wars que también nos es posible conciliar con la esperanza y la fe en la humanidad. En una primera instancia, el concebir una cercanía con la tecnología desde lo bucólico, integrada a la naturaleza del planeta, para complementarse así con la vida humana, y no en contraste con ella.
Alphie se convierte en una promesa de un futuro pacífico, que apela a la mejor versión, espiritual y tecnológica, de todos los seres en el planeta, ya sean humanos o robots. Lejos del cinismo y la visión apocalíptica del futuro, Resistencia (77%) retoma la utopía para reimaginar un mejor futuro para nuestro mundo.