Nueva restricción: efecto cuotas, ¿otro aliciente para el turismo en la costa?

En medio del furor que anticipa una temporada más que exitosa para la industria turística, los que encontraron inquilinos ya casi ni responden mensajes hace tiempo
Mauro V. Rizzi

MAR DEL PLATA.– Primero fue el llamado “efecto Sputnik” por las restricciones de ingreso a Europa y Estados Unidos para quienes se aplicaron la vacuna rusa. La disparada del dólar también condicionó a la clase media, que empezó a mirar fronteras adentro. Uruguay tuvo acceso prohibido hasta comienzos de este mes y el programa Previaje fue mucho más que una tentación. El grueso del turismo se concentró entonces hacia destinos de cabotaje y dejó ahora en un verdadero cuello de botella a los que, a último momento, se acaban de quedar sin financiamiento para compras de paquetes y servicios en el exterior.

“Empecé a buscar este fin de semana algún destino en la costa argentina. Imaginé que no iba a ser fácil, pero no sabía que iba a encontrar muchas líneas telefónicas de hoteles colapsadas”, explica Florencia Blanco, de 45 años, que tenía planes de pasar unos días de descanso en Brasil durante unos días, opción imposible sin los planes de cuotas que el Gobierno acaba de suspender. “Estimo que somos muchos los que tuvimos que pegar un volantazo este fin de semana”, lamentó.

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Quienes demoraron para apostar todo a ganar descuentos y cuotas –con o sin interés– con las promociones de este último Black Friday quedaron ahora a la deriva, entre la disyuntiva de pagar al contado o buscar algo más accesible dentro del país y en particular en la costa, donde el piso de reservas supera el 75% y arrima a la ocupación completa en varios de los principales destinos.

En medio de este furor que anticipa una temporada más que exitosa para la industria turística, los que encontraron inquilinos ya casi ni responden mensajes hace tiempo. Y los que no se habían decidido a ser parte de la oferta ahora reciben tentadoras propuestas para alquilar sus propiedades. “Estos últimos dos días otra vez hubo una catarata de mensajes y llamados, todos pidiendo desde unos días en Año Nuevo, una semana en diciembre, enero o febrero, dispuestos a amoldarse a nuestra disponibilidad”, detalló a LA NACION Juana Campbell, que tiene casa en Cariló y contratos cerrados para casi todo el verano.

Bosque y médanos, dos de los atractivos de Cariló
Mauro V. Rizzi


Bosque y médanos, dos de los atractivos de Cariló (Mauro V. Rizzi/)

Propietarios e intermediarios consultados por este diario ratifican que, más allá de esta coyuntura, el interés fue creciente y ante la merma de disponibilidad se abrió el camino para una suba de precios, por encima del 40% de actualización con respecto al verano pasado. Tres operadores del ramo en distintas localidades de la costa coincidieron en que se empieza a pedir más “porque hay gente dispuesta a pagarlo. Tanto que llegan a ofrecer hasta 30% por encima del cliente que ya señó”, resaltó una de ellos.

Aldana Fiore, socia gerente de Viaje Listo, agencia de viajes que ofrece un servicio personalizado a sus clientes, reconoció a LA NACION que los destinos dentro de la Argentina cuentan con muy poco margen para seguir tomando reservas, pero considera que ese boom del turismo local se debió al Previaje y no a la resolución del Banco Central.

“Aquellos que tenían la intención de viajar al exterior, en su gran mayoría siguieron adelante con sus planes. A lo sumo, en vez de abonar el viaje con tarjeta lo hicieron a través de una transferencia”, dijo. “Otros aún están esperando para ver qué pasa, especulan con que sea una medida de corto plazo y esperan poder comprar en cuotas más adelante”, remarcó Fiore, que vio entre los clientes “mucho enojo” por la citada medida.

Entre hoteles e inmobiliarias no acusan una ola de nuevos pedidos de alojamiento y resaltan que este año las reservas llegaron en buen número y con mucha anticipación. “La última demanda importante fue durante el último fin de semana largo, pero siempre hay consultas, algún contrato que se cierra y alguna nueva propiedad que suma a la oferta”, confirmó Leandro, de Emeese, que comercializa alquileres de casas y departamentos en Pinamar, Cariló y las cercanías.

La Asociación Hotelera Gastronómica de Mar del Plata da por seguro que se perfila una “muy buena temporada”
Mara Sosti


La Asociación Hotelera Gastronómica de Mar del Plata da por seguro que se perfila una “muy buena temporada” (Mara Sosti/)

Un chalet grande, para 16 personas, y algunas opciones de monoambientes o con un solo dormitorio es de lo poco que les queda para ofrecer a quienes andan en apurada búsqueda, siempre entre destinos que ya ostentan que a partir de las fiestas de fin de año van a trabajar casi a capacidad completa por algo más de un mes y medio, como mínimo.

Jesús Osorno, presidente de la Asociación Hotelera Gastronómica de Mar del Plata, dio por seguro que se perfila una “muy buena temporada”, que confirma por el alto nivel de reservas que tiene el sector a la fecha. “El Previaje fue determinante para este movimiento que se viene registrando”, admitió a LA NACION.

En cuanto a los coletazos de la suspensión del financiamiento de pasajes hacia el exterior, consideró que todavía es muy temprano para medirlos. “No sé si había tanta gente para irse afuera porque las condiciones no son las mejores, por lo sanitario y por la diferencia cambiaria”, dijo.

Según el destino donde los turistas pongan la mira, hay mayor o menor cantidad de opciones. Las localidades pequeñas son las que a esta altura coquetean con un “sold out” que será un hecho a la brevedad. Otras, como Mar del Plata y Pinamar, siempre dan otra chance.

“Sé por otros amigos que averiguaron para viajar por la Argentina que lo que queda libre o es muy malo o es muy caro”, destacó Lucas Goldberg, de 31 años, que tenía pensado irse de vacaciones a Brasil. Sin posibilidad de financiamiento con tarjeta de crédito, quedó obligado a repensar qué hará con sus 10 días de descanso.

Explicó a LA NACION que la intención era recalar en alguna playa del vecino país, aunque la opción actual de pagar al contado lo dejaría sin dinero para gastar en esas vacaciones. “Es increíble cómo uno se rompe el lomo y no podés ni ir 10 días a algún lugar que vos quieras”, se quejó Goldberg.