Reverso: escenas disparatadas, un dolor imposible y una realidad cruel

Carla Peterson y Juan Isola, en una escena de la obra Reverso
Carla Peterson y Juan Isola, en una escena de la obra Reverso

Reverso ¿qué es real y qué no? Autor y director: Matías Feldman. Intérpretes: Carla Peterson, Marco Antonio Caponi, Nicolás García Hume, Diego Cremonesi, Emilia Claudeville y Juan Isola. Vestuario: Mariana Seropian. Escenografía: Gonzalo Córdoba Estevez. Iluminación: Ricardo Sica. Sala: Paseo La Plaza (Corrientes 1660). Funciones: viernes a domingos, a las 21. Duración: 75 minutos. Nuestra opinión: buena.

En su famoso ensayo Notas y contranotas, publicado en 1962, el dramaturgo franco rumano Eugenio Ionesco, (padre del llamado teatro del absurdo), señala que cuando el ser humano pierde sus raíces metafísicas y religiosas su existencia se torna absurda. No porque fuera ridícula, sino porque pierde sentido.

Esa condición absurdista que se instaló con fuerza en Francia durante las décadas del 50 y 60 parecería reflotarse en estos días sobre uno de los escenarios del Paseo La Plaza, en donde el autor y director Matías Feldman presenta Reverso ¿Qué es real y qué no?

La pieza posee una trama sencilla. Un matrimonio recibe a dos exsocios de una galería de arte en su casa. El encuentro en un comienzo parecería haber estado programado, aunque de tanto en tanto la mujer les preguntará a esos invitados por dónde entraron. Hablan animadamente, recuerdan algunas historias comunes. Pero la realidad comienza a trastocarse. Las situaciones se reiteran una y otra vez. El universo de ese hogar se transforma. Ingresan a escena nuevos personajes. Seres escapados de otra realidad que interactúan con los dueños de casa y sus invitados de forma muy disparatada.

Carla Peterson junto a Marco Antonio Caponi y Diego Cremonesi, en una escena de la obra
Carla Peterson junto a Marco Antonio Caponi y Diego Cremonesi, en una escena de la obra

Por momentos se tiene la sensación de estar presenciando una muy contemporánea versión de la obra La cantante calva de Ionesco. De inmediato asoma el recuerdo de aquel diálogo entre el señor y la señora Martin en el que continuamente utilizaban las expresiones: “¡Qué curioso, qué extraño y qué coincidencia!”. Pero en verdad estamos asistiendo a una ficción creada dentro del mundo virtual . Estos personajes no son más que avatares puestos en funcionamiento dentro del metaverso, esa metáfora del mundo real al que se accede con los denominados lentes de realidad virtual. Las nuevas tecnologías permiten escapar por un rato de la realidad y crear una nueva.

Las criaturas de Reverso son unos puros inventos con los que termina conectándose la dueña de casa. De ello se enterará el espectador al final de la obra. Esa mujer atraviesa un momento muy doloroso y decide aislarse utilizando ciertos mecanismos tecnológicos, que la ayudan a seguir viviendo.

La obra de Feldman posee un planteo atractivo aunque es muy difícil sostenerlo escénicamente y por eso resulta más cercano conectar esa representación con el absurdo. Es más, el público poco acostumbrado a las cuestiones tecnológicas deberá recurrir a un glosario que aparece en el programa de mano del espectáculo, en donde se explica qué es el metaverso, el avatar, el formato JPG y el GIF. De lo contrario quedará afuera de ese proceso creativo del que está participando.

El elenco de Reverso está muy comprometido con el juego que plantea la obra
El elenco de Reverso está muy comprometido con el juego que plantea la obra - Créditos: @ALFREDO LUNA

Cada uno de los personajes posee unas cualidades muy atractivas que sobre todo quedan resaltadas por la capacidad interpretativa de un elenco muy comprometido con ese juego , en el que destaca la intensidad con la que cada uno da forma a su personaje y también por mantener activo el ritmo que nunca decae.

Hay algo que tanto los actores como los espectadores sabemos. Esos avatares dejan de ser tales, pierden su esencia al hacerse carne. No promueven sorpresa. El teatro y la realidad virtual son espacios totalmente opuestos y es muy difícil integrarlos porque han sido concebidos para que funcionen dentro de unos límites diferentes. Solo tienen en común el poder jugar. En escena se impone un compromiso emocional, además.

Aun con estas observaciones, Reverso ¿qué es real y qué no? resulta una propuesta que puede convocar a un sector de público muy habituado a los juegos tecnológicos. Los que hasta podrán fantasear y disfrutar de esos acontecimientos que crea el autor de esta pieza.

La obra de Feldman posee un planteo atractivo aunque es muy difícil sostenerlo escénicamente
La obra de Feldman posee un planteo atractivo aunque es muy difícil sostenerlo escénicamente